sábado, 25 de septiembre de 2010



“Los sillones
más allá
de las estrellas”


Redivivo Naborí
en la Casa del ALBA


Si por algo fue este un genuino encuentro de homenaje, fue porque allí no se hizo más que ahondar en cómo hacer realidad los sueños. En cómo ponerse las mangas a los codos, sin reparar demasiado en la distancia hasta la nube, y empinar sin cansancio la mano hacia la altura, para traer a tierra lo soñado y
darlo a los demás.

Y qué mejor tributo. Porque ese en esencia es el legado de perseverancia y dación que, en sus versos y con su vida, nos dejó a todos Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí.

De modo que fue mucho más que el anunciado cierre del ciclo de conferencias previsto en el programa por el décimo aniversario del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, y en las vísperas del Día de la Décima Hispanoamericana, cumpleaños del poeta.

La sencilla cita, en un acogedor teatro de la Casa del ALBA, en El Vedado, Ciudad de La Habana, contó con cuatro escritores como ponentes de otras tantas experiencias.

La poetisa, profesora y promotora cultural Bertha María Gómez movilizó la admiración del auditorio al hablar del Proyecto Naborí, de la Cátedra de Oralidad de la Sede Municipal de la Universidad de La Habana en San Miguel del Padrón, empeño en el cual están integradas varias entidades de la localidad, entre ellas la filial del Grupo Ala Décima, de la que Bertha es coordinadora.

Mayo del 2005. Naborí y Eloína en San Miguel del Padrón, durante la última visita del poeta a su terruño natal. En ese encuentro, se creó la filial del Grupo Ala Décima en el territorio.


El Proyecto Naborí ha logrado concertar los esfuerzos de las instituciones y organizaciones del territorio que vio nacer a Naborí para alcanzar, por encima de carencias y ocasionales incomprensiones, un adecuado enrumbamiento del anhelo de ponderar justamente todo el amplio patrimonio vivencial y literario del poeta en su terruño natal. La concreción reciente del Parque Naborí —en un terreno baldío justo a la entrada del municipio, con el aporte de pobladores, artistas y escritores—, testimonia los alcances del referido Proyecto.


El poeta
Pedro Péglez González, presidente del Grupo Ala Décima, narró las experiencias de esa agrupación, nacida en el 2000 en la peña semanal de la biblioteca Tina Modotti, al calor del aliento que siempre les brindó el Indio Naborí, visitante frecuente de ese espacio literario desde los años 90.

En el autor de Viajera peninsular, aseveró el ponente, encontró siempre el Grupo Ala Décima una paternal acogida inspiradora para la vocación de servicio a favor de todos los creadores decimistas que anima a esa pequeña brigada, que realiza su trabajo casi exclusivamente con el aporte voluntario de sus mílites, y sin ninguna infraestructura profesional, que ya se le va haciendo necesaria.

La agrupación acumula hoy diez años de quehacer, igual número de ediciones realizadas de su concurso nacional, premios entregados en otros certámenes, 35 miembros activos que incluyen representantes en cinco provincias, dos filiales en la capital y una en Las Tunas, y un sitio web, con más de 300 reseñas publicadas que proyecta su labor de promoción a toda Iberoamérica y sostiene en la actualidad vínculos permanentes con espacios web similares en México, Chile, Panamá y Guatemala, así como con creadores de otras latitudes.

Al consumir su turno, María Eugenia Azcuy (Maruly), Máster en Ciencias, investigadora y profesora, por muchos años leal y eficaz asistente del Indio Naborí, ilustró al público muy amenamente, con apoyatura audiovisual, sobre ángulos poco explorados de la obra del poeta, como el tema religioso y el enfoque humorístico tan presente en lo cubano, siempre desde una posición ética alejada de la chabacanería y la vulgaridad.

El broche de cierre estuvo a cargo de Fidel Antonio Orta Pérez, poeta y profesor de Literatura, el hijo menor de nuestro padre espiritual, quien acudió acompañado de una amplia representación de los familiares, entre ellos su mamá, Eloína Pérez. Tras agradecimientos innecesarios, pero venidos de la modestia y bondad sembrados en él desde la infancia, Fidelito quiso compartir con el auditorio la experiencia de su intercambio reciente con estudiantes universitarios en Santiago de Chile, quienes le pidieron referencias vivenciales de su padre, el Indio Naborí.

Relató todo el encuentro con aquellos jóvenes, para terminar, como entonces, con una carta que Fide escribió a Eloína cuando cumplió 80 años, una misiva animada del deseo de sacar a la madre y a la familia toda del pesar por la muerte del padre, a quien, estaba seguro, no se podía mantener vivo en corazones apesadumbrados. Una carta que no llegó a enviar:

“No la envié porque pensé que mi madre, en vez de alegrarse, podría entristecerse con un texto que versaba sobre la muerte…Sí, claro, sobre la muerte de mi padre, ocurrida de forma inesperada…Fue precisamente ella la que más sufrió con aquel fallecimiento. Entonces su vida se convirtió en una peligrosa bruma de recuerdos. No era fácil, no era nada fácil despedir al hombre que…Cazador de altas músicas…Sueño de lo que canta:


No hay iris. Se difumina
el color de las violetas
y convivo con siluetas
en un mundo de neblina.
Una mujer me encamina
y de guijarros y abrojos

va librando mis pies flojos…

¡Ay, quién me diría que
los ojos que ayer canté
hoy fueran mis propios ojos!


No era fácil, no era nada fácil. Por eso pasaba el tiempo y ella seguía sumida en una tristeza sin final...Fue precisamente esa tristeza lo que motivó mi carta, una suerte de nueva invitación a la vida, de resurgir con el brío que emanaba del amor que ellos dos se entregaron durante casi sesenta años…La chispa que proclama la eternidad del fuego”.

Y Fide leyó la carta, cargada de la poesía en que se forjó el ámbito familiar, y cuyo final nos acerca la certidumbre de cuán vivas podemos y debemos alcanzar, para estrecharlas, las manos de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí:

“Hoy es un gran día, y como hoy es un gran día quiero pensar que el Viejo nos mira feliz desde la cumbre. Adiós al llanto. No se puede vivir con los brazos cruzados, inútiles, cobardes…Rescatemos del aire nuestro tesoro en fuga. Necesito verte sonreír y recuperar la completa visión de futuro que siempre tuvieron mis adioses, razón que explica esta carta con cristal de aumento. La fuerza de luz proyectará el brillo de nuestros ojos hacia lo infinito, única forma de tocar nuevamente la esperanza y reencontrarnos con él; aunque esta vez, para continuar la plática, tengamos que ubicar los sillones más allá de las estrellas”.



VEA EN NUESTROS ARCHIVOS:

Resultados del I concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz 2009.
Proyecto Naborí por la memoria del poeta.
Sobre la Peña y el Parque Naborí, y la filial de San Miguel.



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