viernes, 28 de agosto de 2015

La décima es un árbol de agosto


Como niños, y en vacaciones


Tomado del sitio web Arboleda, recién creado por la poetisa e investigadora Mariana Pérez Pérez, fundadora y conductora de la tertulia La décima es un árbol y representante del Grupo Ala Décima en la provincia de Villa Clara.

 
No había niños, pero los adultos podemos transformarnos cuando se trata de escuchar buenos textos, que no tienen edad. El pasado viernes 21 de agosto, como cada mes, los integrantes de la tertulia «La décima es un árbol» nos reunimos en el Museo de Artes Decorativas de Santa Clara. El invitado, Jorge Luis Ramos Rodríguez, llegó temprano desde la ciudad, un tanto lejana, de Sagua La Grande.

Después de un momento inicial con sugerencias de lecturas, presenté el Catálogo rimado Nº 94. Y, a propósito, nos hemos propuesto preparar seis catálogos, a partir de septiembre, para hacer coincidir el Nº 100 con la tertulia de igual número en diciembre; de esto daré noticias en los próximos meses, ahora debemos concentrarnos en el VIII Aniversario, que celebraremos el 18 de septiembre, aunque el cumpleaños es el día 21.

Mi reseña «De una hormiga escritora, guerras y más…» precedió a la lectura, por el invitado, de las décimas incluidas en su libro Diario de una hormiga.

Posteriormente, invitamos al destacado escritor Luis Cabrera Delgado, quien presentó la antología Te regalo el mar, con prólogo suyo y textos de autores latinoamericanos, la cual fue editada en Bolivia y es un hermoso obsequio para los niños de ese país.

Todos los integrantes de la tertulia volvimos por un rato a su infancia, y ese efecto se prolongó hasta el final, cuando Jesús Lorens León, Especialista del Museo, mostró la exposición de juguetes antiguos, los cuales constituyen bellísimas piezas de las artes decorativas, que servirán de inspiración para el Catálogo rimado 95. También fue presentada, para el Nº 96, la pieza «Carroza Real. Siglo XVIII (botella con carruaje dentro)», perteneciente a la colección «Tesoros del Pueblo».

 A pesar de la divulgación previa, las familias privaron a sus niños de recrearse una hora en el Museo, tal vez pensaron que sería muy aburrido, pero el tiempo avanza presuroso y pronto habrá una generación cultural y espiritualmente vacía. De cualquier modo, «La décima es un árbol» sigue apostando por el disfrute instructivo; sus integrantes sabemos volver a la niñez cuando escuchamos la poesía inteligente que se escribe para la primera edad.

Mariana E. Pérez Pérez
Santa Clara, 27 de agosto de 2015

Versión original en:



LEER EL DIARIO DE UNA HORMIGA

Cuando abrí este libro volví a mi infancia (buen síntoma para quien la tenemos ya tan lejana). Sucede que en el epígrafe o exergo se lee:

Si este diario se perdiera
y no lo pudiera ver
le ruego al que se lo encuentre
que lo sepa devolver.

Versos ingenuos, populares, que como ex libris se usaba antes y que ya, creo, los más jóvenes no usan, porque, sencillamente, los libros tienen poco empleo en sus manos, tal vez inventen alguna frase para el teléfono móvil o la tablet (claro, con economía de caracteres y mala ortografía, como es usual).

El autor, Jorge Luis Ramos Rodríguez (Sagua la Grande, 1957) ha desarrollado su vocación poética en prestigiosos talleres literarios como: «Hablar de Poesía», de la escritora y crítico Carmen Sotolongo Valiño; «Los Kakafuakos», del escritor, profesor y editor Yamil Díaz Gómez; y el Taller de Literatura Infantil de la Uneac, que conduce la escritora para niños, galardonada con el Premio Casa de Las Américas, Mildre Hernández Barrios. Jorge Luis obtuvo el premio de poesía infantil en el Encuentro Provincial de Talleres Literarios en el año 2013.

