Un decimario por primera vez
en esa sección de CubaLiteraria
En CubaLiteraria, portal de la
literatura cubana, hace buen tiempo se publica la deliciosa sección Cartas de Rilke, misivas
apócrifas a escritores cubanos, presuntamente hechas por el emblemático Rainer Maria Rilke
(1875-1926), uno de los grandes en la historia de la literatura universal. En
enero pasado, la sección se refirió por primera vez a un poemario escrito en
décimas. La reproducimos íntegramente.
Carta de Rilke a Nieves
Rodríguez
22 de enero de 2015
Nota
del compilador:
Estas cartas fueron encontradas en el metro de París por una anciana de la que se me negó su nombre. Se dice que estaban en un cofrecito de ébano y marfil, unidas por una cinta de color rosa, y que la nieve había borrado todo vestigio de quién las había escrito. Por mis investigaciones pude esclarecer que fueron vendidas en subasta, a un precio casi insignificante, por un comerciante a un turista, el cual las trajo en un viaje a Cuba y se las entregó a un escritor de provincia, cuyo nombre quiero conservar en el anonimato, quien las tradujo al reconocer la firma de Rainer Maria Rilke. Pero era muy difícil augurar si se trataba de solo diez cartas o si existían más; por las investigaciones que realicé, opino que eran un muestrario del tractus poético de la Isla, que el autor de las cartas de Franz Xaver Kappus había destinado a unos escritores cubanos; pero el poseedor de las mismas, después de traducidas, las había distribuido entre amigos y poetas, quienes las conservaron hasta el día de hoy. Mi intención fue buscar todas las cartas, volver a colocarlas en el cofrecito de ébano y marfil, descifrar si ciertamente era Rilke su autor, y dar fe de todo ello, a destiempo, en esa apuesta por la poesía y los poetas de hoy.
Estas cartas fueron encontradas en el metro de París por una anciana de la que se me negó su nombre. Se dice que estaban en un cofrecito de ébano y marfil, unidas por una cinta de color rosa, y que la nieve había borrado todo vestigio de quién las había escrito. Por mis investigaciones pude esclarecer que fueron vendidas en subasta, a un precio casi insignificante, por un comerciante a un turista, el cual las trajo en un viaje a Cuba y se las entregó a un escritor de provincia, cuyo nombre quiero conservar en el anonimato, quien las tradujo al reconocer la firma de Rainer Maria Rilke. Pero era muy difícil augurar si se trataba de solo diez cartas o si existían más; por las investigaciones que realicé, opino que eran un muestrario del tractus poético de la Isla, que el autor de las cartas de Franz Xaver Kappus había destinado a unos escritores cubanos; pero el poseedor de las mismas, después de traducidas, las había distribuido entre amigos y poetas, quienes las conservaron hasta el día de hoy. Mi intención fue buscar todas las cartas, volver a colocarlas en el cofrecito de ébano y marfil, descifrar si ciertamente era Rilke su autor, y dar fe de todo ello, a destiempo, en esa apuesta por la poesía y los poetas de hoy.
París, febrero y 1903
Estimada Nieves
Rodríguez:
Con mucho agrado recibo su
poemario Canto de amor a Pinar del Río1, que desde la más
occidental provincia de la isla de Cuba me envía con una bella dedicatoria, que
tal parece inmerecida por los elogios que hace de mi obra. Recibo mucha
correspondencia de escritores de su país y siempre tengo que asumir el papel
del crítico literario, algo que por estos tiempos me resulta difícil, pues al
juzgar uno tiene algo de culpa por lo que dice o deja de decir.
Definitivamente ha sido este un invierno de gratas sorpresas, ojalá y tenga yo la suerte de conocer su país algún día. Sin embargo, me ha devuelto con sus décimas el color de los campos de la isla, el olor de la guayaba, del mango, y de otras frutas que solo descubro por sus versos y su simpatía. Su poesía está cargada de raros efluvios alrededor del paisaje, pinta también usted como los maestros de una Academia, pero lo hace usted de un modo inusual, a través de la palabra. ¿Qué pudiera ser la poesía si no un gran dibujo?
Quizás exista dentro de la décima una zona donde se ha culturalizado el octosílabo, de mayores búsquedas ontológicas y formales, sin embargo, sus versos renuevan la mañana por la sinceridad con que asume la creación. Infiero que después de andar por su provincia, de buscar en la historia, y de sentirse parte de esa provincia con sus mogotes y terrazas, después de tanto andar por el paisaje sea, mi querida Nieves Rodríguez, una gran escanciadora de la luz y el agua. En ti veo los ojos de un ave fugaz y del rocío de la mañana. Hay en tus palabras una inequívoca sed por lo inmediato, de allí que el octosílabo se presente despojado de todo fetiche que pueda quitar lo bello.
