Sobre el poemario ganador
del Premio Cucalambé 2013
Dos talentosas autoras noveles se dan la mano en esta reseña: Crepusculares,
de Liliana
Rodríguez Peña, libro merecedor del Premio
Iberoamericano Cucalambé 2013, concita la atención de Elizabeth
Reinosa Aliaga, ganadora entre otros lauros del Premio
Ala Décima y del Premio
Francisco Riverón
La
autora de Crepusculares.
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Asumir la
presentación de un libro puede ocasionar placer y miedo, una combinación que
asemeja el revoloteo de mariposas en el estómago. En mi caso aun no me abandona
esa sensación, la alegría de tener en mis manos el libro: (h)ojearlo,
saborearlo. El temor de que pasan los días y no encuentro las palabras, no las
consigo agrupar en un acercamiento a un fenómeno tan curioso como el
Crepúsculo. Y es que las luces aparecen de manera sorpresiva y están hechas de
versos, turbulencias y guiños. Y detrás de cada punto de luz y de cada sombra
que este proyecta hay una mano, una intención, un deseo, un oficio que lleva el
nombre de Liliana
Rodríguez Peña.
El libro en
mi mano: Crepusculares
(Ediciones Sanlope, 2014, Premio
Iberoamericano de Décima Escrita 2013) anuncia el descubrimiento de
un mundo que me resulta cercano. Su autora deposita los versos cuidadosamente,
apuesta por la décima, conoce los riesgos, los asume y nos regala un cuaderno
sobrio y vivo.
A Liliana no
le interesa la deformación de la estructura, la violenta, pero de manera sutil
y creo adivinar que todo parte de su personalidad poética y de la sinceridad
ante lo que desea comunicar.
Traspongo una
página y algo se enciende en los Rojos laberintos: una ciudad de oscuro fragor
me invita a desandar sus calles como en un eterno retorno:
Volver y
siempre volver
como parte de
este juego.
Avanzo y
pienso en las aves grises del otoño y en los muros que las detienen. Pienso en
el polvo y dudo de si existe o de si es una representación de mi cuerpo. Pienso
en las pertenencias del paria, en la fuga y el naufragio, en el profundo
silencio que queda a pesar de todo.
Cada poema es
una habitación, cada verso una ventana, cada palabra un puntal. Y yo sigo
avanzando, agradezco el convite de cada página y la sosegada voz que me guía
hasta el espejo final donde me reconozco y descubro que también…
Tengo miedo a
la luz aunque la luz
no pueda
cercenarme las costillas.
A los
guerreros tracios, a las ruinas
al eco que
exoró la multitud.
Liliana teje
lienzos que van desde los endecasílabos hasta las rimas asonantes, y los poemas
en prosa y los coloca en un libro inaugural que le permite entrar con paso
firme en el panorama actual de la poesía cubana expresada en décimas. Sus
versos transpiran naturalidad y frescura. Motivan mi interés de lectora y mi
curiosidad de poeta/decimista que inconscientemente busca aberturas en su
tejido, pero las costuras de Liliana son cuidadosas, amplio su dominio de la
técnica y fluido su discurso.
Crepusculares constituye un poemario que revitaliza
la décima, que le aporta elegancia y transparencia. Heterogéneo desde el punto
de vista temático, posee zonas oscuras y luminosas que se entrelazan, dando
vida a un universo lleno de simbolismo. El sujeto lírico se desnuda, pero con
recato; habla de miedos, de ausencias, de dudas, pero desde la experiencia y la
madurez.
Los lectores
encontrarán en estas páginas un lugar apacible pero no han de desdeñar las
espinas que duermen bajo la suave tierra. Crepusculares se ofrece como la vida, con uvas
dulces y amargas.
Yo continúo
absorbiendo las palabras, disfrutando la cadencia de cada estrofa. Sin
pretenderlo, encuentro la “Definición casi inerme de todo lo vivido”.
Me detengo,
estoy al borde del Crepúsculo, extiendo una mano y los rayos de luz me
cosquillean en los dedos. Miro al cielo y encuentro que
Solo Dios
paciente espera.
El mundo
infiel, doloroso,
Es un retablo
y nosotros
Somos la
última pieza.
Al cerrar el
libro se abren ante mis ojos cientos de puertas. Los 38 poemas de Liliana
revolotean en mi cabeza como las mariposas en mi estómago. Qué decir de un
poemario que ha dejado en mis labios el regusto de la buena poesía, en mi
corazón un sentimiento auténtico y en mi mente versos difíciles de olvidar. Tal
vez alguien entienda que debo realizar una disertación teórica o citar a
estudiosos encumbrados. O quizás buscar en la Wikipedia acerca del Crepúsculo
(descartando las referencias a la saga de vampiros y hombres lobos). Pero yo
prefiero que sea Liliana quien nos hable a través de estos poemas que
representan su amanecer editorial y que nos regale todos los rayos de luz de Crepusculares.
Versión
original: Aproximación
al crepúsculo
EN NUESTROS
ARCHIVOS:
— Su
actividad como repentista y su poema Resurrección del polvo.
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