Nos comenta la cita de junio de su tertulia La décima es un árbol quien la fundó en septiembre del 2007 y la dirige desde entonces: Mariana Enriqueta Pérez Pérez, poetisa, investigadora, creadora del sitio web de ese espacio, miembro del Grupo Ala Décima y su representante en Villa Clara
En la imagen, Mariana presenta
el Catálogo rimado número 44.
UNA TARDE PARA
EL REPENTISMO
Por Mariana Enriqueta Pérez Pérez
Fotos: Jesús Llorens León
Eran ya las cuatro en punto, sólo había una persona —octosílabos no premeditados, es contagio—, el repentista Rafael Águila. Para tratar de obtener calma, bebimos café, mientras él me contaba anécdotas del poeta al que rendiríamos homenaje. Después, poco a poco, comenzaron a llegar los invitados y los asiduos. Por la familia del homenajeado, una de las hijas y un sobrino con su esposa.
«La décima es un árbol» (17 de junio) fue convocada esta vez para recordar al poeta repentista villaclareño —además de animador, cómico, narrador oral— Evelio Ruano López, en el XXI aniversario de su fallecimiento, ocurrido el 13 de junio de 1990. Dos razones poderosas icitaron la decisión: primera, antes la ciudad celebraba un evento de repentismo con su nombre, pero no lo ha convocado más; segunda, crecí viendo a Evelio en mi casa, en tertulias espontáneas, donde improvisaba y conversaba de libros con mi padre y tíos, a pesar de su condición de guajiros.
De manera que la tertulia comenzó como debía, con repentismo: José Manuel Silverio, Rafael Águila, «El Veloz» y Felipe Alberna, con el acompañamiento musical del dúo «Camacho», improvisaron un diálogo poético para el amigo ausente. (En la imagen, los repentistas «El Veloz» y JM Silverio improvisan).
A continuación presenté el texto «Evelio Ruano López: un artista con muchos apodos», gracias a la información aportada por familiares y amigos, pero antes leí dos décimas, de Leonardo A. Valdés Ferrer, escritas para esta ocasión. Los testimonios se completaron con la intervención de Rafael Águila, quien fue su contrincante en la décima y su amigo en lo personal, así como de otros del público. (Imagen: Rafael Águila contando anécdotas.)
El Catálogo rimado Nº 44 circuló de mano en mano porque ya no pueden imprimirse copias para todos.
«La pieza del mes» —un plato de porcelana de Sévres, con una escena de la batalla de Steenkerke (Francia, 1692) — fue presentada por el museólogo Jesús Llorens León, quien ofreció datos históricos y anécdotas curiosas relacionadas con esa batalla. (Imagen de abajo)
Por supuesto, los repentistas cantaron en torno al tema como, por ejemplo, Felipe Alberna:
Desde la Francia imperial
una batalla nos llega
como una artística entrega
bajo un pulido cristal.
Su valor universal
supera cualquier trofeo
y ahora, cuando aquí lo veo,
patrimonio mío y tuyo
me lleno de sano orgullo
de tenerlo en el Museo.
Como empezamos después de lo previsto, y la tarde «anunciaba chaparrón» —la imagen es de Serrat— decidimos finalizar. Quedamos en reencontrarnos en la peña campesina del barrio «Las Minas» —donde viviera Ruano y aún residen muchos familiares— con motivo de su nacimiento, que se conmemora el 12 de julio. Odalys, la hija, expresó su agradecimiento y manifestó su interés por colaborar.
EVELIO RUANO LÓPEZ:
UN ARTISTA CON MUCHOS APODOS
Por: Mariana Enriqueta Pérez Pérez
Colaboradores: Mérida Ruano López, Elisa Betancor Olivera, Julio Betancourt Ruano, Santiago Pérez Alfonso, Leonardo A. Valdés Ferrer.
I.- ¿POR QUÉ RENDIRLE HOMENAJE A EVELIO RUANO?
Un día, con el paso de los años, me enteré de que su nombre real era Evelio, y no Orbelio, como lo conocíamos en el campo. Ya en ese momento él era un artista reconocido en Santa Clara (y allende la provincia de Villa Clara): repentista de la radio, el teatro y la televisión; «gallego» en un dúo humorístico (gallego-negrito) como continuidad del teatro bufo cubano; animador de cabarets y espectáculos de carnaval (todavía guardo en mi mente su imagen sobre el escenario en el «Rincón de los recuerdos» del Parque de La Pastora, creo que fue la última vez que lo vi).
