lunes, 8 de noviembre de 2010

Desde Matanzas

Celebrado evento
Pablo Luis Álvarez (Wicho)

Encuentro Generacional de Repentismo
y grabación de disco en la
Casa Naborí


Por
Bárbara Hernández Tápanes, especialista del Centro Iberoamericano de la Déci
ma y el Verso Improvisado e integrante del Grupo Ala Décima


Los días 5 y 6 de noviembre fueron, una vez más, jornadas especiales para la poesía improvisada en la
Casa Naborí, de Limonar, Matanzas. Poetas de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Ciego de Ávila y Camagüey, de distintas generaciones, se reunieron en controversias, tonadas, estampas humorísticas y pies forzados en el “Pablo Luis Álvarez (Wicho)”, que en noviembre convoca esta institución ya con veintiún años de fundada, y que es dirigida por Reinaldo Gil González (Papito).

Este año con características diferentes, pues no hubo concurso, el público asistente, que colmó la sede, pudo disfrutar y aclamar a destacadas figuras del repentismo en el país, entre las que se encontraba el veterano Arnaldo Figueredo, el jovencísimo Reiber Nodal, el limonareño Irán Caballero, entre muchos otros. Nuevamente apareció en el escenario después de una prolongada ausencia Tomasita Quiala, para demostrar, con los pies forzados impuestos por el público, que es la reina de esta modalidad en la improvisación.

En la jornada sabatina le fue entregada la distinción “Viajera Peninsular” a María Eugenia Azcuy Rodríguez (Maruly) (foto a la derecha), destacada investigadora y promotora de la décima en el país, quien fuera asistente personal de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, durante siete años; antologadora de numerosos libros y miembro del Grupo Ala Décima, entre muchos otros aspectos que avalan su trayectoria en defensa de la espinela.

En la tarde del domingo 7 disfrutamos de una jornada especial, también desbordada de público. En un proyecto de Bis Music con Creart, se realizó la grabación de un CD y un DVD, en el que se rememoró la Controversia del Siglo, protagonizada por Angelito Valiente y el Indio Naborí en San Antonio de los Baños y Campo Armada en 1955. Cinco parejas de poetas le cantaron, con una óptica contemporánea, a los mismos temas. Julito Martínez (La Habana) y Sergio Lima, le improvisaron sus décimas al tema de la muerte; Nelson Lima y Gabriel Llanes, ambos de Camagüey, a la libertad; Noel Sánchez y Geordanis Romaguera (Matanzas), al amor; Héctor Gutiérrez y Aramís Padilla (La Habana), al campesino, y cerró esta remembranza con la controversia de Leandro Camargo (Pinar del Río) y Luisito Quintana (Matanzas), cantándole a la esperanza. Estas dos últimas lograron un nivel de aceptación en el público que alcanzó el paroxismo, y ante la petición de este, tuvieron que salir nuevamente al escenario, acompañados de Irán Caballero y Héctor Gutiérrez, a continuar improvisando para el disfrute de los asistentes.

Debe destacarse la calidad del acompañamiento musical, tan importante y muchas veces relegado en el repentismo. Connotados guitarristas, treseros y laudistas —entre los que se encontraba Juanito Rodríguez Peña, amigo personal de Naborí desde la juventud, y asistente a la competencia de Campo Armada— fueron convocados, deleitaron con las cuerdas y complementaron la realización de este sueño.

La conducción, en la que se ofreció al público un panorama de lo que constituyó la Controversia del Siglo de 1955 y se declamaron algunas de las décimas de Jesús Orta Ruiz y Angelito Valiente, fue realizada por el poeta habanero Orestes Pérez.

Este proyecto disquero de Patricia Tápanes Suárez, quien asumió la ardua tarea de coordinación con poetas e instituciones involucradas —fundamentalmente la Casa Naborí— tiene como productora y directora musical a Sonia Pérez Cassola, junto a un profesional equipo de realizadores, grabadores, camarógrafos y luminotécnicos.

Entre los asistentes se hallaba Angelito Valiente Othón, hijo del poeta del Ariguanabo, quien viajó desde San Antonio de los Baños junto a otros amigos de su padre. Allí, frente al micrófono, expresó que lamentablemente él no fue nunca un repentista, pero que al nacer, crecer y vivir entre espinelas, aprendió algo del oficio, y quiso ofrecer las décimas que escribió y leyó con gran emoción, y que aquí reproducimos:


A MI PADRE


El siglo veinte a mediados
en el Casino Español
nacía la luz de un sol
de versos improvisados.
Tres temas fueron cantados
y un jurado decidía
y dicen que todavía
se escuchan en el lugar
a las paredes vibrar
repletas de poesía.


Le cantaron al amor,
a la muerte le cantaron,
de la libertad trataron:
cada décima mejor.
El público con ardor
escuchaba las cuartetas
y con palabras escuetas
después dijo Naborí:
No hubo controversia allí,
fue un diálogo de poetas.


En una extensa jornada
de poético clamor
no se eligió un ganador:
la lid quedaba empatada.
Se escogía Campo Armada
como próximo destino
se reiniciaba el camino

y la excelencia se alcanza.
Se le canta a la esperanza,
se le canta al campesino.


Cada verso improvisado
valientemente decía
lo que el pueblo padecía
de tanto ser explotado.
Decide al fin del jurado
y es por Naborí que vota.
Valiente acepta y anota:
No te preocupes mi amigo,
para mí perder contigo
nunca será una derrota.


El día que me enteré

que a Limonar yo venía,

ese día, el mismo día,
a mi padre visité.
En su panteón me senté
y como pude lograr
su espíritu transportar
quiero me den el derecho
de sacármelo del pecho
y dejarlo en Limonar.




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