en prisión, no tenemos
derecho a cansarnos”
Sobre la gira del dúo Ad Líbitum por Alemania y Suiza con su concierto Si no creyera en la esperanza, dedicado a nuestros Cinco Héroes prisioneros del Imperio, narran sus integrantes, los poetas Leonel Pérez Pérez (también trovador y compositor) y María de las Nieves Morales (además, narradora oral escénica), escritores reconocidos nacional e internacionalmente y miembros fundadores del Grupo Ala Décima
Durante el mes de junio, cumplimentando una invitación del Partido Comunista Alemán (DKP), recorrimos una parte importante del territorio de ese país, así como dos ciudades suizas. El objetivo del viaje era presentar nuestro concierto “Si no creyera en la esperanza”, dedicado a nuestros 5 héroes luchadores contra el terrorismo que guardan injusta prisión en cárceles de Estados Unidos. Es un concierto muy hermoso y conmovedor que muestra la grandeza humana de estos jóvenes que han entregado lo mejor de sus vidas y de sus sueños por la causa en la que creen: proteger a nuestra revolución y a nuestro pueblo del flagelo del terrorismo. Siempre que hemos presentado este espectáculo tenemos como meta, no solamente que el público se emocione y aplauda, sino que se sume a la lucha en favor de la libertad de los 5, y por supuesto ahora no sería diferente. En Cuba hemos presentado “Si no creyera...” en numerosas ocasiones y también en algunos países de nuestro continente donde se habla español, pero era la primera vez que lo llevaríamos ante públicos cuya lengua era otra y por tanto el tema del idioma se podría convertir en una barrera. Esto no dejaba de ser una preocupación, además algunos compañeros, entre ellos Tobías, artífice de la idea de la gira, un alemán muy cubanizado, pero alemán al fin, nos habían advertido sobre la posible “frialdad del público alemán”. Para vencer esta barrera tomamos algunas medidas, la primera fue estudiar alemán. En cuanto supimos que la gira fue aprobada decidimos contratar a una profesora de ese idioma y aunque no fue mucho lo que pudimos aprender en tan poco tiempo, sí nos fue muy útil. La otra y decisiva medida fue el trabajo de Anne Waninger, una joven alemana, estudiante de cine y teatro, quien tradujo al alemán todos los textos de las canciones y poemas que conforman el concierto. Este trabajo se convirtió luego en la edición de un pequeño libro, que además del cuerpo íntegro del concierto contiene información sobre este caso y sobre cada uno de los 5. De este libro se editaron ejemplares más que suficientes para que cada asistente a cada concierto se llevara al menos uno. También Anne estaría con nosotros en el escenario. Preparamos el guión del concierto. Ella introducía cada número, daba algunos datos de interés acerca del héroe a quien estaba dedicado el tema, leía (en alemán, por supuesto) algunos versos de la canción y el poema utilizados, y en los casos donde nosotros contábamos algunas anécdotas, ella las traducía. En teoría todo estaba preparado. Sólo faltaba ver el resultado en la práctica.
Llegamos a Alemania el día 5 de junio pasadas las 3 de la tarde, luego de un viaje de casi 14 horas Habana-Amsterdam-Frankfurt, buena parte del cual, yo (Leonel) lo pasé rabiando con una crisis de sacrolumbagia. Del aeropuerto de Frankfurt nos fuimos directos a Mainz a casa de Anne para ensayar con ella ya que los conciertos comenzaban al día siguiente.
El primer concierto, la prueba de fuego, fue en Konstanz, una bellísima y antigua ciudad situada a la orilla de un lago que comparten Alemania, Suiza y Austria. Llegamos a ella luego de casi 6 horas de recorrido por las rapidísimas autopistas alemanas y al llegar al sitio del concierto nos dimos cuenta de que la prueba de fuego sería doble. Para explicar por qué, mejor cito textualmente lo que anoté ese día en el diario que llevamos durante la gira: “(...) La primera impresión fue espeluznante, era un café lleno de mesas bastante apiñadas, sin ningún escenario o plataforma para trabajar. Estaba lleno de gente bebiendo, comiendo y hablando en voz alta. Mete miedo el lugar, sobre todo teniendo en cuenta que nuestro trabajo es en otro idioma. Cerca de las 9 de la noche llegan más personas que venían para el concierto. Terminamos la prueba de audio. A las 9 y 15 comenzamos. Tobías hace una introducción sobre el concierto y sobre el caso de los 5. El público presta atención. Anne hace un magnífico trabajo como traductora. En la medida en que el concierto avanza la cosa con el público mejora más y más, los aplausos son cada vez más fuertes y la gente está más metida de lleno en lo que estamos haciendo. Al final del último número la gente aplaude a rabiar y grita “zu gabe, zu gabe, zu gabe”. Anne nos traduce que gritan “otra, otra, otra”. Fue hermoso y emocionante. Claro que los complacemos. Fue mágico el cambio entre la primera impresión al llegar al lugar y el resultado final. De plano perdimos para siempre el miedo a la “barrera del idioma” y a la “frialdad del público alemán”. Al final muchos se acercan a felicitarnos y se interesan por el caso de los 5. Tarde en la noche nos vamos a dormir”.
El segundo concierto fue en Wiesbaden, ciudad que queda justo en frente de Mainz, separadas solamente por el majestuoso río Rin. Por suerte las condiciones del lugar del concierto no tenían nada que ver con Konstanz, eran mucho mejores. En realidad no tuvimos que volver a actuar en el resto de la gira en un sitio tan difícil como el del primer concierto. Sobre la presentación en Wiesbaden anotamos en el diario: “(...) El concierto comenzó a las 8 y 20 PM. La reacción del público es simplemente fantástica, superior incluso a Konstanz. Al final tuvimos que hacer varios “zugabes”. Cantamos para cerrar “Hasta siempre comandante” y el público cantaba con nosotros. Luego de finalizar, entre las múltiples personas que se nos acercaron a abrazarnos, preguntar por el caso, hacerse fotos con nosotros, etc. nos impresionó un muchacho muy joven, casi un adolescente que muy emocionado nos dijo en español: “Yo no hablo muy bien español, pero entendí todo. Díganme, ¿qué puedo hacer yo para ayudar a los 5?” Eso es exactamente lo que nos demuestra que este concierto no sólo es hermoso, sino útil. Claro que lo orientamos”.
Con relación a este tema de la utilidad práctica del concierto y de la promoción del mismo hay que hacerles un reconocimiento especial a los compañeros del DKP que trabajaron en esto. Además del libro ya mencionado con los textos del concierto e información sobre los cinco, se editaron una gran cantidad de afiches bastante grandes que se pegaban en varios sitios de las diferentes ciudades donde nos presentábamos y lo que nos pareció incluso más útil y práctico fueron los miles de plegables que se distribuyeron por todas las vías, incluyendo el correo. Estos plegables tienen en el anverso, la imagen del dúo y la promoción del concierto, es decir, el lugar, la hora, etc. En las caras interiores se da información sobre el caso de los 5 y se hace un llamado a la solidaridad con ellos y el reverso es como una planilla que se puede arrancar y enviar con los datos del interesado, en ella aparece el logo del comité de solidaridad con los 5 que en Alemania se llama “¡Basta ya!” y debajo tres preguntas: ¿Qué se puede hacer?, ¿Cómo puedo integrarme?, ¿Dónde buscar información? Incluso la persona puede elegir y marcar las diferentes opciones, es decir si quiere integrarse al comité, o si quiere que le envíen más información sobre el caso entre otras posibilidades. Más abajo aparece la dirección y los teléfonos del comité. Son importantes y útiles estos plegables para sumar más personas a la causa de los 5. Nos alegra que nuestro trabajo haya podido contribuir modestamente a la misma.
