En el Parnaso de Vueltabajo
Desde
Pinar del Río nos hace llegar esta reseña el hermano poeta Lorenzo
Suárez Crespo, a propósito de una reciente visita que recibiera la Casa de la Décima
Celestino García
Adelfa y Luciano. Imagen enviada por el autor
Tres
amigos llegaron este primero de diciembre a Pinar del Río casi al mediodía y
apenas desprovistos de los aires de la autopista al entrar a la ciudad, no
preguntaron dónde se comía o se dormía, sino cómo se llegaba al Ranchón de los
poetas en las márgenes del río Guamá.
Hicieron
bien, porque al ostentar la medalla dorada de los Vasconcelos en legítima
defensa de costumbres y tradiciones de nuestros pueblos como tesoros de la
ética y la cultura originaria, encontrarían en ese parnaso decimístico un
templo espiritual en los ecos de la estrofa mágica y los acordes musicales de acento
campesino.
Bajo
el bautismo del guano, muy cercanos al rumoroso convite de las aguas y el
lírico vitral de las aves, hubo una alondra vueltabajera, Adelfa Velázquez
Pilotos, que los deleitó con sus canciones y tonadas mientras que a su lado
Luciano Lorenzo Delgado rasgaba la guitarra no solo con la magia de sus dedos,
sino acompañando a la Alondra al asumir en propia voz la melodía de una de las
joyas del cancionero de Lecuona. ¡Magnífico dúo!
Una
ronda de poetas fue dando al escenario los matices del guateque y como colofón,
para dejar su impronta inolvidable, dos jóvenes poetas dialogaron, como hacen
los elegidos, bajo el asombro de la improvisación: Julio Pablo Travieso y Yasel
García Cortez.
Es
más, la ciudad los acogió como a sus hijos (Maximiano, Elena, José Julián,
porque aquí donde también se guardan, gracias a las ediciones del Frente de
Afirmación Hispanista, entre otras reliquias, el cancionero español, el
refranero y los romances de todos los tiempos, hay una estrofa hermana que los
bautiza y los congratula, la décima.
Al
atardecer volvieron sus pasos en busca de otro paraíso que ha dejado la Madre
Naturaleza a los curiosos ojos de la humanidad, el Valle de Viñales.
Allí,
arrobados por la grandiosidad del paisaje único y secular, también los
acompañaría la décima, porque en esos enormes y legendarios mogotes todavía se
escucha, en la paz del ocaso, la voz octosilábica de Benito el Viñalero.
DEL AUTOR:
Lorenzo
Suárez Crespo (Bahía Honda, Pinar del Río, 1943) Emblemática figura de la
poesía en décimas en la provincia. Licenciado en Literatura y Español. Cuenta
con una amplia trayectoria de trabajo cultural que le valió en 1999 el Premio
Nacional de Cultura Comunitaria, numerosos premios literarios y varios libros
publicados, entre los cuales tiene un peso considerable la poesía para niños.
En el 2012 recibió el Premio
José Vasconcelos, otorgado por el Frente
de Afirmación Hispanista de México. De su autoría puede ver mediante estos
enlaces los poemas La
rosa y el pincel, Definición,
¿Por
quién doblan las campanas?, así como otras tres décimas de su poemario La
brújula del viajero. También en nuestros archivos, su comentario
sobre el decimario Con mi guitarra de invierno, de la doctora
Lourdes de la
Caridad Gutiérrez Álvarez, publicado por la Editorial Loynaz.
Lorenzo es un destacado colaborador de este sitio, al que mantiene informado
sobre las actividades de la pinareña Casa
de la Décima Celestino García; entre ellas, las tributadas a los fallecidos
José
Miguel Mederos y Polo
Montañez.
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SOBRE ESCRITORES DECIMISTAS DE ESTA PROVINCIA:
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