martes, 4 de diciembre de 2012

El secreto encanto
de las poetisas de Guáimaro



 Imagen del sexto encuentro nacional Décima al filo.



No de balde en general los poetas dedicados a la décima escrita en Cuba, y en particular la membresía del
Grupo Ala Décima, han convenido en reconocer a Guáimaro como la capital de la décima escrita por mujeres. Y sentimos placer en ello.

El movimiento surgido y gestado allí desde hace muchos años no puede verse desligado de su ubicación geográfica. Esa pequeña y acogedora ciudad de la provincia de Camagüey se halla en sus límites con la provincia de Las Tunas, muy cercana por tanto a la cabecera provincial tunera, considerada desde larga data como capital de la décima iberoamericana, en virtud de su Jornada Cucalambeana (en este momento con más de cuatro décadas de existencia), fiesta mayor de la décima en todas sus variantes y de la cultura campesina, y también en virtud de un amplio movimiento de escritura en décimas gestado allí desde fines de los 80 —etapa inicial de lo que hemos dado en llamar movimiento de revitalización de la décima escrita cubana, latiente desde entonces y hasta nuestros días en toda la geografía nacional—, impulsado en Las Tunas por el taller literario provincial El Cucalambé, un espacio sumamente favorecedor, donde se forjaron numerosos escritores y desde donde se irradió notable influencia a toda la región oriental.

Esos aires bienhechores fueron acogidos temprana y entusiastamente por los escritores de Guáimaro y muy en particular por sus escritoras. Nada extraño si se tiene en cuenta el histórico y legítimo orgullo de las féminas nativas y/o residentes en esa ciudad, por ser ésta la cuna de la primera Constitución de la República en armas, entre cuyas repercusiones se registra la decidida participación de la mujer cubana por primera vez en asuntos de proyección social, hacia la configuración del tipo de sociedad inclusiva que se proponía la Revolución independentista, con plena garantía para los derechos de la mujer y rechazo a la tradicional relegación de las féminas en la vida activa de la sociedad.

De modo que, dentro del ambiente históricamente rico de la cultura guaimareña, la vida literaria del lugar acogió aquellos aires de la revitalización de la décima escrita cubana con afanes creativos que pronto devinieron resultados literarios, fervor en que se destacaron tempranamente escritoras como Odalys Leyva Rosabal (quien alcanzaría en lo adelante lauros como Décima Joven de Cuba 2003, Ala Décima 2004 y Premio Iberoamericano Cucalambé 2008) y Mirian Estrada Medina, nómina femenil que actualmente completan otras autoras también con reconocimientos por su obra, como Nitza Núñez Valdés, Margarita Palmero Milanés, Mariem Gomez Chacourt, María Isabel Álvarez Lapinet, Maylin Pérez Parrado y Magdelis Estrada Leyva.

Del mismo modo hubo tempranamente voces masculinas como la de Diusmel Machado Estrada (quien ganaría numerosos certámenes de rigor, entre otros los Décima Joven de Cuba 1997, 2002 y 2008; Premio Internacional de Décimas de Tuineje, Canarias, 2005; y el Premio Iberoamericano Cucalambé 2010); Desiderio Borroto (padre e hijo); y los también merecedores del Décima Joven de Cuba Jorge Luis Arias Reina (con varios reconocimientos en distintas ediciones de Ala Décima) y Randoll Machado.

Ese protagonismo femenino de avanzada fue el germen del surgimiento en el 2002 del Grupo Décima al filo, que si bien nació circunstancialmente en Velasco —plaza significativa de la décima holguinera— a propuesta de Odalys Leyva, ha tenido siempre a Guáimaro como su sede central y la villa permanente de sus encuentros nacionales, seis celebrados hasta el momento, y que constituyen desde hace mucho la cita más importante dedicada específicamente a la décima escrita.

En ello no hay, vale aclararlo, contradicción alguna con la Jornada Cucalambeana y el carácter de Las Tunas como sede de la fiesta mayor, ya que esta última abarca todas las modalidades de la décima y en consecuencia lógica, la escritura ocupa solamente una parte de su agenda.

El quehacer sostenido desde entonces por el Grupo Décima al filo —en el cual tienen peso considerable sus mencionados encuentros nacionales y sus concursos de décima escrita para féminas—, desde su creación bajo el reconocido liderazgo de Odalys Leyva y con un protagonismo de primera línea de las poetisas de Guáimaro, ha logrado sin duda ejercer influencia movilizadora en toda Cuba y en otros países de Iberoamérica —en su ya amplia membresía cuenta con muchas poetisas de otros países hispanohablantes—, y esto ha sido favorecido por dos factores esenciales de su, digamos, filosofía de trabajo:

 Rincón guaimareño de la décima, sede de Décima al filo.

Por una parte, aunque es una agrupación concebida para ser integrada por mujeres, no es una entidad de las conocidas como feministas. Las convocatorias a sus citas, peñas, tertulias y otras acciones literarias son para todos los decimistas y amantes de la décima sin distingos de sexo ni de ningún tipo, y esto le ha permitido contar entre los creadores de sexo masculino, desde sus orígenes, con fervientes y apasionados colaboradores, en Guáimaro, en toda Cuba y en otros países.

Por otra parte, aunque es una agrupación fundamentalmente ocupada en asuntos de la escritura en décimas, no margina, sino incorpora en toda su labor, a las otras formas de expresión de la poesía en estrofas de diez versos. En su membresía no hay solamente escritoras, sino también repentistas, tonadistas, investigadoras, intérpretes de la décima cantada y artistas de otras manifestaciones como las artes plásticas en interacción con la décima. Lo mismo sucede con los creadores masculinos en lo antes referido a su abarcadora convocatoria para sus empeños literarios y artísticos en general.

Es en esta concepción integradora donde radica, a mi modo de ver, la virtud fundamental del Grupo Décima al filo y la explicación del prestigio y cariño que ha ganado en toda la familia de creadores interesados en la poesía facturada en la clásica estrofa y su revitalización, dentro y fuera de nuestro país.

Al arribar en este 2012 a su primera década de pródiga trayectoria, el Grupo Ala Décima ve al Grupo Décima al filo —con su núcleo fundamental en las poetisas de Guáimaro, capital de la décima escrita por mujeres— como una formación imprescindible para todo este complejo creativo, en favor de la cultura de Cuba y del mundo; se felicita por tener a su presidenta Odalys Leyva como una de sus miembros prestigiadores, y se enorgullece de que hayan sido las féminas las protagonistas de avanzada en este empeño integrador y multiplicador a un tiempo, haciendo valedero aquel aserto, un poco en broma y mucho en serio, de nuestro profesor Roberto Manzano, también miembro de Ala Décima, cuando apuntó que el mundo debería de ser gobernado por las mujeres, pues de ser así, se resolverían más fácilmente muchos de los problemas que aquejan a la humanidad de hoy en día.




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