Desde que en 1957 —cuando yo contaba sólo con seis años— mi familia regresó, de Manacas, para su lugar de origen —finca San Felipe, Barrio El Purial, Término municipal de La Esperanza— me acostumbré a la presencia diaria de los Ruano en mi casa: «El Viejo Ruano», Orguedo, Ovidio, Orestes, pero sobre todo de Orbelio —siempre voy a llamarlo así, aunque, como apuntaré después, tuvo varios apodos en su vida.
Los Ruano y los Pérez tenían una relación familiar. «El Viejo Ruano» —filósofo analfabeto, o al revés— jugaba dominó con mi abuelo; Orguedo, con su carreta y sus bueyes en el chucho Azotea, casi en el patio de mi casa; el café clarito y dulce que me daba Isabel López para engañar mi gusto prematuro por esa infusión; y, sobre todo, aquellas conversaciones-tertulias de Orbelio (Evelio) con mi padre y mis tíos. De ellos, por ejemplo, escuché por vez primera el nombre del filósofo griego Aristóteles; y aquí aparece uno de los apodos de Evelio, mi tío Juanito le decía «Aristoteles» —por un guajiro de Jiquiabo, de apellido Fernández, que al improvisar una décima pronunció ese nombre en forma llana—, y Juanito, precisamente, recuerda que Orbelio (Evelio) era muy bueno escribiendo composiciones en la escuela. De esa forma, los Ruano y los Pérez crecieron juntos, y juntos les creció su amor por el conocimiento. Ellos improvisaban en la guataquea o en el corte de caña —así nuestros guajiros mantenían la tradición ancestral de los cantos de trabajo—, mantenían viva la décima traída por sus antepasados.
No todos los campesinos tenían acceso a la cultura literaria —la mayoría no sabía leer—, sin embargo, aún en las peores condiciones, algunos, como los Pérez y los Ruano, buscaban sabiduría en los libros; así se formaron poetas que, después de 1959, pudieron elevar su nivel cultural e incluso engrosar la historia de la Literatura Cubana con la publicación de libros —tal es el caso de Leoncio Yanes, Joaquín Díaz-Marrero, Chanito Isidrón, y muchos más. Quizás alguien piense entonces por qué me ocupo de Evelio Ruano —que no publicó libro alguno—, pero la respuesta sencilla es que Evelio fue un repentista y, aunque las décimas improvisadas van al viento, son guardadas por el pueblo en la biblioteca de su memoria colectiva; nos toca a los investigadores, a los amigos y familiares, recuperar ese tesoro de aire y llevarlo al papel, para que nunca se nos pierda la identidad.
En mi búsqueda de información acerca de Orbelio-Evelio Ruano he recopilado testimonios, datos biográficos y décimas —todavía insuficientes— y la gran sorpresa para mí fue su hermana Mérida (a quien no vi en mucho tiempo y ya tiene 85 años), una enciclopedia oral de la décima —al menos de nuestra región—, quien puede recitar de memoria hasta novelas escritas en esa estrofa. Cuenta Mérida que cuando Evelio era niño se enfermó y ella lo llevó para su casa, donde pasó el resto de su infancia. Todos sus amigos y familiares sabemos que ella y Enrique Betancourt, su esposo, lo ayudaron para que, a pesar de su pobreza, pudiera desarrollar su inteligencia y estudiar en un colegio como Bethania. Esa es la motivación que tuvo Evelio para crear, en 1989 —como si presintiera su muerte ocurrida un año después— esta décima en el cumpleaños 63 de la hermana:
Mérida, tú siempre fuiste
para mi vida el consuelo
porque, más que un caramelo,
tu amor maternal me diste.
De mi niñez pobre y triste
tu oído escuchó mi queja
y hoy que tu mano no deja
que me sangre más la herida
sólo le pido a la vida
que no te me pongas vieja.
II.- DATOS BIOGRÁFICOS, APORTADOS POR MÉRIDA RUANO LÓPEZ (HERMANA) Y JULIO BETANCOURT RUANO (SOBRINO)
Evelio Ruano López nació en la finca «La Matilde» —Barrio Purial, Término Municipal La Esperanza— el 12 de julio de 1934. Cursó sus primeros grados en la escuela rural de la finca «Alcántara» (propiedad de Felo Gattorno); sus primeros maestros fueron Antonia Mª Machado y Gerardo Cancio. Concluyó la enseñanza primaria en la Escuela de «Las Minas». En los años 50 se graduó de Secretario Público, en el colegio evangélico de Bethania, que dirigía Macedonio Leyva en Antón Díaz, pero al no encontrar plaza siguió trabajando en el campo hasta 1959.
