Desde Mayarí,
Holguín
Nuestro
querido hermano poeta y narrador Modesto
Caballero Ramos, vicepresidente
del
Grupo Ala Décima y subdirector
de este sitio web nos envió su abrazo en letras por los 25 años de la peña
semanal sede del Grupo Ala Décima, en la biblioteca
Tina Modotti, de Alamar, de la cual él ha sido durante muchos años
un baluarte. Nos lo envía desde su natal Mayarí, provincia de Holguín, donde
reside hace relativamente poco tiempo, y donde atiende su Peña
El valle, el río y la montaña. Nos dice Modesto:
Hermanos y
hermanas, bajo un estado emotivo no se debe escribir, porque se corre el riesgo
de abaratar lo se hace, pero no puedo dejar pasar este 25 aniversario de
nuestra peña para expresar mi sincero agradecimiento por haber descubierto
aquella tarde de lunes de un mes que no recuerdo, y me disculpo, de 1997, aquel
sencillo espacio bajo la uva gomosa frente a la biblioteca Tina Modotti, de
Alamar. Era yo entonces el presidente del Consejo Popular Alamar Playa. Me
integre como uno más. Fue como si hasta entonces hubiera andado por el mundo
buscando lo que sabía que debería existir, pero no se me había dado hasta
entonces. Conocí tanta gente entusiasta, algunos ya no están, Célida Cortina,
Wilfredo Sánchez, Yazmina Calcines, Adriano Rodríguez, Pedro Alfonso, y otros
que no por no nombrarlos los he olvidado. Luego vinieron otros y después seguirán
llegando los demás. Nuestra peña es un organismo vivo y como todo lo vivo,
tiene un corazón y un cerebro, que para no herir su dolorosa modestia, no lo
mencionare, innecesario, dirán ustedes. Pero nuestra peña se fue convirtiendo
poco a poco no solo en el espacio semanal más longevo del país, sino en una
madre fecunda, de cuyo vientre han surgido tantos y tantos otros espacios e
instituciones a lo largo del país. Habrá que agradecer por siempre a nuestros
hermanos Péglez y Luisito, por el que siento una gran admiración por muchas de
sus condiciones que tampoco enunciaré. Y no sería justo dejar fuera a esa gran
mujer que es Dineya, que con su humildad a cuesta siempre ha estado presente.
Por lo demás, a nuestro hermano Carlos Castro, que se convirtió en el
coordinador y conductor de la peña cuando fue necesario, sobreponiéndose a
todas las dificultades que han ido apareciendo, sobre todo, de salud.
Dije que no
quiero lastimar la modestia del alma de nuestra peña, pero vaya a él, el
reconocimiento que no tengo estatura para darle y los elogios que tampoco sé
dar, pero eso sí, es mi hermano del alma, mi Bróder Mayor. Desde mi amado
vallecito florido, mi eterno Mayari, un abrazo para todas y todos los que han
defendido este espacio y pido perdón por estos remedos de versos.
bajo una uva
gomosa.
Lunes, tarde,
caprichosa
la ocasión
cuando me vi,
sentado,
tímido allí
donde mi
medio no era.
Reprimido en
su quimera,
mi sueño
encontró su ajuar.
Ya nada pudo
evitar
que aquel, mi
destino fuera.
Ante mí se
desveló
otras aristas
del ser.
¡Qué digo!,
el amanecer
de mi mundo
despertó.
Mi espíritu
se elevó
desde el
elipsis del muro
a romper con
el conjuro
de un
destino. La aurora
puso su luz
sin demora
donde antes
todo era oscuro.
Hoy ando
lejos, la vida
te sorprende
a cada instante.
Sin embargo,
aunque distante,
no hubo
olvido en la partida.
Hoy mi fe
está compartida
entre la uva
y la montaña,
el valle, el
río que baña
la nostalgia
del poeta.
Confieso que
cargo grietas
porque su
sombra se extraña.
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