lunes, 24 de mayo de 2010

El Parque Naborí ya es realidad


Por
Héctor Arturo
Foto: Camilo Ernesto Valdés Bello


Tenía q
ue ser en este sitio y no en ningún otro: El Indio Naborí nació y creció en San Miguel del Padrón, y siempre, cada vez que sus obligaciones se lo permitían, retornaba al terruño, para contemplar el paisaje que la modernidad trató de borrarle y jamás pudo hacerlo de sus recuerdos, que es decir del corazón.

Hace cinco años, exactamente el 17 de mayo del 2005, realizó su última visita a ese municipio, para festejar allí el Día del Campesino y el aniversario de la Ley de Reforma Agraria, por la cual luchó con verso y alma y cuerpo entero, aun a riesgo de su propia existencia, amenazado por esbirros que nunca lograron acallarlo ni doblegarlo.

Este nuevo 17 de mayo, casi a un lustro de su fallecimiento, El Indio Naborí retornó a su querido San Miguel, donde va a permanecer ya eternamente, en el Parque que lleva su nombre, inaugurado en la calle Rita y la Calzada, en ese tramo en que comienza a subirse hacia la loma de Los Zapotes, allí, donde nació el 22 de septiembre de 1922 el mejor repentista universal de habla hispana, dueño y señor de la décima, a la cual elevó a lo más alto, para entregársela a su pueblo.

Pequeño y sencillo, el Parque Naborí es una obra de creación colectiva, que nació del corazón de Camilo Cid, el único de los compañeros de infancia y juventud de Naborí que aún vive, para suerte de todos.

El Proyecto de la filial universitaria que lleva el nombre del Poeta acogió la feliz iniciativa y los artistas de la plástica Jorge Salvador y Jorge Ricardo Guanche, Enrique Guisado y Josué Hernández, tuvieron a su cargo la realización del impresionante mural, con un rostro colosal de Naborí contemplando el paisaje de sus orígenes: el sinsonte cantor que parece trinar posado en una rama, las palmeras, el verdor del valle y un fragmento de una de sus miles de décimas.

Los hermanos puertorriqueños del Grupo Mapeyé, invitados a Cubadisco 2010, asistieron a esta canturía guajira y entonaron sus décimas a este grande entre los grandes.

Repentistas y cantantes, músicos y niños bailarines, hicieron lo suyo, y Orlando Laguardia y Luis Paz “Papillo”, cerraron con un diálogo poético inspirado en Naborí.

María Eugenia Azcuy, “Maruly”, incansable antologadora de Naborí, leyó unas tiernas palabras, y quizás volvió a sentirse nuevamente como la lazarilla que él quería siempre a su lado.

Eloína, la esposa que se convirtió en “sus ojos míos”, y sus hijos Albita y Chuchi, sintieron la emoción de este festejo popular.

Ahora solo queda recabar la ayuda de todos los sanmiguelinos para dos cuestiones: acabar de recolectar el bronce necesario para esculpir la escultura que no puede faltar allí. Y cuidar el Parque Naborí, preservarlo y mantenerlo bello, para después, un lejano día, contar a los nietos que cerca de allí nació El Indio Naborí, un hombre humilde, sencillo, modesto y tierno, que a pesar de la gloria y de la fama, jamás olvidó a su San Miguel del Padrón, donde cantó su primera y su última controversia, y donde yo sé que va a seguir cantando para siempre.



EN
LA SECCIÓN DECIMACONTEXTO,
DOS POEMAS DE HÉCTOR ARTURO:

PORQUE AÚN VIVE NABORÍ EN SAN MIGUEL DEL PADRÓN
GLOSA IRREGULAR POR NABORÍ



TAMBIÉN EN ESTA SECCIÓN:

INDIO NABORÍ. SU PUEBLO NO LO OLVIDA. Palabras de María Eugenia Azcuy (Maruly), en el acto de homenaje al poeta en su tierra natal, San Miguel del Padrón.


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