Cuando triunfó la Revolución, ingresó en la Policía Nacional Revolucionaria y fue ubicado en Abreus, después viene para Santa Clara, donde trabajó como carpetero en la Unidad «El Vaquerito» de la PNR. Ya para entonces formaba parte del conjunto musical de esa institución armada. Cuando le dijeron que no podía tener dos trabajos, optó por salir de la policía para dedicarse al arte. De ese modo, entra a trabajar en la ANCHAR (Asociación Nacional de Choferes de Alquiler Revolucionarios), donde se desempeñó como Sub-Director.
Vuelve a la radio —antes de la Revolución cantaba en un programa de la emisora COCO—, al programa de CMHW «Avanzada campesina» (cuyo locutor era Aramís González) y formaba parte del conjunto «Voces y cuerdas de mi cocodrilo verde». Después se quedó solamente como trabajador de Cultura. Dirigió el espectáculo «Martes Campesino» en el Teatro La Caridad, y trabajó en el programa campesino de los miércoles en Tele Cubanacán. Además fue animador de los centros nocturnos Caneyes y Cubanacán.
De su matrimonio con Teresita Anoceto le nacieron 5 hijas: Noemí, Odalys, Milaida, Dayamí y Yusimí. En el matrimonio con Laura Martínez es su hijo Juan Evelio.
Falleció el 13 de junio de 1990.
III.- ELISA BETANCOR (1) EXPONE ALGUNOS HECHOS IMPORTANTES DE SU VIDA:
—Antes de ser artista, soñaba con ver su nombre en las carteleras culturales; y logró su sueño.
—Mantuvo su carácter humilde, llegaba a Las Minas y trataba a todas las personas con afecto y sencillez.
—Lo marcó su fe en la Revolución. Cuando la invasión a Granada, su hija Noemí se encontraba en aquel país; pero él siempre supo que regresaría bien y entendió que si no llamaban a los familiares a La Habana, no había por qué desesperarse e ir para allá.
—Fue militante del Partido Comunista de Cuba.
IV.- TESTIMONIO DE SANTIAGO PÉREZ ALFONSO (2)
En el año 1937, la familia Ruano-López, procedente de otra barriada, se mudó para la nuestra. Eran antiguos vecinos y amigos de mi mamá en otra zona del barrio Purial. Ambas familias siempre tuvieron una relación muy cercana, al extremo de que mi mamá (María Alfonso León) y la de los Ruano (Isabel López) se daban el tratamiento de «comadre», aunque en realidad no lo eran.
Esa familia era bastante numerosa y el más pequeño era Evelio, conocido por todos como «Orbelio». Recuerdo que, desde niños, era para nosotros un hermano más, afable, cariñoso y, sobre todo, con mucho respeto. Evelio era un niño muy alegre pero, tal como lo recuerdo, tenía como un ligero aire de tristeza en su mirada.
Crecimos y nos hicimos hombres en aquella vecindad [Barrio El Purial, término municipal de La Esperanza], donde la lucha por la subsistencia nos unía, y nos hacía más y más necesarios unos a los otros. Quizás impelidos por las misma pobreza, tanto en la familia nuestra como en la de los Ruano, la mayor necesidad era la superación, lo que estaba tan arraigado en nosotros que siempre nuestros encuentros derivaban en el intercambio de conocimientos, adquiridos mediante la lectura y otros medios. Así fuimos desarrollándonos. Aficionados a la poesía, hicimos los primeros «pininos» (pinitos), intercambiábamos décimas —unas veces oralmente y otras, por escrito—, aunque es bueno aclarar que, en ese sentido, Evelio siempre demostró ser más aventajado que nosotros, así que fue ampliando el marco de las lides poéticas en las canturías de la zona y sus alrededores, horizontes que fueron ensanchándose mediante sus relaciones con poetas de más oficio, entre ellos Jesús Herrera «El Casimbero», Sosa Curbelo y muchos más.
Al triunfo de la Revolución, Evelio entra en la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), pero sin dejar su origen ni su apego al arte. Más tarde, en la radio, define el verdadero rumbo para el cual nació, el que siempre fue su verdadera vocación. Locutor, artista dramático, animador, narrador oral… está ya en el camino de vida como artista consolidado.
