martes, 18 de agosto de 2015

Yolanda Pujols, pérdida sensible


Adiós a la novia eterna de Salvador

Como informó la prensa, el jueves 13 falleció en La Habana, a los 87 años, la primera actriz Yolanda Pujols González, un nombre de referencia en la radio y la televisión cubanas, por más de 60 años esposa y eterna novia del reconocido actor Salvador Wood

Yolanda Pujols y Salvador Wood, en una de sus tantas participaciones en la peña semanal sede del Grupo Ala Décima, en la biblioteca Tina Modotti, en Alamar, municipio de La Habana del Este. La imagen es de noviembre del 2008, al celebrar los 80 años de Salvador y los 59 del matrimonio de ambos. Foto: Roberto Suárez


Los restos mortales de Yolanda fueron cremados y sus cenizas esparcidas en las aguas de la costa de Cojímar, donde el matrimonio y sus hijos Yolanda y Patricio han residido por más de medio siglo. Salvador dijo allí décimas suyas dedicadas a ella, dos de las cuales además las cantó el poeta improvisador Jorge Luis Hernández (Pompillo) en una tonada triste. El conocido periodista Antonio Resíllez agradeció a los asistentes en nombre de la familia. El Grupo Ala Décima estuvo presente, en la persona de su Vicepresidente, el poeta y novelista Modesto Caballero Ramos.

Vecinos y amigos de la familia se reunieron para acompañarlos en la ceremonia de despedida a Yolanda. Fotos: Yanelis Ramírez.

 Salvador, asomado al muro, contempló con dolor contenido cómo las cenizas de Yolanda se incorporaban al mar de Cojímar.

 Los hijos de Yolanda y Salvador se adentraron en las aguas para depositar las cenizas de su mamá.


Dos de las muchas décimas dedicadas por Salvador a Yolanda en sus más de 60 años de vida compartida:

Cuando la tarde desata
sus cabos de muelle sol
sobre un lomo de charol
viaja una barca de plata…
Hacia tu costa mulata,
desde mi costa de ausencia,
remando fosforescencia
van mis versos a tu playa:
¡A enredarse en la tarraya
de tu trenzada impaciencia!

Y en la dulce transparencia
de tus clarísimos ojos
se vuelven claveles rojos
y cálida reverencia…
Ellos dirán la vehemencia
con que mi alma te sueña…
y una leyenda costeña
de contarán, hasta el sol,
el cuento de un caracol
que suspira por su dueña.


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