Ese sentimiento de lo bello es también un acto de letanía en su poema. Canto de amor… es como una vindicación del paisaje. Una vindicación, quizás, desde la distancia para reencontrarse, diría yo, para ser más preciso:
Definitivamente ha sido este un invierno de gratas sorpresas, ojalá y tenga yo la suerte de conocer su país algún día. Sin embargo, me ha devuelto con sus décimas el color de los campos de la isla, el olor de la guayaba, del mango, y de otras frutas que solo descubro por sus versos y su simpatía. Su poesía está cargada de raros efluvios alrededor del paisaje, pinta también usted como los maestros de una Academia, pero lo hace usted de un modo inusual, a través de la palabra. ¿Qué pudiera ser la poesía si no un gran dibujo?
Quizás exista dentro de la décima una zona donde se ha culturalizado el octosílabo, de mayores búsquedas ontológicas y formales, sin embargo, sus versos renuevan la mañana por la sinceridad con que asume la creación. Infiero que después de andar por su provincia, de buscar en la historia, y de sentirse parte de esa provincia con sus mogotes y terrazas, después de tanto andar por el paisaje sea, mi querida Nieves Rodríguez, una gran escanciadora de la luz y el agua. En ti veo los ojos de un ave fugaz y del rocío de la mañana. Hay en tus palabras una inequívoca sed por lo inmediato, de allí que el octosílabo se presente despojado de todo fetiche que pueda quitar lo bello.
Ese sentimiento de lo bello es también un acto de letanía en su poema. Canto de amor… es como una vindicación del paisaje. Una vindicación, quizás, desde la distancia para reencontrarse, diría yo, para ser más preciso:
Vuelta abajo,
vuelta a ti,
vuelta hasta llegar al fondo
donde atesoro y escondo
los códigos que aprendí.
vuelta a ti,
vuelta hasta llegar al fondo
donde atesoro y escondo
los códigos que aprendí.
La selección de la décima
como forma escritural no es casual, hay códices de un fijo lirismo para
expresar el elemento de lo bello, desde esta perspectiva. Esa expresividad a
través de lo ingenuo me parece algo interesante, es como si pretendiera desde
una rara inocencia proponernos la constante del paisaje, captado desde la
infancia, y enriquecido también desde un distanciamiento prematuro:
Viñales,
de tus caminos,
correteados en la infancia
vuelve otra vez la fragancia
que me perturba,
los vinos que me embriagan
y esos trinos
de aves que curan mis males.
Valle,
¿de qué mundo sales
y de qué otro tiempo tomas
mogotes,
curvas
y lomas,
mi valle de amor,
Viñales?
de tus caminos,
correteados en la infancia
vuelve otra vez la fragancia
que me perturba,
los vinos que me embriagan
y esos trinos
de aves que curan mis males.
Valle,
¿de qué mundo sales
y de qué otro tiempo tomas
mogotes,
curvas
y lomas,
mi valle de amor,
Viñales?
Imagino la grata impresión
que descubrió el Indio
Naborí en estas páginas, para asumir el reto de un prólogo preciso y lleno
de lo cubano, que tanto en su poesía como en la del propio Jesús Orta Ruíz, es
atributo y honor, no por gusto el maestro Cintio Vitier
desplaza el elemento de lo cubano para asumir un tratus por la poesía
cubana. Confieso que ha sido una bella mañana de lecturas de este Canto de
amor… Edición príncipe esta que me parece de lujo para los tiempos que
corren, donde la poesía y la belleza se están perdiendo, y usted se refugia y
comparte un paisaje.
Así le abraza, suyo,
Así le abraza, suyo,
1 Editorial Cauce, Pinar del Río, 2006.
Versión original, mediante
el siguiente enlace: Carta
de Rilke a Nieves Rodríguez
Nieves
Rodríguez Gómez (San Juan y
Martínez, Pinar del Río, 1934) es una de las
voces femeninas destacadas de la décima cubana actual. Su obra está avalada por
numerosos galardones, desde aquel Días de naipes que mereció el premio
de décima en el concurso 26 de Julio de 1990, así como por numerosos poemarios
publicados, como Cartas
eróticas de ETN (Ediciones Unión, 2004), De la
luz y otras provocaciones (Editorial
Sanlope, Las Tunas) y Canto de
amor a Pinar del Río (Editorial Cauce, Pinar del Río, 2006), al cual se
refiere la presente “Carta de Rilke”. Entre otros certámenes, Nieves
ha sido jurado
en el 2014 del concurso
nacional de glosas Canto alrededor del punto, dedicado cada año durante la Jornada
Cucalambeana a quien fue su compañero en la vida y las letras, el
inolvidable maestro Adolfo
Martí Fuentes. En diciembre de ese mismo 2014, el IX
Encuentro Décima al filo, en Guáimaro,
capital
de la décima escrita por mujeres, le fue dedicado a Nieves
junto con el destacado poeta holguinero Ronel
González Sánchez.
OTROS
ESCRITORES DECIMISTAS DE SU PROVINCIA NATAL:
PINAR DEL RÍO
PINAR DEL RÍO
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