No quiero dejar de decir, sin caer en la monotonía, algunos hechos importantes. Cierta vez, cuando trabajábamos juntos en el campo, y a raíz de nuestras conversaciones, uno de los trabajadores de la cuadrilla nos dijo: «Yo no sé por qué ustedes estudian, si están haciendo lo mismo que yo, que soy analfabeto». Y rápidamente Evelio le contestó, más o menos con estas palabras: «El día llegará en que veamos a los intelectuales inmersos en las labores de siembra y cuidado de los sembrados, porque sin alimentos no podrá haber progreso». Hoy aquellas palabras parecen una premonición; claro está que, ya conocedores de La Historia me absolverá, él y yo habíamos meditado mucho acerca de eso; no pasaron muchos años para que viéramos esa realidad, ¿quién de nosotros no ha coincidido alguna vez, en jornadas de trabajo agrícola, con médicos, abogados y otros profesionales, sin olvidar a grandes luminarias de la ciencia y el deporte? En cuanto al intercambio constante de décimas, me es imposible ofrecer algunas, ya que por falta de tiempo y un poco de descuido, perdí, bajo la acción de las polillas, aquel inestimable tesoro.
V.- LOS APODOS
Ya se ha dicho que en la familia y entre vecinos siempre se conoció como Orbelio, y que su amigo Juan Manuel Pérez Alfonso (Juanito) siempre le decía «Aristoteles», pero ¿por qué «Boniato»? dice Julio Betancourt, su sobrino, que mientras conversaba con alguien del Grupo Escambray, esa persona le comentó que a Evelio lo apodaban como «Boniato»; Santiago Pérez argumenta: cuando Evelio comenzó a trabajar como animador del Cabaré Cubanacán, entre un chiste y otro, declamó una décima, entonces alguien del público gritó: «¿y ese boniato de dónde salió?». (3)
Dentro del sector de la cultura también fue muy conocido como «Mana’o», al punto de que el periodista René Rodrigo Ruano (4) publicó en el periódico Vanguardia, al fallecer Evelio, el trabajo titulado «Adiós, Mana’o». Al indagar sobre ese apodo, Mérida y Julio me cuentan que el mismo Evelio nombraba así a todos sus amigos y compañeros, ellos desconocen por qué.
VI.- DÉCIMAS DE EVELIO RUANO
CONTROVERSIA CAMPESINA (En Palmas y Cañas)
Quiero que en Palmas y Cañas
hoy puedas a un tiempo mismo
descender hasta el abismo
o subir a las montañas.
Para ver si así te bañas
en las aguas de mi río,
y para este desafío
montes tu mejor corcel,
para que exista nivel
entre tu verso y el mío.
Búscame en cada recodo
de los caminos del Arte,
pero nunca en una parte,
búscame siempre en un todo.
Yo soy un poco de yodo
donde te hagas una herida,
sostén para tu caída,
yo soy débil, tú eres fuerte,
tú eres presagio de muerte,
yo soy un soplo de vida.
Regresas al escenario
a donde a veces brillaste
quizás porque no encontraste
tu verdadero contrario:
Hoy te será necesario
el mayor esfuerzo hacer,
más que los gestos, poner
a trabajar tu conciencia
si quieres la teleaudiencia
de todo el país mover.
Claro que no son iguales
tu verso y el verso mío,
jamás la gota fue un río
ni el españo dio corales.
Jamás como mis rosales
florece tu desacierto,
tú representas lo incierto
y yo soy lo positivo,
yo soy un poeta vivo
y tú eres un hombre muerto.
En la revista Signos Nº 20, enero-diciembre de 1977, Samuel Feijóo publicó una décima improvisada por Ruano el 23 de junio de 1976 en el teatro La Caridad:
Esta es la hermosa región
al centro de mi caimán
donde los campos están
en perfecta floración.
Bienvenidos con razón
a nuestras amadas Villas
ahora que nuevas semillas
brotan en nuevas simientes
y se ve más floreciente
el Caimán de Las Antillas.
VII:- NOTICIA PUBLICADA POR EL PERIODISTA RENÉ RODRIGO RUANO EN EL PERIÓDICO VANGUARDIA (JUNIO 1990)
ADIÓS, “MANA’O”
La décima guajira y el gracejo criollo andan con el luto a cuestas. El arte todo está triste. Desde el bohío criollo de las canturías hasta las cámaras de los televisores, sufren la ausencia sin regreso de Evelio Ruano López.
El “Mana’o” del conjunto Voces y cuerdas de mi Cocodrilo Verde, fue sepultado ayer en la necrópolis de la ciudad de Santa Clara, víctima de una repentina enfermedad.
