Adiós a la novia eterna de Salvador
Como informó la
prensa, el jueves 13 falleció en La
Habana, a los 87 años, la primera actriz Yolanda Pujols González, un nombre de
referencia en la radio y la televisión cubanas, por más de 60 años esposa y
eterna novia del reconocido actor Salvador Wood
Yolanda Pujols y
Salvador Wood, en una
de sus tantas participaciones en la peña
semanal sede del Grupo
Ala Décima, en la biblioteca
Tina Modotti, en Alamar,
municipio de La Habana
del Este. La imagen es de noviembre del 2008, al celebrar los 80
años de Salvador y los 59 del matrimonio de ambos. Foto: Roberto Suárez
Los restos mortales de
Yolanda fueron cremados y sus cenizas esparcidas en las aguas de la costa de
Cojímar, donde el matrimonio y sus hijos Yolanda y Patricio han residido por
más de medio siglo. Salvador dijo allí décimas suyas dedicadas a ella, dos de
las cuales además las cantó el poeta improvisador Jorge Luis Hernández
(Pompillo) en una tonada triste. El conocido periodista Antonio Resíllez
agradeció a los asistentes en nombre de la familia. El Grupo
Ala Décima estuvo presente, en la persona de su Vicepresidente,
el poeta y novelista Modesto
Caballero Ramos.
Vecinos y amigos
de la familia se reunieron para acompañarlos en la ceremonia de despedida a
Yolanda. Fotos: Yanelis Ramírez.
Salvador,
asomado al muro, contempló con dolor contenido cómo las cenizas de Yolanda se
incorporaban al mar de Cojímar.
Los hijos de
Yolanda y Salvador se adentraron en las aguas para depositar las cenizas de su
mamá.
Dos
de las muchas décimas dedicadas por Salvador a Yolanda en sus más de 60 años de
vida compartida:
Cuando
la tarde desata
sus cabos de muelle sol
sobre un lomo de charol
viaja una barca de plata…
sus cabos de muelle sol
sobre un lomo de charol
viaja una barca de plata…
Hacia
tu costa mulata,
desde mi costa de ausencia,
remando fosforescencia
van mis versos a tu playa:
desde mi costa de ausencia,
remando fosforescencia
van mis versos a tu playa:
¡A
enredarse en la tarraya
de tu trenzada impaciencia!
de tu trenzada impaciencia!
Y
en la dulce transparencia
de tus clarísimos ojos
se vuelven claveles rojos
y cálida reverencia…
Ellos dirán la vehemencia
con que mi alma te sueña…
y una leyenda costeña
de contarán, hasta el sol,
el cuento de un caracol
que suspira por su dueña.
de tus clarísimos ojos
se vuelven claveles rojos
y cálida reverencia…
Ellos dirán la vehemencia
con que mi alma te sueña…
y una leyenda costeña
de contarán, hasta el sol,
el cuento de un caracol
que suspira por su dueña.
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