sábado, 26 de junio de 2010


El bojeo
diferente


Comentario sobre
la antología de poemas
en décimas para niños
Navegas, isla de oro,
(Editor
ial Gente Nueva,
2009) con selección
y prólogo de
Mayra Hernández
y Waldo González


Por Olga Lidia Pérez,
poetisa y periodista,
miembr
o del Grupo Ala Décima


En el siglo XVI, allá por 1509, el español Sebastián de Ocampo navegó en torno a nuestra isla para conocer —que no descubrir— nuestra extensión, nuestra forma, nuestras costas y bahías. En dos naves, se cuenta, nos circunnavegó, y tal empresa pasó a la historia como el primer bojeo a Cuba.

Quinientos años después, es decir, en el siglo XXI, acá por 2009, otra expedición recorrió el territorio nacional, ahora para dar a conocer –y a veces hasta descubrirnos- un panorama necesario y actual de la décima cubana para niños. Dos han sido ahora los navegantes y una la nave: Mayra Hernández Menéndez y Waldo González López, intrépidos investigadores y defensores de la llamada “estrofa nacional”, y la Editorial Gente Nueva emprendieron esta aventura, intitulada “Navegas, Isla de oro”.

Mas este último bojeo no se limita al territorio físico, aunque están poetas nacidos en todo el territorio nacional, salvo en la Isla de la Juventud —curioso, ¿verdad?—, sino también temporal, pues inicia su viaje en 1902 y lo concluye en 1990. ¡Todo un siglo!

Y no se limita Navegas, Isla de oro a los cultores tradicionales o más conocidos de la décima, como Jesús Orta Ruiz, Adolfo Martí, Raúl Ferrer o Pedro Péglez, por ejemplo, o a los autores cuya obra está dirigida sobre todo a los niños, como Nersys Felipe, David Chericián, Julia Calzadilla u Olga Marta Pérez. Tampoco se circunscribe únicamente a los grandes nombres de nuestra literatura como Nicolás Guillén, Carilda Oliver, Ángel Augier, Mirta Aguirre, Serafina Núñez, Rafaela Chacón Nardi, o los antes citados: son más de ciento cincuenta los poetas incluidos, de todas las generaciones, con voces, estilos y propósitos múltiples —por suerte—, pero engarzados todos por la capacidad comunicativa, la gracia criolla, el humor, la ternura y la más auténtica cubanía.

Navegas, Isla de oro es sin dudas el resultado de un “intenso y extenso” trabajo de búsqueda, de paciencia y entrega de ambos navegantes, afanosos y constantes indagadores, que ya han puesto en manos de los lectores cubanos, otras obras también relevantes en torno a la décima en nuestro país y a sus cultores, como Esta cárcel de aire puro Primera parte (1900-1959), recién publicada por la Casa Editora Abril, por tal solo citar la más cercana en el tiempo y en alcance. Navegas, Isla de oro tuvo además la suerte de contar con el cuidado editorial de Esteban Llorach, Premio Nacional de Edición, con la ilustración de cubierta de Maykel Herrera y con el diseño de Ileana Fernández.

Son varias las anécdotas que atesoran Mayra y Waldo sobre la acogida que ha tenido esta “selección cronológica”. Puedo dar fe de una de la cual fui portadora: una humilde ama de casa de un pueblo espirituano no salía de su asombro cuando alguien le contó que su poema “Caballito de Madera” [1] formaba parte de una antología de décima cubana para niños, que se había estado presentado por todo el país durante la pasada Feria del Libro. Lloraba, dicen, porque no sabía como había llegado aquella obra suya hasta los autores. Tal vez más que anécdota, sea constancia de cuan extensa fue la investigación y cuan inclusiva la antología.

Según Sebastián de Ocampo tras su bojeo, “la población de la Isla era pacífica y existían buenas tierras para el cultivo”. [2] Ahora, tras la lectura del bojeo literario de Mayra y Waldo podría afirmarse que la población de la Isla es privilegiada por contar con tantos y tan buenos cultores de la décima para niños, y que existen nuevos —y “novísimos”— autores con el don del verso octosílabo y calidad probada, por lo que las buenas tierras para el cultivo de la décima, con tan buenos labradores, irremediablemente seguirán dando excelentes cosechas. Arduo será entonces el trabajo que aguardará a los futuros navegantes, solo que a su favor tendrán un precedente de excepción: Navegas, Isla de oro.



NOTAS:

1.- Delia Rosa Castillo Gómez, “Caballito de madera” (fragmento). En: Navegas, Isla de oro. Selección: Mayra Hernández y Waldo López. Editorial Gente Nueva, La Habana, 2009, Pág. 46.

2.- Eduardo Torres-Cuevas y Oscar Loyola. Historia de Cuba 1492 – 1898. Formación y liberación de la nación. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2001, Pág. 48.


No hay comentarios: