Un sitio para Manzano
Por Yoan Manuel Pico
Tomado de CubaLiteraria
La última edición de Puerta al camino fue todo un lujo, y es que cuando se combinan un tema atractivo y un excelente conferencista, el resultado no puede ser otro. El profesor camagüeyano José Emilio Hernández fue convocado a disertar sobre la poseía de Roberto Manzano Díaz, selección muy atinada, pues se trata de un profesor con un vasto conocimiento de la literatura y muy unido a Manzano desde los tiempos en que el Premio Nicolás Guillén 2005 se desempeñaba como profesor del Instituto Superior Pedagógico José Martí.
"Hablar de Roberto Manzano Díaz genera un contexto de espiritualización que nos enriquece a todos", estas fueron las primeras palabras de José Emilio Hernández; acto seguido, el Doctor en Ciencias Pedagógicas y autor de numerosos artículos sobre educación comenzó a evocar los años en que trabajó junto al bardo. A su juicio, ya desde aquellos tiempos Manzano tenía una idea bastante profunda de lo que quería hacer con su creación. Esta autoconciencia, a juicio del conferencista muy lacerada en algunos escritores contemporáneos, hace que estemos ante una poesía sólidamente distinta que "se preocupa por la real actividad humana". Este último rasgo lo ejemplificó a través del poema “Los sirgadores del Volga”. Al análisis antecedió una pequeña anécdota sobre la manera en que Roberto Manzano conoció el cuadro que a la postre motivó la creación del texto.
Resulta que por aquel entonces Manzano era un trabajador destacado, motivo por el cual sus compañeros del sindicato quisieron agasajarlo con un humilde presente. Un libro con pinturas de Ilya Repin, que desde hacía unos meses languidecía en el almacén de la base material de estudio, sirvió para tan loables fines. Lo que no sospechó ninguno de sus compañeros es que el regalo tendría semejante utilidad. Por supuesto que la anécdota despertó el humor, como también los cuentos de José Emilio en torno al despiste de Manzano cuando de reuniones y planes de estudio se trataba. En efecto, hablar de Manzano genera un contexto de espiritualización, como bien afirmó el invitado de la noche, pero también despierta ese humor que caracteriza a los cubanos esenciales.
Para el conferencista, otro de los rasgos de la poesía de Roberto Manzano es que se constituye a partir del diálogo con la otredad, plática que en su caso se sustenta en una profunda humildad. Un antecedente bien definido de esta postura la encontró en Walt Whitman, sin embargo, para el disertante la poesía del estadounidense tiene un ingrediente de soberbia. Para sustentar esta afirmación, José Emilio se sumergió en unos versos del “Canto a mí mismo” que muchas veces pasan desapercibidos: Todo lo observo, todo lo anoto, todo este espectáculo con su resonancia me interesa, me mezclo en él y luego me voy. A través de la confrontación de estos versos con los de Manzano, el invitado demostró a los presentes que el autor nacido en Ciego de Ávila no se ha limitado a asumir toda la tradición de la literatura universal, sino que en los casos más significativos ha realizado una lectura crítica y profunda de la misma. No olvidó señalar que esta lectura se extiende hacia otros campos como el de la ciencia y la filosofía. Se trata de todo un universo de información que el poeta ha incorporado a un sistema poético que es "una manifestación del pensamiento de la complejidad a nivel lírico".
Para José Emilio Hernández, esta voluntad del escritor por asumir el legado whitmaniano no se evidencia solamente en el plano ideológico; también repercute en el de la forma: así, si Canto a la sabana se basaba en el principio organizacional del más famoso poema de Whitman, recientemente Manzano ha entregado textos en los que demuestra su capacidad para construir sistemas poéticos acentrados, como el que se evidencia en “Peldaños en la sombra”, texto en el que José Emilio Hernández encontró evidencias de lo que actualmente se conoce como ecología profunda. Sin dudas, otro motivo para acercarnos a esta "poesía preocupada por el desposeído y la víctima", magistrales palabras que pusieron fin a la conferencia.
Una peña que desde su mismo nombre pretende rendir homenaje a uno de los poetas más destacados del momento no pudo tener una sesión mejor. Resulta una agradable coincidencia que ella tuviera lugar en el marco del Festival Universitario del Libro y
Como toda peña, esta también terminó con la inevitable conversación entre los contertulios, pero esta vez el intercambio fue diferente. Gracias a él conocimos un secreto que vale la pena develar. Se trata de que, dado su creciente prestigio en el mundo académico, José Emilio Hernández fue invitado a participar en la confección de los programas de estudio que comenzarán a regir en los institutos pedagógicos del país. Para los nuevos cursos, el profesor tiene una propuesta irrebatible: la poesía de Roberto Manzano Díaz. Una creación que, a tenor de lo visto en los últimos años, es ya patrimonio valedero de la cultura cubana.
Versión original en CubaLiteraria.
En nuestros archivos: Roberto Manzano: "La mejor poesía es querernos"
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