La ondulación sonora
Apuntes para un estudio
de la décima en Raúl Ferrer
de la décima en Raúl Ferrer
De
izquierda a derecha, el Indio
Naborí y Raúl
Ferrer, hermanos en el largo
batallar por la justicia y en los irrenunciables sueños de la poesía.
Por Mariana
Pérez Pérez, fundadora y conductora de la tertulia La
décima es un árbol y representante
del Grupo Ala Décima en la provincia de Villa Clara.
De mi voz he llevado la
poesía
como se lleva a un niño de
la mano.
Maestro de nuevas generaciones fue Raúl
Ferrer (Yaguajay, Sancti Spíritus, 4 de
mayo de 1915 – La Habana, 12 de enero de 1993), pero también
maestro en la poesía y, dentro de esta, en la décima, a la cual confirió
vitalidad y rigor estilístico. Si bien las mejores composiciones en este metro
pertenecen a la etapa anterior a 1959, las mismas sólo aparecieron incluidas en
un libro veinte años después de aquel, en 1979, cuando salió a la luz Viajero sin retorno (1) y años más tarde en El Retorno del maestro. (2)
En las Cinco notas del autor,
que aparecen a modo de introducción en Viajero
sin retorno, Raúl Ferrer expresa:
“Tampoco concebí nunca la poesía sin el alma de la música. El ritmo
interior, la ondulación sonora, fue más que una condición una necesidad que en
buena parte de mi obra canta, muy emparentada con la rima (...) la rima
despierta las palabras; es componente del tema mismo. Niego por eso que la rima
sea un mero artificio, jaula de obligaciones. Ella sólo esclaviza cuando un
pobre léxico no puede elevar el motivo a la categoría poética”. (3)
Lo extenso en la transcripción de la cita se justifica por la
necesidad de demostrar que este poeta utilizaba la rima con plena conciencia de
que sus motivos estaban a la altura de la categoría
poética.
Viajero sin retorno sería su
primer libro, aunque, naturalmente, un buen número de sus composiciones ya
habían aparecido en publicaciones periódicas; en él está recopilada toda la
poesía que escribiera desde la década de 1940. En el mismo se incluyen
dieciséis poemas concebidos en décima, de los cuales ocho pertenecen a la
neocolonia (de 1944 a 1958), seis a la etapa revolucionaria (1959 a 1979) y dos
no fechados. Las características generales de los anteriores a 1959, en general
las mejor logradas, pueden resumirse como sigue:
·
En algunas décimas predomina la sencillez expresiva,
pero sin caer en el criollismo chato ni en la vulgarización del tema, mientras
que en otras se observa un alto nivel tropológico con dominio de los recursos
estilísticos y maestría en su elaboración.
·
La ternura que los niños inspiraban en este maestro.
·
Lenguaje popular sin chabacanerías, no exento de
hermosas imágenes: como tomarme un café /
en la taza de una estrella ; que la
luna ya la vi / deshecha de ajonjolí / cuando en el arroyo juega.
·
El diálogo como recurso para la fabulación.
·
Se emplea el suspenso para darle más valor al
desenlace final de la historia: –¡Soy la
décima guajira, / y mi novio es Naborí!.
·
Entrañable cubanía, donde no falta la crítica
político-social y el más auténtico patriotismo.
·
Permanente homenaje a esta estrofa a través de
diferentes composiciones dedicadas a enaltecerla.
Dentro de todo el conjunto de décimas correspondientes a este período,
resaltan por sus valores formales y de contenido, las siguientes:
1954. Décimas de cuatro filos.
Intrincadas en apariencia, son un claro llamado a los poetas para que la poesía
se pronuncie por la lucha: ... los
convoco / al himno, no al miserere! ; felicidad
el sudor / y pólvora la poesía! Utiliza a propósito un lenguaje ambiguo, un
tanto simbólico, debido a la época
en que fueron escritas, razón que se explicita al final: juego peligroso fuera / si con lenguaje más claro / mi voz hiciera un
disparo / contra la vida que espera. Al igual que en las Décimas
del tiempo tiempo, hay
preponderancia y dominio de los recursos estilísticos.
1955. Guayabera. Entrañable
cubanía donde no falta la crítica político-social al problema agrario, que se
refuerza a través de la anáfora: –Eso, si
la tierra [el tabaco, el trabajo, la
Patria] fuera; y el pie forzado: Vestida [o] de guayabera. La última de
las cuatro décimas se refiere a nuestras guerras de Independencia y a los
anhelos martianos:
–Eso si la Patria fuera
como la quiso Martí,
porque Patria es un mambí
de machete y guayabera.
