Encendió el fin de verano en Guáimaro
Una colaboración de Odalys
Leyva Rosabal, presidenta del Grupo
Décima al filo
y
miembro del Grupo
Ala Décima
El ambiente
guaimareño, sofocado por un calor extremo los últimos días de agosto, gozó la
noche del jueves 25 una oleada de júbilo y poesía, que tuvo su origen en un
momento de deleite para los amantes del arte y la literatura en Guáimaro: la
peña literaria Nocturno y elegía. Celebrada casi todos los meses del año, bajo
los auspicios del Centro Provincial del Libro y la Literatura de Camagüey, la
peña tuvo esta vez como escenario el hogar de una familia que ha acogido y
animado en la última década verdaderos hitos para la cultura en el territorio:
la casa número 36 de la calle San Miguel, en la comunidad de Guáimaro Sur
colindante con el barrio del Cementerio. Los generosos anfitriones: la
escritora, investigadora y promotora de la cultura Odalys Leyva Rosabal, y toda
su familia, quienes con el apoyo financiero del Frente de Afirmación Hispanista de México (FAH) han propiciado un
espacio que aspira a convertirse en el Centro
Cultural Guaimareño José Vasconcelos, proyecto comunitario que funciona
desde hace varios años como espacio generador y facilitador de actividades y
eventos culturales de diversa índole.
Como cada
edición, Nocturno y elegía aglutinó una parte considerable de la vanguardia
artística local: una veintena de escritores, artistas de la plástica y músicos,
se vieron acompañados de familiares, amigos y amantes de las artes en la
comunidad, hasta casi alcanzar el medio centenar de personas en esta versión de
la peña. La conducción del espacio estuvo a cargo del escritor e investigador
Desiderio Borroto Fernández, también director de la Casa de Cultura de la
localidad, quien ofreció diversos comentarios sobre el quehacer cultural
guaimareño y sus protagonistas, y dio paso a los artistas invitados. Así, se
sucedieron lecturas de versos por las poetisas Mirian Estrada, Odalys Leyva y
Nitza Núñez (quien, además, recibió aplausos por la muy reciente publicación de
su primer libro: el poemario para niños Una boda en Charca Dulce, fruto de
la editorial camagüeyana Ácana), mientras el profesor y poeta Diusmel Machado
recomendaba al público la lectura de libros como el decimario Manual
de las ilusiones, del joven autor villaclareño Idiel García, título
disponible en las librerías cubanas.
El regalo
siempre imprescindible de la música se agradeció esta vez a profesionales y
aficionados, niños y adultos. Fue el jovencito Alejandro Miguel González,
estudiante de la Escuela Profesional de Arte en Las Tunas, quien abrió el telón
de la noche al interpretar una balada de su inspiración. Otra niña, de
excepcionales cualidades vocales y muy conocida ya en Guáimaro, Ketty Viltres
Blanco, interpretó dos piezas: una del repertorio popular mexicano y un lindo
homenaje a La Guantanamera. Agradable fue la incursión del destacado poeta
Randoll Machado ahora como trovador, y muy aplaudidas tanto su guaracha
humorística La Santanica como su
balada a Merlyn, joven esposa y madre de una preciosa bebé. El agasajo musical
se completó con el talento de jóvenes profesionales como el saxofonista Reyder
Borrego –quien ofreció la pieza Mambo
influenciado, del maestro Chucho Valdés— y el trovador e intérprete Pedro
Yair Mayedo, uno de los jóvenes músicos más importantes en el escenario
cultural guaimareño de los últimos años. La presencia del percusionista
Leonardo “Lalo” Pérez y Ricardo Huerta Estrada –director de la agrupación de música
popular La Tropa– fue asimismo agradecida por el público.
Los peñistas
participaron también en varios momentos de reflexión y diálogo sobre el entorno
de la cultura en la localidad y sus desafíos. Especialmente, la peña giró
alrededor de los frutos del movimiento de creadores de las artes plásticas y su
estrecha relación con el movimiento literario, es decir, las dos más relevantes
y sustantivas manifestaciones artísticas en Guáimaro. El debate abordó temas
como la significativa realización del Festival de Body Art desde hace ya nueve
años en la localidad; y además tocó puntos álgidos como el tradicional Salón de
Décima Mural, cuya permanencia está seriamente amenazada por la incomprensión
de algunos funcionarios, y en cuya defensa se movilizan ya los artistas y
escritores locales. Ello dio pie a diversas intervenciones como la del
ceramista, dibujante y poeta Manuel Acosta, quien propuso festejar la
celebración del Día Mundial del Arte (el 15 de abril, natalicio de Leonardo Da
Vinci) a partir del próximo año en Guáimaro. La estrecha e indisoluble compañía
de los escritores y artistas de la plástica guaimareños, se reveló en la peña
como una de las trincheras más sólidas con que cuenta nuestra cultura y el
orgullo del pueblo guaimareño para salvaguardar su identidad.
En fin, entre
repetidos brindis (tacitas de licor, refrescos de fruta y café) que aliviaron
una sofocadísima sala (pues ni ventiladores ni el equipo de climatización
bastaron para atenuar el calor encendido), y animados intercambios entre artistas
y gente querida, la peña Nocturno y elegía regaló otra vez una noche para
recordar. Así lo atestiguaron el director de la emisora de radio local, Héctor
Espinosa Sánchez, y el periodista Evelio Hernández Ramos, quienes también
disfrutaron cada instante y comunicaron sus incidentes en vivo a todo el pueblo
guaimareño través de Radio Guáimaro.
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