martes, 12 de diciembre de 2017

Tres amigos


En el Parnaso de Vueltabajo

Desde Pinar del Río nos hace llegar esta reseña el hermano poeta Lorenzo Suárez Crespo, a propósito de una reciente visita que recibiera la Casa de la Décima Celestino García

 Adelfa y Luciano. Imagen enviada por el autor

Tres amigos llegaron este primero de diciembre a Pinar del Río casi al mediodía y apenas desprovistos de los aires de la autopista al entrar a la ciudad, no preguntaron dónde se comía o se dormía, sino cómo se llegaba al Ranchón de los poetas en las márgenes del río Guamá.

Hicieron bien, porque al ostentar la medalla dorada de los Vasconcelos en legítima defensa de costumbres y tradiciones de nuestros pueblos como tesoros de la ética y la cultura originaria, encontrarían en ese parnaso decimístico un templo espiritual en los ecos de la estrofa mágica y los acordes musicales de acento campesino.

Bajo el bautismo del guano, muy cercanos al rumoroso convite de las aguas y el lírico vitral de las aves, hubo una alondra vueltabajera, Adelfa Velázquez Pilotos, que los deleitó con sus canciones y tonadas mientras que a su lado Luciano Lorenzo Delgado rasgaba la guitarra no solo con la magia de sus dedos, sino acompañando a la Alondra al asumir en propia voz la melodía de una de las joyas del cancionero de Lecuona. ¡Magnífico dúo!

Una ronda de poetas fue dando al escenario los matices del guateque y como colofón, para dejar su impronta inolvidable, dos jóvenes poetas dialogaron, como hacen los elegidos, bajo el asombro de la improvisación: Julio Pablo Travieso y Yasel García Cortez.

Es más, la ciudad los acogió como a sus hijos (Maximiano, Elena, José Julián, porque aquí donde también se guardan, gracias a las ediciones del Frente de Afirmación Hispanista, entre otras reliquias, el cancionero español, el refranero y los romances de todos los tiempos, hay una estrofa hermana que los bautiza y los congratula, la décima.

Al atardecer volvieron sus pasos en busca de otro paraíso que ha dejado la Madre Naturaleza a los curiosos ojos de la humanidad, el Valle de Viñales.
Allí, arrobados por la grandiosidad del paisaje único y secular, también los acompañaría la décima, porque en esos enormes y legendarios mogotes todavía se escucha, en la paz del ocaso, la voz octosilábica de Benito el Viñalero.


DEL AUTOR:
Lorenzo Suárez Crespo (Bahía Honda, Pinar del Río, 1943) Emblemática figura de la poesía en décimas en la provincia. Licenciado en Literatura y Español. Cuenta con una amplia trayectoria de trabajo cultural que le valió en 1999 el Premio Nacional de Cultura Comunitaria, numerosos premios literarios y varios libros publicados, entre los cuales tiene un peso considerable la poesía para niños. En el 2012 recibió el Premio José Vasconcelos, otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista de México. De su autoría puede ver mediante estos enlaces los poemas La rosa y el pincel, Definición, ¿Por quién doblan las campanas?, así como otras tres décimas de su poemario La brújula del viajero. También en nuestros archivos, su comentario sobre el decimario Con mi guitarra de invierno, de la doctora Lourdes de la Caridad Gutiérrez Álvarez, publicado por la Editorial Loynaz. Lorenzo es un destacado colaborador de este sitio, al que mantiene informado sobre las actividades de la pinareña Casa de la Décima Celestino García; entre ellas, las tributadas a los fallecidos José Miguel Mederos y Polo Montañez.

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