Hombre de puro campo, con la humildad tranquila y la hombría sin amarres, que fueron siempre sus principales atributos, dejó huellas en el corazón del pueblo, que lo vio siempre desde niño entregarle la vida y el corazón al punto guajiro. Su carrera artística le deparó un duro camino, que a base de estudio y esfuerzo venció.
Fue obrero del campo, miembro de las gloriosas filas de la Policía Nacional Revolucionaria, animador de centros nocturnos, poeta del primer nivel y miembro del Partido Comunista de Cuba. Al morir se desempeñaba también como administrador en el «Cocodrilo Verde».
Sentido fue el homenaje de su pueblo ayer, prácticamente a unos minutos de su programa en la emisora provincial CMHW, que rompía el éter con su voz todos los mediodías de Villa Clara.
Artista de alma y de talento, hizo brotar millones de sonrisas con sus obras humorísticas y reflexionar o llevar a la exclamación con la poesía, a la que tanto respeto le profesó hasta el último minuto en sus 54 años de vida.
De hombre sin tacha lo calificó el periodista Aldo Isidrón del Valle en las palabras de despedida de duelo, junto a sus familiares y centenares de amigos y colegas, sin el sentido comprometido con los que mueren, porque Evelio Ruano fue eso: hombre honrado, poeta inconforme con la mediocridad, y más que todo, amigo honrado y bueno.
Quedará su obra artística en todos los que le aman y sufren su pérdida. En los que ayer lanzaron sus versos ante el féretro, en su gente, en su pueblo.
Nuestro colectivo de trabajo, y yo su primo de sangre y de poesía en este momento de dolor, lo despedimos como siempre: «Adiós, Mana’o». (5)
VIII.- DÉCIMAS EN HOMENAJE A EVELIO RUANO, POR LEONARDO ALBEO VALDÉS FERRER
LUZ EN LA TARIMA
Yo era un niño. Te vi, Ruano,
cantando en el «Cocodrilo»
y en tu escuela fui un pupilo
del repentismo cubano.
Con el verso en cada mano
eras luz en la tarima
y acariciabas la cima
en el templo de Espinel
pues, cual si fuese un corcel,
cabalgabas en la rima.
EL ADIÓS NO EXISTE
El adiós no existe, Evelio,
pues se te ve día a día:
a quien cultiva poesía
no lo oculta ni el sepelio.
Tu poético evangelio
no quedó bajo la cruz
ni el verso viste un capuz
porque con tu gente danza
y en cada vocablo lanza
hacia el Parnaso más luz.
NOTAS:
1.- Elisa Betancor —conocida familiarmente como «Usa», madre del poeta Jorge Luis Mederos Betancor «Veleta»— ha investigado y escrito la historia del barrio «Las Minas», ubicado en la Carretera Central, entre Santa Clara y «Antón Díaz». Hay dudas entre la forma verdadera del apellido Betancourt – Betancor, pero se trata de la misma familia.
2.- Padre de la autora de este trabajo.
3.- Hay otra versión, aportada por Rafael Águila.
4.- Aunque René Rodrigo Ruano se reconoce en el trabajo como «su primo de sangre y de poesía», Mérida expresa que Rodrigo no era familia suya.
5.- Evelio les decía ese nombre a sus amigos, y viceversa.
6.- El Tte. Cnel. Leonardo Albeo Valdés Ferrer, profesor del Instituto Superior del MININT «Luis Felipe Denis», participa con sus décimas en el programa radial «El Guateque de Ernestina» y forma parte del grupo de «La décima es un árbol».
7.- Conjunto musical «Voces y cuerdas de mi Cocodrilo Verde».
SOBRE LA AUTORA DE ESTE TRABAJO
Muestras de la obra poética de Mariana Enriqueta Pérez Pérez, pueden verse mediante los siguientes enlaces con el blog Álbum nocturno y la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. Varios estudios realizados por ella aparecen en nuestra sección Decimacontexto: POLIZÓN EN LA ALJABA DE EROS, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. LAS ALBAS RUMOROSAS, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel Feijóo. LA DÉCIMA CUBANA DURANTE LAS GUERRAS DE INDEPENDENCIA: LOS POETAS DE LA GUERRA, interesante aporte sobre ese período. LA DÉCIMA ESCRITA EN VILLA CLARA, sobre la poesía concebida en estrofas de diez versos en esa provincia.
MÁS INFORMACIÓN SOBRE
VILLA CLARA
No hay comentarios:
Publicar un comentario