Declarado por la Unesco
La Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco,
por sus siglas en inglés) acaba de incluir a nuestro querido punto cubano —expresión
poético-musical de la décima en su vertiente oral— en la lista de
manifestaciones que conforman el Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad, propuesta
que había hecho Cuba desde el año 2011. Una joven y talentosa periodista, Yunet
López Ricardo, con la autoridad que le da ser ella misma una poetisa
decimista que se desenvuelve con maestría en el repentismo, comenta aquí
alegrías y preocupaciones sobre el tema.
Honor al
punto cubano
Ampliado de Juventud Rebelde
Después de un
camino largo, ya el punto cubano es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad,
declarado por la Unesco. Contentos están los poetas, los tonadistas, los
intérpretes guajiros, los músicos acompañantes, los investigadores, y no solo
los cubanos que viven en el campo, sino todos los que sienten suya esta
tradición que atesora las raíces de su idiosincrasia y nacionalidad.
Muchos, desde
que nacimos en esta Isla —«ajiaco» de raíces africanas, españolas, caribeñas—,
hemos escuchado un laúd sonar y a un repentista hacer décimas en segundos; que
es en instantes respetar el octosílabo, la rima consonante, la lógica, la
afinación... y otras reglas que debe tener en cuenta para hacer su maravilla. A
eso sumémosle que en ocasiones logra estrofas de un altísimo nivel poético, de
esas que un escritor pasaría días tratando de concebir.
Improvisar no
es tarea fácil, y tampoco estar a veces más de dos horas acompañando a los
poetas con una guitarra, un tres o un laúd. Por eso algunos se quitan el
sombrero ante este arte, mientras otros, desconocedores, lo rechazan.
Mucho hay que
hacer aún por esta tradición centenaria a veces olvidada, mirada
lastimosamente, muy poco defendida en los medios o relegada por ciertos
criterios elitistas.
No pocos han
olvidado que nuestra décima es mambisa, rebelde y revolucionaria; y que, desde
sus inicios, la historia de este país se ha contado en diez versos. Las más
recientes que vimos en televisión fueron las de los jóvenes repentistas Aramís
Padilla y Héctor Gutiérrez en el homenaje a Fidel por el primer aniversario de
su desaparición física. Allí, como siempre, emocionaron, el público se puso de
pie y fueron aplaudidos con el mismo sentimiento que la música del prestigioso
pianista Frank Fernández.
Pero no todo
en Cuba marcha bien con este arte mayor. Lo que anima a pensar que perdurará es
que en cualquier casa alguien dice una décima, ya sea aprendida o improvisada;
o tararea una guajira, y lo mismo colgado en las tablas de la pared o guardado
dentro del escaparate, está un laúd.
Aunque en los
últimos tiempos se han creado espacios con el fin de promoverla, la tradición,
para sobrevivir, no siempre depende de lo que hacen por ella las instituciones;
pasa de generación en generación como tesoro valioso.
Ahora, aún a
tiempo, bien valdría la pena corregir lo que no marche bien, sobre todo para
que vean al punto cubano como lo que es, esencia de lo que somos, un arte que
no pertenece a unos cuantos, sino a muchos, sobre todo a aquellos que por amor
lo cultivan y lo defienden.
La mayoría de
los hijos de esta tierra han disfrutado al menos una vez de una tonada
matancera, espirituana, pinareña, la voz de Celina González en una canción, o
el reto creativo de una controversia.
Por estos
días será este género noticia en todos los medios; ojalá que cuando pase un
mes, de nuevo no lo olviden y confinen a un programa dominical en la
televisión, algún que otro en las provincias, unos minutos en la radio o una
jornada anual en Las Tunas.
Al punto hay
que elevarlo a donde merece. Y esto no solo se logra porque la Unesco lo
incluya en su lista; tenemos nosotros, para realmente defenderlo, primero
inscribirlo en el alma.
Versión
original: Honor
al punto cubano
INFORMACIONES
RELACIONADAS:
No hay comentarios:
Publicar un comentario