jueves, 3 de diciembre de 2009

Él sólo sabe que se queda

Yamil Díaz Gómez en la tertulia
La décima es un árbol de noviembre

Por Mariana Pérez Pérez,
conductora del espacio
y miembro del Grupo Ala Décima
Fotos: Eridanio Sacramento Ramos


«Se hacen versos de la grandeza, pero sólo del sentimiento se hace poesía»

José Martí

«El poeta debe callar su dolor hasta la hora sublime
en que el verso tallado en él busca salida despedazando las entrañas,
para consolar la pena de los hombres con la poesía misma que la pena inspira»

José Martí (1888)


Parado frente al público pidió disculpas, sería necesario ser condescendientes y hacer un esfuerzo para escuchar los cuatrocientos versos que se proponía leer, en un estreno mundial, esa tarde. Ignoro qué pensó el resto de los contertulios, pero yo, la anfitriona, sabía –antes me había informado de qué se trataba– que iba a ser algo absolutamente grande. Lo sabía, porque nuestro invitado no pertenece a la casta de poetas que persiguen recitales y desgranan versos inacabados a cualquier hora. Lo sabía, porque he leído su obra con [casi] todo el detenimiento que merece. Lo sabía, porque de los contemporáneos –perdónenme los demás poetas–, él es mi preferido. Lo sabía, porque José Martí –ese hombre a quien él estudia y ama– escribió: «Se hacen versos de la grandeza, pero sólo del sentimiento se hace poesía». Y yo estaba al tanto de por qué en sus décimas los sentimientos habían estampado con fuego una marca. No estoy autorizada para contar ese «por qué», solame
nte el autor puede hacerlo, y por ello, simplemente mencionaré lo sucedido.

Después de dos años tratando de conseguirlo, este viernes 27 de noviembre de 2009 –anotar bien la fecha– «La décima es un árbol» tuvo el enorme privilegio de recibir a Yamil Díaz Gómez (Santa Clara, 1971), un importante poeta de nuestra lengua. Por favor, no quiero que me consideren exagerada, ignorante, y mucho menos su defensora a ultranza, solo por el hecho de que vive, es nuestro amigo, camina, escribe y respira en esta ciudad todos los días; se trata de medir justamente la altura de quien ha publicado un buen número de libros, que, en su gran mayoría, han sido el resultado de premios con crédito nacional (cinco de ellos han obtenido el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara), además de los trabajos periodísticos, ensayos y poemas que se encuentran diseminados por la prensa plana y digital. Ahí está su currículum, cualquiera puede comprobar la veracidad de mis palabras. Pero si eso no fuera suficiente, entonces tendré que argumentarlo con razones.

La tertulia comenzó, como todas, con el saludo y la presentación de invitados, pero cambió su rumbo habitual a partir del momento en que Alain Garrido pasó al frente para interpretar un poema de Yamil Díaz, musicalizado por él. Y a pesar de que este trovador es una voz permanente de los encuentros literarios en Santa Clara, sentí que esta vez era más intenso. Tal vez la intimidad de la sala, o el haz de sol crepuscular penetrando por la puerta y la ventana semientornadas acentuaran la emoción de su guitarra, lo cierto es que había una cierta magia en el ambiente, y eso nunca lo habíamos conseguido.

Después, presenté «oficialmente» al invitado, y lo hice –«a mi manera»– con la lectura de «Última carta al soldado conocido Yamil Díaz», las décimas que escribí especialmente para la ocasión y, seguidamente, la reseña «Un buzón para el soldado desconocido» acerca de sus libros Soldado desconocido y En el buzón del jardín. Algo que también marcó una diferencia, fue obsequiar al invitado un ejemplar de Los Césares perdidos, de Odalys Leyva, Premio Cucalambé 2008, dedicado en nombre de nuestra tertulia, del Grupo Décima al filo –con la aprobación de su Presidenta, autora del libro– y del Grupo Ala Décima. Pero lo mejor estaba aún por suceder.

El poeta de pie, ante el micrófono, sosteniendo el cuaderno de varias páginas en su mano derecha, pide al público que sea tolerante, se disculpa y explica. El poeta, con osadía, confianza en sí mismo, pero también con un corazón enorme, se ha «atrevido» nada menos que a glosar la «Glosa» de Nicolás Guillén, la que escribiera sobre versos de Andrés Eloy Blanco, ese otro gran hispanoamericano: No sé si me olvidarás, / ni si es amor este miedo: / yo sólo sé que te vas, / yo sólo sé que me quedo. Y si Nicolás Guillén escribió cuatro décimas (cuarenta versos), Yamil Díaz ha escrito, aquí mismo y ahora, en Santa Clara, ¡cuarenta décimas! (cuatrocientos versos) «a pura bomba».

