Montecallado y El libro del ángel gris
Ampliado de Trabajadores
A partir de la Feria
Internacional del Libro del 2014, hubo que poner asunto a las propuestas de
un nuevo sello. La todavía reciente provincia de Mayabeque estrenó entonces sus
Ediciones
Montecallado, cuyo nombre rinde tributo al insigne escritor Félix
Pita Rodríguez, al aludir al cuento San Abul de
Montecallado, que dio título a su libro de ese género publicado en
México en 1945, hace ahora 70 años.
Entre las propuestas de la
novel editorial en la fiesta de la lectura de este año estuvo El
libro del ángel gris, merecedor del Premio de décima Francisco
Riverón Hernández en su segunda edición, con lo cual se retomó un
certamen cuya primera versión se había efectuado en 1999. El cuaderno ganador
en aquella ocasión, Viril
mariposa dura, se publicó en el 2000 por la Editorial Unicornio,
de la antigua provincia de La Habana.
De modo que El
libro del ángel gris, además de sus méritos como conjunto
literario, simboliza el rescate de un concurso que, para ganancia del
movimiento decimístico nacional, se reincorpora así al sistema de competiciones
poéticas en la estrofa de diez versos.
El volumen es, ante todo, un
poemario escrito por mujer, con todo lo que trasciende de tal afirmación, en
cuanto a espíritu fundacional, talento para derivar obra del asombro y esa rara
paciencia que lleva en sus entrañas remolino. Su autora, Elizabeth Álvarez
Hernández, nació en 1976 en Güines, Mayabeque, y ostenta lauros
anteriores en concursos nacionales de poesía como el Décima Joven de Cuba
(1995), el Regino Boti (2005) y Ala
Décima (segundo lugar, 2007, con su Cuaderno
gris, y nótese la recurrencia).Tiene varios libros publicados, entre
ellos el decimario Un
río junto al espejo (Unicornio, 2006), el cual comenté en su momento.
Muchos de los rumbos
poéticos que entonces elogié, están aquí también, lo cual parece apuntar a una
plausible coherencia en la huella lírica de Elizabeth,
y a su posible consolidación:
…“esa atmósfera en que
transcurre, de introspección del ser ante la corriente, a la vez transparente y
turbulenta pero siempre de apariencia sosegada, a un tiempo fugaz y perdurable.
Y esa como música inaudible que lo envuelve todo: uno avanza en la lectura y,
sin percatarse de ello, está escuchando una habanera”.
Hay en El
libro del ángel…, —al menos se me antoja— un otro encanto: algo
así como un modo más desembarazado de asumir lo gris, acaso con un tinte de
desenfado que solapa un distanciamiento hacia lo recónditamente interior.
Veámoslo en Blue:
La tristeza es un invento,
ese lugar conocido
al que regresar, un nido.
ese lugar conocido
al que regresar, un nido.
Si quemo mi pensamiento
ya no es verdad lo que siento,
tal vez la verdad existe
si con palabras se viste.
ya no es verdad lo que siento,
tal vez la verdad existe
si con palabras se viste.
¿Por qué me pongo tan blue
de pensar que faltas tú?
No lo invento. Yo soy triste.
de pensar que faltas tú?
No lo invento. Yo soy triste.
Vea la versión original del
comentario mediante el siguiente enlace: Un sello y un premio casi nuevos.
PREMIOS
DE ESTE CERTAMEN:
—II concurso (2013) El
libro del ángel gris, de Elizabeth
Álvarez Hernández (Güines, Mayabeque, 1976).
—III
concurso (2014) Fe
de mí, de Juan
Carlos García Guridi (Batabanó, Mayabeque, 1968).
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MAYABEQUE
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