Diario de una hormiga es un libro donde resaltan el juego y el humor, con un mensaje educativo de trasfondo, sin asumir el estilo de las arcaicas moralejas. Una guerra entre bibijaguas invasoras y hormigas que defienden su territorio, con informes y órdenes militares, por ejemplo, aborda el tema de la valentía, la unión y la alegría del triunfo, pero eso es algo que deberán descubrir los lectores. El autor presenta múltiples matices de la vida real, a través de personajes que se mueven en situaciones fantásticas y jocosas. La imaginación juega con ellos, y hasta «baila», al ritmo de la música cubana, y un poquito de reguetón, en los versos de Jorge Luis.

El libro está dividido en cuatro partes: «Memorias de un hormiguero», «Páginas sueltas», «Hojas de trébol» y «Mayores deseos». En ellas existe un total de diecisiete poemas en décimas, aunque también incluye otras formas estróficas como: octavas, sonetillos, quintillas, romancillos y coplas (pentasílabas).

Como el título indica, todo el libro gira en torno a la vida de las hormigas. Sin embargo, ese hormiguero viene a ser como un espejo mágico de la vida humana, con militares que convocan a la guerra, batallas y victorias. Hay policías y tribunales que acusan y enjuician a una hormiga fumadora, a la cual absuelven, y hasta justifican, por ser una escritora extranjera. Aparece la medicina tradicional y una cucaracha que canta reguetón en chino; el mercado negro y su promoción por correo electrónico (un guiño a Mildre Hernández). En «Buen apetito», el juego y la gracia de un gato glotón convierten a la décima en una de las mejores del libro.

En todos los textos se aprecia un sentido crítico de la realidad, con sutilezas que, en algunos momentos, pueden no ser interpretadas completamente por los más pequeños; tal es el caso, por ejemplo, de «Premio reservado», cuya sugerencia es muy clara para quienes hemos participado en certámenes artísticos. De todos modos, a los niños les bastará con el valor musical y el humorismo que aflora junto a la poesía.

En Diario de una hormiga, el hormiguero es la comunidad, la patria chica, el centro de cuanto acontece. La fabulación se desenvuelve con el ritmo de las palabras y los versos. Allí hay de todo, desde el incumplimiento de la ley (por un cuentapropista, con patente y presunto ladrón), hasta una historia de desamor que juega con versos de dos canciones populares, una contemporánea y otra antigua:

… pero te fuiste y perdiste.
¡Allá tú con tu condena!


También hay anuncios de bodas, de serenatas gatunas, y mucho más.

Un suceso gracioso ocurre en «Toque de queda», donde un subalterno envía mensaje urgente a su comandante por una posible invasión enemiga, esta vez de santanicas, cuyo jefe es un santanico intelectual. La mención de los premios «Ser Fiel» y «Nobel» hace que el comandante, con escasa cultura, confunda las cosas y envíe una disparatada respuesta, aunque —y esto es muy importante— en ella aboga por la paz.

En la última sección, «Mayores deseos», compuesta por quintillas, existen referencias a la música cubana y al ambiente festivo de las cuarterías (el hormiguero), lugar donde las distintas especies pueden convivir en permanente y pacífica alegría.

Diario de una hormiga —en mi opinión— reúne las características de cómo deben ser actualmente los libros para niños: es educativo (sin didacticismo), lúdico, cuenta historias con frescura y humor, es contemporáneo por sus referentes y, sin ser oscuro, incita a pensar.

Seguramente, si existiera entre los humanos un lugar parecido a ese hormiguero, no dudaríamos mudarnos para allí, aunque la hormiguita escritora no se haya decidido todavía.


Versión original en:


DE LA AUTORA DEL REPORTAJE:
Muestras de la obra poética de Mariana Enriqueta Pérez Pérez, pueden verse mediante los siguientes enlaces con el blog Odiseo en el Erebo y la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. Varios estudios realizados por ella aparecen en nuestra sección Decimacontexto: Polizón en la aljaba de Eros, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. Las albas rumorosas, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel Feijóo. La décima cubana durante las guerras de independencia: los poetas de la guerra, interesante aporte sobre ese período. La décima escrita en Villa Clara, sobre la poesía concebida en estrofas de diez versos en esa provincia. Entre los reconocimientos merecidos por su obra en versos, está en el 2013 la mención que recibió en el concurso Oscar Hurtado. En septiembre del 2014, mereció el Premio del VI concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí por su conjunto Embriaguez (rosa, espada, luz). Este año, publicado en nuestro sitio su poema A Caracas, en solidaridad con Venezuela.




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La décima es un árbol:


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