miércoles, 23 de agosto de 2017

Rosa María García comparte décimas


Una mujer que escribe poesía
 
Participante activa en el reciente Quinto Festival Internacional del Grupo Toda luz y toda mía, en Sancti Spíritus, la poetisa y crítica literaria espirituana Rosa María García tuvo más tarde el gesto fraterno de enviarnos varios de sus poemas en décimas para compartirlos con nuestros lectores. Ella es Miembro de Honor del Taller Rubén Martínez Villena y de la Uneac. Sus textos han obtenido los premios nacionales Frank País, Pinos y Rubén Martínez Villena. Se le concedió el Premio Romance de la Niña Mala de la Uneac de Sancti Spíritus por su labor con los niños y adolescentes escritores y el Premio Nacional Olga Alonso, 2007, por sus resultados como asesora. Fue declarada Poetisa del Pueblo en Cabaiguán, provincia de Sancti Spíritus. Tiene publicados los libros Palitroche, Romance para un sueño, Onítima, Conjugaciones para amar y Magia de palabras; así como ha realizado las antologías Todo el amor en décimas y Un pueblo con suerte. Antología de niños escritores cabaiguanenses.


MONÓLOGO DE LA CIUDAD CON LA LUNA

Luna, dime cuántas veces
has pasado sobre mi aire
y mirado con donaire
cada rincón de escaseces;
siempre y nunca te pareces,
pues los que andan sobre mí
quieren encontrar en ti
lo que no hay en mis raíces.
El parque y sus cicatrices
siempre te esperan aquí.

Yo estoy tan quieta y desnuda,
soportándoles su peso,
el frío pasa y su beso
me deja temblando, muda.
Muchos se van y la cruda
huella se marca en mis calles;
van cambiando los detalles;
pero soy quien los espera 
porque andando por la esfera
del mundo, extrañan mis valles.

Si una ciudad se respeta,
su destino es esperar,
con el abrazo del mar
como un cerco que te aprieta.
Cada uno, abeja inquieta,
cerca un pedazo, una casa,
no ven el tiempo que abrasa
con su ida sin reverso;
somos en el Universo,
solo una sombra que pasa.


NOCTURNO DE LA SONÁMBULA

                        Y eran una sola sombra larga.
                                   José Asunción Silva

Dicen que en noches de luna
vaga una mujer de sombra,
nadie sabe, nadie nombra
qué luz en su pecho acuna.
No acierta mirada alguna
cuando con su paso leve
va donde el aire la lleve,
va siguiendo ignota huella
de alguna prohibida estrella
que nadie a tocar se atreve.

Cierran puertas con cerrojos
los que la temen fantasma
y una soledad que pasma
se hiela sobre sus ojos.
Nadie sabe los antojos
que guarda su sombra incierta,
algunos la creen muerta
o sonámbula perdida,
que va soñando la vida
por temor de estar despierta.

Perfumes de primavera
se escapan de sus inviernos,
cuando descubre los tiernos
indicios de lo que espera.
El alma la pone entera
en su sombra solitaria
y en la sombra imaginaria
que le regala la luna,
ya se acerca... ya son una
sola sombra legendaria.


ANOCHECER EN DOS TIEMPOS

Anochece, ya se pinta
de ojeras grises el cielo
y con ademán de hielo
marca una hora distinta.
No podrá toda su tinta
borrar la luz de un espacio
y de un tiempo que, reacio,
se me quedó en los relojes.
Anochece. No te antojes,
corazón. late despacio.

Tenerife, noviembre de 2000


PÁJARO DE FUEGO

Por la pendiente del cerro
se desliza ya la tarde
y el sol, naranja que arde,
vuelve dócil a su encierro.
En esta hora me aferro
a beber los jugos rojos
de un crepúsculo de antojos
que morirá en un segundo
porque es tan redondo el mundo
como la luz de tus ojos.

Y se me escapa el instante
como pájaro de fuego
que me besa y se va luego
rumbo a la noche acechante.
Ya se acerca, amenazante,
envuelta en manto de sombra
y a su paso, negra alfombra
se va tragando lo verde,
mi crepúsculo se pierde,
mi voz se quiebra, te nombra.


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