1956. Décimas del tiempo tiempo.
En 9 décimas se resume toda una concepción filosófica acerca del tiempo, que
debe ser aprovechado. El poema es un gran canto al trabajo. Asimismo, se
refiere al hombre como ser social: Cuando
el hombre es la unidad / el tiempo lo pulveriza. Muestran una gran maestría
en su elaboración, así como un alto nivel tropológico. La repetición de la
palabra tiempo con diferentes
connotaciones es un recurso excelentemente logrado:
En el tiempo va el
embrión
que de tiempo se sostiene,
pero el tiempo también
tiene
su tiempo de prescripción.
A partir de 1959, este poeta continúa la línea de poesía
revolucionaria que venía desarrollando desde la década del 40, pero ahora no se
enfrenta a la realidad social, sino que presenta a ésta desde la posición de
sujeto actuante en una nueva realidad, donde lo que importa son las
transformaciones revolucionarias; ahora los temas serán tratados de modo diferente:
exhorta a la paz del mundo con la euforia de la liberación nacional en 1959; el
campesino ya no es aquel que sufría por el desalojo, sino el que se alfabetiza
en 1961; la condición antimperialista ya no es un lamento por la pérdida de la
soberanía, sino una posición de enfrentamiento con la certeza de ser el
vencedor. Sin embargo, en Raúl Ferrer la calidad poética no cede ante el
discurso político, por el contrario, asimila las nuevas formas de expresión y
mantiene a la décima en el nivel acostumbrado por él, como sucede, por ejemplo,
con Regreso del Cucalambé, a pesar de
ser éste un período en que nuestra estrofa nacional resultó tan dañada por el
facilismo. Por otra parte, la poesía de combate en este autor se recibe
auténtica, sincera, porque su creador fue un poeta de excelencia, poseedor de
verdaderas convicciones revolucionarias y humanistas, que la salva del
epidémico panfleto, que tanto ha dañado a cierta zona de la décima en Cuba.
El retorno del maestro es un precioso
libro, cuya edición y notas estuvieron bajo el cuidado de Excilia Saldaña,
quien fuera una importante escritora para niños; la cubierta, el diseño y las
ilustraciones pertenecen a Miriam González Jiménez, y fue impreso en la RDA. El
prólogo obedece a la firma de Félix Pita Rodríguez. Se trata del segundo
publicado por Raúl Ferrer, donde se agrupan todos los poemas que escribiera
para niños, en su mayoría concebidos con
fines docentes. Veintitrés de ellos adoptan la décima como forma de expresión;
hay ocho que también se encuentran en el libro anterior.
Acerca de El retorno del maestro
expresa el prologuista: «Este libro es como la hermosa crónica de momentos
centelleantes de la vida de este poeta. Lo que él evoca, o reconstruye, con
admirables versos, es, fundamentalmente, la etapa extraordinaria, deslumbrante,
en la que puso su gran talento en el aula de su escuela en el Central Narcisa».
Dividido en tres secciones, I. El aula- II. Arco iris- III. El
retorno, cada parte se abre con una breve crónica donde la editora relata momentos
de una visita al Maestro. En la Nº I incluye recuerdos, tomados de la propia
voz de Ferrer: «Cuando siento el olor limpio de la tierra pienso en mi escuela
de Narcisa, la huerta siempre verde, mis muchachos, mi aula… ¿Cómo era la
clase? Pues poesía, que la poesía no sirve para la vida, ¿para qué entonces?».
Pura nostalgia por su escuela que, a partir de ahí, será vivencia en la poesía,
desgranada, sin orden cronológico, manifestación de cómo el educador enseñaba, sin medios, sin artificios, solo
con la palabra vibrante y útil.
Me permito una digresión para ejemplificar lo anteriormente dicho:
cierta vez, en la década de 1980, escuché una conferencia suya; fue durante un
seminario a metodólogos y funcionarios del Ministerio de Educación, celebrado
en la Escuela Formadora de Maestros «Manuel Ascunce Domenech». Su voz resonaba
alta, firme, y todos estábamos prendidos de sus labios, ojos e ideas. Tomé
notas y después escribí un poema que, de tan bien guardado, no he podido
encontrar. Jamás he olvidado las dos frases que más me impactaron. La primera:
«El hombre está en la vida para encontrar felicidad». Y acerca de Manuel
Ascunce Domenech y Pedro Lantigua, asesinados durante la Campaña de
Alfabetización, dijo: «¡Eran cadáveres alumbrando la campiña!». ¿Cómo olvidar
tanto sentimiento?