Con relación a los demás conciertos, todos fueron muy buenos, luego de Wiesbaden hicimos el primero en Suiza, en la ciudad de Zürich. Un viaje realmente largo por carretera, con rotura de carro incluida, pero felizmente se solucionó y llegamos a tiempo para empezar a la hora prevista. Al finalizar, luego de los correspondientes “zugabes” y después de compartir con los participantes y los anfitriones suizos salimos de regreso a Mainz a donde llegamos ya amaneciendo para hacer ese mismo día el siguiente concierto que fue en Frankfurt. Fue un concierto tan impresionante que nos remitimos nuevamente al diario: “(...) El concierto comenzó a las 7 y
Al día siguiente partimos para el concierto en Dortmund, donde lo vería por primera vez Klaus Czyborra, el jefe del grupo del DKP que atiende Cuba y de alguna manera uno de los principales responsables de que la gira se llevara a efecto, por lo que para nosotros era muy importante que el concierto lo complaciera. Ya a Klaus le habían llegado comentarios y fotos de lo sucedido en Frankfurt y eso nos alegraba y nos preocupaba a la vez, pues no sabíamos qué expectativas podía tener. El concierto estuvo muy bien, el público entusiasta, aplausos prolongados, “zugabes”, etc. La gente se emocionó hasta las lágrimas con las anécdotas, poemas y canciones sobre los 5, sus esposas, sus familias. Al finalizar el concierto, nosotros, felices por el resultado, le preguntamos a Klaus “¿Qué le pareció el concierto?”, y él muy serio, casi seco nos dijo “después hablamos” y ni una palabra más. En el resto de la noche lo vimos varias veces y hablamos de otras cosas, pero del concierto, ni una sílaba. Eso fue para nosotros como un cubo de agua fría, nos tuvo todo el resto de esa noche y toda la mañana siguiente preocupados. Al mediodía, durante el almuerzo, Klaus habló. Comenzó diciendo que nos había dicho “después hablamos” porque a él le costaba mucho trabajo expresarse bajo el influjo de la emoción y por eso había preferido esperar a que la emoción bajara para analizar bien sus palabras. Había pasado parte de la noche meditando sobre lo que había visto y sentido en el concierto. Y a partir de ahí nos hizo una de las valoraciones más hermosas y emocionantes que sobre nuestro trabajo y específicamente sobre este concierto alguien nos haya hecho nunca. Todavía nos conmueve recordarla. ¡Qué alegría y qué alivio!
Luego de Dortmund nos presentamos en la ciudad de Siegen. Al igual que en todos los sitios el concierto fue excelente y el público cálido, entusiasta y solidario. Lo único malo fue que al final uno de los anfitriones vino y nos dijo muy orondo que había cocinado especialmente para los cubanos y nos trajo una enorme paella, tan hermosa y bien decorada que todos aplaudimos al verla, pero cuando la probamos... ¡¡¡Madre mía, le debió de haber echado al menos un cubo de picante!!! Corramos un manto piadoso sobre nuestros estómagos esa noche.
Al día siguiente salimos temprano para Berlín, en uno de los recorridos más largos de la gira. Llegamos a la capital alemana pasadas las cinco de la tarde y fuimos directamente al lugar del concierto. Allí nos esperaba Martin, el realizador de cine y televisión que viajó desde München para unirse por unos días a nuestro equipo y filmar algunos conciertos, hacer entrevistas y otras grabaciones. Todo ese material lo está utilizando en la realización de un documental en favor de los 5. Luego de probar el sonido salimos a comer algo y a esperar la hora de la presentación. Al regreso, mientras nos preparábamos para comenzar, entró Tobías al camerino para informarnos que acababan de recibir la noticia de que
Luego de seis días de conciertos consecutivos (desde Wiesbaden hasta Berlín) el día siguiente se dedicó a trabajar con Martin para el documental, se hicieron grabaciones de imágenes y entrevistas en diferentes puntos de la ciudad. Terminamos cerca de las 9 de la noche.
El día 17 regresamos a Dortmund, para el festival de la prensa del DKP. En el camino hicimos un pequeño desvío y fuimos al que sin dudas es el sitio más impresionante que hemos visitado en toda nuestra vida: el campo de concentración de Buchenwald. Sobre esta visita escribiremos aparte. Llegamos a Dortmund casi a las 8 de la noche, directo a la sede del festival: un parque enorme en el que se dan cita miles y miles de personas. El festival no comenzaba hasta el viernes 19, pero nos pidieron que hiciéramos una presentación para los cientos de voluntarios que trabajan en el montaje y aseguramiento de todos los espacios del festival. Con mucho gusto lo hicimos.
