sábado, 17 de noviembre de 2012



Odalys Leyva, invitada
en el espacio “El escritor
y sus códigos”, de Las Tunas

Desde Guáimaro, capital de la décima escrita por mujeres, sede del Grupo Décima al filo, nos llega este reporte enviado por Jorge Moreno-Aureoles Naranjo, representante de la escritora Odalys Leyva Rosabal

Fotos cortesía de la escritora, en La Habana, meses atrás.


El día 13 a las 2 pm se realizó en la
UNEAC de Las Tunas la actividad El escritor y sus códigos, que tuvo como invitada a la escritora Odalys Leyva Rosabal. Allí ella le expuso al público sus códigos, respondió a varias preguntas y finalizó con un recital poético donde los presentes le ofrecieron el agradecimiento por una tarde tan llena de emociones y le pidieron repetir un soneto de su último libro publicado por el Frente de Afirmación Hispanista de México en octubre de 2012. Aquí transcribo lo que Odalys expuso:


“Existen códigos vestidos de ardides, esos con los que el escritor se disfraza para penetrar los instintos dóciles o impetuosos de los lectores. La musa generalmente es la que dirige la escena. Después de escribir el primer verso, entonces yo asumo que estilo literario es el que ella arbitrariamente me impone. Desde mi perspectiva pretendo que mi poesía no tenga un discurso que se regale y no es que dialogue o me retuerza en los caminos oscuros y laberínticos de la palabra; pero absorbo con éxtasis las aguas donde se bañan los símbolos, las imágenes, las metáforas, las alegorías. Busco en primer orden la belleza, el lirismo, el regodeo, la voluptuosidad que seduzca al lector, sin caer en la propia trampa donde el eros agarra la figura fálica para situarla en el centro mismo de la hoja en blanco.

Cuando escribo me entrego y es donde surgen esa amalgama de arquetipos que por sí solos me abordan. La poesía tiene un sitio de preferencia en el orden donde la musa se obsesiona. A veces el verso libre se adueña del yo, es el género en el que más he escrito, aunque tengo pocos libros publicados en este género. Reposan en el lecho inédito de mi estudio siete libros en verso libre.

La rima, valiosa rima, allí es donde me sumerjo para disuadir el yo para que excomulgue sus dolores. Surgen los códigos (trampas y ardides) para decir lo que pretendo exponer aunque usted, querido lector, no lo entienda. Me desdoblo en personajes de otra época, específicamente del mundo antiguo, etapa rica en dolores existenciales donde el hombre padece los rasguños de la vida. Y como todas las épocas tienen un aire similar, pues desde allí abordo los seres inteligentes que me entienden y disfruto en decirle al que no entiende, o no quiere entender, que la poesía es un arma suntuosa, elegante, perspicaz y segura.

Mi principal código es no apartarme de los problemas de los hombres que me rodean, siento un compromiso con el otro, desde esa premisa dispongo de otros géneros literarios como son: la crónica y el ensayo, para luego desbordar la fuerza objetiva en la compilación de textos para antologías donde pueda promocionar a escritores inéditos o evidenciar la calidad de los ya publicados.

Intento que el verso fluya libre, pero en ocasiones he construido poemas, como es el caso del texto: Apocalipsis, Resurrección de los césares, del libro Los Césares perdidos, donde construyo y propongo al lector un drama en décimas, allí participan como personajes seis emperadores en conversación con Jesucristo y Dios.

Dentro de mis códigos está que a la hora de escribir un libro, hacer cada uno de un género o estilo en particular, es decir el de décima completo en esa forma, el de sonetos y verso libre de igual manera, es decir que hasta el momento me he apartado del ajiaco, aunque los cubanos seamos esa gran mezcla que enunció Don Fernando Ortiz. Solamente en los libros de crónicas: Pacanda y Crónicas de las pirámides del fuego, he utilizado diversos estilos literarios pero los poemas son en forma de crónicas.

He escrito tres novelas que aún están inéditas pero también dentro de la configuración de la denuncia social, todo le duele al narrador y como desquite lleva al texto la fuerza de su desgarramiento.

Mis códigos pueden necesitar otra perspectiva pero hasta el momento estos son los que desvelan a la musa sedienta que me sigue”.


En esta actividad se presentó la revista Quehacer de la
Editorial Sanlope, por el destacado investigador Ernesto Triguero, además participaron los escritores: Lesbia de la Fe Dotres, María Liliana Celorrio, Juan José Rodríguez, Andrés Casanova, Marina Lourdes Jacobo y Carlos Tamayo Rodríguez, Presidente del Comité Provincial de la UNEAC en Las Tunas.



Nuestra querida hermana Odalys Leyva —poetisa y narradora, presidenta del
Grupo Décima al filo y del comité organizador de sus encuentros nacionales de mujeres decimistas; miembro del Grupo Ala Décima y Premio Iberoamericano Cucalambé 2008 con su libro Los Césares perdidos, tras ser intervenida quirúrgicamente en el Hospital Oncológico de La Habana el 4 de junio, ha mantenido una línea estable de recuperación y está cumpliendo con el tratamiento postoperatorio indicado, consistente fundamentalmente en radiaciones locales y reposo. Ahora se encuentra en su Guáimaro, capital de la décima escrita por mujeres, sede del Grupo Décima al filo, donde permanecerá hasta fines de noviembre, cuando deberá retornar a la capital para nuevas valoraciones de los especialistas del Hospital Oncológico.




Vea poemas de Odalys Leyva dedicados a las madres, mediante el siguiente enlace, en el blog Álbum nocturno, del poeta salvadoreño
André Cruchaga, en cuya antología on line Arte poética. Rostros y versos, con este link, puede encontrar otra aproximación a la obra poética de esta autora.
Poemas suyos pueden encontrarse además, con el siguiente enlace, en el blog AlasCUBA. Y haciendo clic aquí, su cuaderno ganador del Premio Ala Décima 2004 en nuestra sección Premiosala.





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