El libro demuestra su dominio de las estrofas clásicas: décima
espinela (apegada a la oralidad, a veces improvisada), ovillejo, soneto y
sonetillo, romance y romancillo, canción, cuarteta y muchas más. Y lo más
importante es que esta poesía, concebida para las lecciones de Historia,
Geografía, Matemática, etc., no tiene un ápice de «didacticismo» (4), aunque
educa, pero siempre poniendo en primer plano los valores literarios.
En la sección I, «El aula», los temas son variados: el maestro y su
papel, las flores, las frutas, la luz y el color del paisaje, los fonemas
(«Juego en lu»), la ortografía («Para aprender el acento», ovillejo, 1940), la
matemática y la Revolución («Las cuentas», 1965).
La II, «Arco iris», se dedica al color, en relación íntima con lo
humano y lo familiar. A propósito expresa Excilia Saldaña: «¿Existiría la
poesía de Raúl Ferrer sin estos colores que forman el prisma íntimo del poeta?
Todos confundidos y hechos luz en la memoria, presente y pasado superpuestos:
tiempo eterno del amor» (5). Las décimas, que son ocho en total, tratan de: la
guayabera, Dalila y Sansón (tema un tanto extraño, actualizado mediante
elementos de la naturaleza, como jardín, tomeguín, violeta, y un toque final de
humor), la familia («Gipsy II», «Mamá», «Familia», «Décimas en Varadero»).
«Regreso del Cucalambé» (1975), dedicadas al dirigente campesino y defensor de
la décima Pepe Ramírez Cruz, consta de cuatro partes: «Campo», «Agua», «Monte»
y «Punto»; esta última, ingenioso juego de palabras con el vocablo «décima»: decimante, décimo, decimado, decimiel,
endecimecerte, decimicuba, adecime, decimonta.
La sección III, «El retorno», está definida, como lo expresara el
propio poeta, por el trabajo revolucionario: «Hay mucho que hacer, lo mío para
después, sí, claro que me gusta la idea del libro, pero estos son poemas de
tribuna. Sí me alegra el libro, pero primero son las tareas que nos exige el
momento». (6)
Todas las décimas fueron escritas después de 1959. «Alfabetización»,
por ejemplo, tiene música del propio autor y se cantaba durante la Campaña, que
fue dirigida por él. Hay otros temas: la mujer, Maceo, los educadores, Cuba, la
paz... Al XX Aniversario de la Revolución dedicó «Canturía del XX Aniversario»,
cuya redondilla inicial se repite igual en tres de las cuatro estrofas, excepto
los segundos versos que varían: Solté la
décima un día / desde su prisión estrecha / y salió como una flecha / derecha a
la canturía. En la última estrofa cambia más: Solté la décima un día / —al fin encontró la brecha— / y salió como una
flecha / buscando la canturía.
Dentro de todo el conjunto de la última sección, resalta «Nicaragua»
(1980), décima endecasílaba, escrita y leída en la casa natal de Rubén Darío,
durante el aniversario de su nacimiento, el primero celebrado en Nicaragua
libre.
Cierra el libro «Canción-paz» (1959), que aboga por la «ciencia con
amor» en contra del átomo (bomba atómica).
En total, El retorno del maestro
contiene veintitrés poemas en décimas, de las cuales ocho aparecieron antes en Viajero sin retorno.
Ya Raúl Ferrer, el maestro, el poeta, el revolucionario, cumplió cien
años; hace tiempo que no se encuentra con nosotros, pero la ondulación sonora de sus versos aún
vibra en el pueblo que lo estima; con él, penetró en la tierra, y ahora las fuerzas telúricas (7) asciendan al
espíritu de todos cuantos leen y escuchan su poesía.
NOTAS:
1.- FERRER, RAÚL: Viajero sin retorno; pról. Joaquín G. Santana, Ediciones Unión, La
Habana, 1979, 273 p.
2.- ________: El Retorno del maestro; pról. Félix Pita Rodríguez, Editorial Gente
Nueva, La Habana, 1990, 158 p.