Cuatrocientos versos que mantienen al público suspendido ante unos labios que deslizan las palabras casi de memoria, y de unos ojos que, a pesar de su brillo triste, miran al frente. No exagero, tal vez el recuento parezca cursi, pero los pechos se oprimieron, los rostros estaban pasmados por la concentración, no había ruidos. Las palabras crecen, encienden, dominan el espacio, llegan al clímax y se tornan transparentes. Imágenes poderosas del amor se combinan con los pequeños actos del hogar que se ha roto. Los versos interactúan con los maestros: se mezclan en un solo continente las palabras de Andrés Eloy Blanco y de Nicolás Guillén con citas de Martí, de Lezama, de Virgilio Piñera, de Neruda… Y nuevamente un momento de la cotidianidad se lanza a trascender en Dios y en el mar, que separa a los amantes; el poético pan sobre la mesa coexiste con un humilde plato de harina que, por obra y gracia del poeta, se convierte en glorioso manjar.

Cada verso, cada imagen, será una estocada en los oídos, y poco a poco se acerca el final. Entre yo sólo sé que te vas y yo sólo sé que me quedo median diez décimas, las más recias, ya cada quien sabe cómo termina la historia, sin embargo no estamos aptos para recibir ese impacto final. La lectura concluye, y en el público pesa una emoción húmeda, unos se llevan la mano a los ojos para secarlos, otros la ponen sobre su pecho. El aplauso va a llegar, pero la fascinación mantiene por segundos el silencio. Abrazo al poeta, y un amigo escritor que sabe de lejanías, también lo abraza, llorando de verdad, como los niños personajes de su obra.

Nos hemos quedado sin palabras, comprendo que la angustia es demasiado perturbadora, sobre todo para los de mayor edad, y que se hace necesario disminuir la tensión. El café y las décimas humorísticas, declamadas por José Manuel Silverio, restablecen la alegría. Yamil se ríe, todos reímos, ha mejorado el equilibrio emocional. Jesús Llorens presenta «la pieza del mes», una litografía, realizada con una piedra original de Tolouse-Lautrec, perteneciente a la colección de José Seoane Gallo. Silverio improvisa, como siempre, el invitado «pone» los pies forzados.

La tarde siguió cayendo, ya del sol apenas quedaba un filo sobre las tejas del Museo, pero la emoción no cayó, se fue con nosotros y va a perdurar, porque la poesía verdadera es esa que no se apaga después del silencio. Este 27 de noviembre de 2009 –anótese bien– ha marcado un antes y un después en la décima cubana; no exagero, lo que digo será una realidad comprobable cuando el poema se publique. Confieso que, en más de treinta años de participar en la vida literaria, jamás asistí a un momento similar; jamás vi que un poema provocara ese impacto emocional colectivo, ni siquiera la primera vez que el propio Yamil Díaz leyó «Con los ojos de tu abuelo». Al inicio expuse mi criterio de que éste es un importante poeta de nuestra lengua, lo sostendré siempre, y cuando las cuarenta décimas aparezcan impresas, otros podrán aseverar o refutar esta afirmación. Por ahora, se hace imprescindible una cita: «El poeta debe callar su dolor hasta la hora sublime en que el verso tallado en él busca salida despedazando las entrañas, para consolar la pena de los hombres con la poesía misma que la pena inspira» [José Martí, 1888]. Los versos de Yamil Díaz Gómez han salido despedazándole las entrañas, pero han consolado las penas de cuantos tuvimos el privilegio de asistir al estreno mundial de esos cuatrocientos versos que hablan de amor, de lejanía, de mucho dolor, del mar que lo separa de la mujer amada...

La tarde siguió cayendo, ya del sol apenas quedaba un filo sobre las tejas del Museo, pero la emoción no cayó, se fue con nosotros y va a perdurar, porque todos comprendimos que entre nosotros vive, respira y escribe Yamil Díaz Gómez, un poeta que «se atrevió» a multiplicar por diez a Nicolás Guillén y que, como éste, «sólo sabe que se queda».

Mariana Enriqueta Pérez Pérez,
en Santa Clara, 30 de noviembre de 2009.




Décimas escritas por Mariana
para este encuentro con Yamil


ÚLTIMA CARTA AL SOLDADO CONOCIDO YAMIL DÍAZ


En el buzón del jardín
hallé una carta de amor,
soldado, y guardé tu flor
sobre el escudo. Por fin,
hoy puedo escuchar el «tin»
de la Lluvia en el tejado.
Ahora tú, «mi novio», amado
Mambrú, te encuentras dormido,
y en Ese jardín perdido
te reconozco, soldado.