El viernes 19 comienza el festival, en la noche hacemos una presentación en
EL domingo 21, último día del festival nos piden nuevamente un concierto para
El próximo concierto, luego del festival, fue en la legendaria ciudad de Bremen, la cuna de los famosos músicos que son un burro, un perro, un gato y un gallo, inmortalizados por los hermanos Grimm. El concierto, también inolvidable, con una gran asistencia de público, entre ellos muchos latinoamericanos. Creo que Frankfurt sólo superó a Bremen en que su teatro era mayor y cabía más gente. Por lo que Bremen fue superado en número, pero no en entusiasmo. Al final, luego de los “zugabes” también el público se puso a cantar “Viva la solidaridad internacional”, lo que para Tobías resultaba casi increíble que sucediera más de una vez, pero ya a nosotros a esa altura de la gira nada nos asombraba. Terminado el concierto, como hacíamos siempre, compartimos con los asistentes, dimos más información sobre el caso y sobre los cinco y más gente se comprometió a sumarse a la lucha.
La próxima parada fue en la no menos impresionante ciudad de Hamburgo. A la entrada el gigantesco puerto en la márgenes del río Elba. Es el segundo puerto de Europa, sólo superado por el holandés de Rotterdam. Nuestra anfitriona, Nicole, nos hace ver la cantidad de grúas inmensas que permanecen inactivas producto de la crisis que vive el mundo. Nos comenta los miles de empleos que se han perdido y que se seguirán perdiendo. En la noche es el concierto en un lugar que tiene nombre de disquera cubana, “Kolibrí”. Igual que en todos los demás, el público que asistió fue muy cálido y entusiasta. No nos escapamos de los “zugabes”, aunque yo (Leonel) andaba un poco corto de aire, ya que había comido antes de comenzar el concierto, cosa que no había hecho en el resto de la gira, pero por supuesto complacimos al público, que para eso también estábamos allí. Fue emocionante ver, como en muchas otras ocasiones durante la gira, a varias personas llorando mientras hacíamos una anécdota o interpretábamos un número dedicado a alguno de nuestros hermanos presos.
El penúltimo concierto fue en Göttingen, una ciudad no muy grande, pero muy hermosa y pintoresca, Tobías me dijo que le parecía, aunque no estaba del todo seguro, que Alejandro de Humboldt, a quien los cubanos consideramos nuestro segundo descubridor, era de esa ciudad. Allí tuvimos un sonido excelente, posiblemente el mejor de la gira, el operador de audio era un chileno muy revolucionario y admirador de la revolución cubana. Recuerdo que traía un pulóver con la imagen de Fidel. El concierto de Göttingen también clasifica entre los más emotivos de la gira. Al final uno de los jóvenes que se sumó a la lucha nos mostró un poema que, guiado por la emoción, según nos dijo, había escrito durante el concierto. Estaba dedicado a los 5 y le pidió a Tobías las direcciones de nuestros héroes para mandarles el poema. Tenemos entendido que lo hizo.
El último concierto de la gira fue en la ciudad suiza de Basel o Basilea. Fue de todos el recorrido más largo. Hubo que llegar a Mainz a casa de Anne, la traductora, para cambiar de carro, allí hicimos una pequeña pausa, almorzamos y continuamos viaje. Vimos en el concierto de Basilea a varias personas que habían estado en el de Zürich, entre ellos a un entusiasta matrimonio de maestros. Él, que se llama Sami, nos comentó que después del concierto de Zürich, su esposa le había hablado de los
Ya de nuevo en Alemania, el día antes de nuestro regreso a la patria, algunos compañeros se reunieron con nosotros para hacernos una sencilla pero emotiva despedida en un restaurante de la ciudad de Mainz, allí dijeron cosas muy hermosas sobre nuestro trabajo. Cosas que tal vez no merecemos, pero que agradecemos mucho. Uno de ellos ponderó nuestra total entrega en el escenario, a pesar de las enormes distancias recorridas para hacer conciertos de casi dos horas de duración con “zugabes” incluidos prácticamente a diario y le dijimos la misma frase con la que concluimos estos breves apuntes sobre la gira: “Mientras los 5 continúen en prisión, no tenemos derecho a cansarnos”.
Leonel Pérez Pérez y María de las Nieves Morales Cardoso
(Dúo Ad Líbitum)
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