3.- ________: Ibid., p. 18-19.
4.- N.A. El Diccionario de
la Academia Española no reconoce la
palabra “didactismo”, sino “didacticismo”.
5.- SALDAÑA, EXILIA, en:
Raúl Ferrer, El Retorno del maestro,
p. 68.
6.- FERRER, RAÚL, Op. Cit., p.
133.
7.- Se refiere a lo que
decía Raúl Ferrer a sus alumnos, para que no se avergonzaran de asistir
descalzos a la escuela; él mismo, predicando con el ejemplo, iba sin zapatos.
GUAJIRA FIEL
Ver la guajirita aquella
y prendarme, todo fue
como tomarme un café
en la taza de una estrella.
Quise enamorarla y ella,
fresca como un alelí
dijo: salga por ahí,
yo solo guardo esta miel
para mi guajiro fiel
que es el Indio Naborí.
y prendarme, todo fue
como tomarme un café
en la taza de una estrella.
Quise enamorarla y ella,
fresca como un alelí
dijo: salga por ahí,
yo solo guardo esta miel
para mi guajiro fiel
que es el Indio Naborí.
Malhaya la negra hora
de la noche peregrina
que encontré una campesina
de voz tan arrulladora.
Malhaya su tentadora
liviandad de colibrí.
—Usted no me engaña a mí,
ya yo tengo quien me engañe,
me ilusione y me regañe
con el Indio Naborí.
de la noche peregrina
que encontré una campesina
de voz tan arrulladora.
Malhaya su tentadora
liviandad de colibrí.
—Usted no me engaña a mí,
ya yo tengo quien me engañe,
me ilusione y me regañe
con el Indio Naborí.
—Mira que es una fortuna
la que vengo a regalarte.
—Vaya a cantar a otra parte
y deje en paz la montuna.
¡Y no me ofrezca la luna,
que la luna ya la vi
deshecha en ajonjolí
cuando en el arroyo juega,
con la voz que más me llega:
la del Indio Naborí!
la que vengo a regalarte.
—Vaya a cantar a otra parte
y deje en paz la montuna.
¡Y no me ofrezca la luna,
que la luna ya la vi
deshecha en ajonjolí
cuando en el arroyo juega,
con la voz que más me llega:
la del Indio Naborí!
—¿Y ni un beso antes de irme?
—¡Bese al verde y ya me besa!
—¡Quiero hacerte una promesa,
paloma, tienes que oírme!
Y juro que el golpe firme
con que se tumba un jiquí
en el corazón sentí
cuando me gritó con ira:
—¡Soy la décima guajira,
y mi novio es Naborí!
—¡Bese al verde y ya me besa!
—¡Quiero hacerte una promesa,
paloma, tienes que oírme!
Y juro que el golpe firme
con que se tumba un jiquí
en el corazón sentí
cuando me gritó con ira:
—¡Soy la décima guajira,
y mi novio es Naborí!
Día del Poeta, 1954
DEL CONCURSO QUE LLEVA SU
NOMBRE:
De Raúl Ferrer (Yaguajay,
Sancti Spíritus, 4 de mayo de 1915–La Habana, 12 de enero de 1993),
quien fuera además coordinador de la
Campaña Nacional de Alfabetización en 1961 —y
a quien rindió tributo recientemente el XV concurso nacional Ala Décima por el
centenario de su natalicio—, hemos publicado antes los poemas Guayabera,
Décimas
del tiempo tiempo y Mi
querido Frankestén, así como el comentario
“Martí, pasión y verdad: la décima de Raúl Ferrer”, por Waldo González López
(2008); el tributo
del grupo decimista espirituano Toda luz
y toda mía en diciembre del 2011, por el Día del Educador; y los homenajes
que le rindieron la Tertulia del Sur y el Grupo Ala Décima en mayo
del 2012 y en mayo
del 2013. También el simpático poema Guajira
fiel, dedicado a su hermano de luchas
y poesía, Jesús
Orta Ruiz, el Indio Naborí.
OTROS HOMENAJES A RAÚL
FERRER:
Visite
el sitio web de la tertulia
La décima es un árbol,
fundada y dirigida por Mariana:
La décima es un árbol,
fundada y dirigida por Mariana:
Visite
el sitio web Arboleda, de Mariana:
En
ese sitio:
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VILLA CLARA
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