Hay un lugar en la tierra
que no se nombra París
ni tiene flores de lis,
tampoco se llama guerra.
Lugar que ojos encierra
de un hijo-abuelo, propicios.
Lugar noble, como auspicios
de Los dioses verdaderos,
donde extiende sus aleros
La calle de los oficios.

Llega siempre, con el traje
negro, sombra de Martí;
tú permaneces aquí,
tú cargas con su equipaje.
Añoras barco y oleaje,
la noticia, el malecón.
Falta un puerto y un rincón.
Los trenes pitan, se atrasan:
tú los miras cuando pasan
y quedas en la estación.

Mi Fotógrafo, en postguerra
te escribo desde la aurora:
«Una pedrada a deshora»
le da la vuelta a la tierra.
Tic-tac, viento que se aferra
al huracán del pasado.
En el set iluminado
veo amantes, y paraguas
que no detienen las aguas
sobre tu cuerpo, soldado.

Quisiste ser violinista,
domador, organillero,
vagabundo, pregonero,
encantador o flautista...
Y eres rey.
(De la conquista
guardé un álbum con tu adiós).
Me despido. Tic. Las dos:
Reloj adentro. Postal.
Tu cruz y un signo: Coral.
Te ama,
la «Temba feroz».


Mariana Enriqueta Pérez Pérez
5-8 nov. 2009



Un buzón para el
soldado desconocido

Por Mariana Pérez Pérez


Yamil Díaz ha dicho: «Si hubiese tenido la oportunidad de lanzar una final Villa Clara-Industriales y dar un juego perfecto en el Latino, jamás hubiese escrito media línea», algo bastante fácil de creer si se considera la pasión que este escritor siente por el béisbol pero, si se lee su currículum, nos damos cuenta enseguida de que eso no es más que una broma de quien, entre otras cosas, posee una fuerte vena de humorista.


Yamil Díaz Gómez (Santa Clara, 1971). Escritor, editor y profesor. Licenciado en Periodismo. Autor de los títulos:
Apuntes de Mambrú (1993, Premio de la Ciudad de Santa Clara 1992), En el buzón del jardín (1999 y 2002, Mención “Ismaelillo” 1997), El flautista en la cruz (2000), Soldado desconocido (2001, Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2000) y Crónicas martianas (2001, Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2000. 2ª ed. 2007), Fotógrafo en postguerra (2004), Lluvia (Serie Pinta-cuentos, 2004), Los dioses verdaderos (2005, Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2004), Ese jardín perdido (2006, Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2005), y La calle de los oficios (2007, Premio Memoria 2006). Cuenta en su haber con otros premios como: Abril 1994, Bustarviejo 1996, «Regino Pedroso» 1998, Razón de Ser 2000, «Eliseo Diego» 2000, Premio de la Asociación de Editores de Estados Unidos la edición del libro de Carilda Oliver Labra Con tinta de ayer, 2000. Amor Varadero 2001. Mención en la II Bienal de la Décima, Villa Clara. Aparece en la antología Los Parques y muchas otras, tanto cubanas como extranjeras. Es miembro del grupo «Club del Poste», dedicado a la décima humorística.


De Soldado desconocido (1), al que le fue otorgado el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2000, cuyo jurado de Décima estuvo compuesto por tres importantes poetas: Waldo González López, Alpidio Alonso Grau y Arístides Valdés Guillermo, ha expresado su editor, otro cultivador del género, Ricardo Riverón: «Estas décimas nos facilitan el acceso –desde una perspectiva que funde lo vivencial con lo conceptual, lo cotidiano con lo trascendente– a esa pequeña historia que alcanza su relevancia en el testimonio de una existencia constantemente rodeada por el riesgo». Este libro forma parte de una trilogía sobre la guerra, iniciada con Apuntes de Mambrú.

Lo primero que salta a la vista es el exergo, que establece la intertextualidad total del libro con una canción popular, «El soldado», de F. Suárez. A partir de entonces, se estructura en cuatro secciones: «Álbum de familia del soldado desconocido», «Postales de antaño», «Últimas cartas de Cyrano» y «Décima vida», con un total de 54 décimas en 26 poemas.

Yamil Díaz Gómez es uno de los poetas cubanos que mayores posibilidades creativas demuestran, y el decimario que ahora se analiza, figura entre los más importantes dentro del período valorado. Se trata –que conste– de simple justicia decir que Soldado desconocido parte de los recuerdos de niñez y adolescencia, del tema familiar, para encaminarse hacia rutas más diversas y controvertidas, como la guerra, la muerte y el amor; solo que ahí no se detiene y continúa en la indagación humanista acerca del significado de la vida misma; de manera que el sujeto lírico –y el poeta– buscan la razón de la muerte en la afirmación vital, sin detenerse en superficialidades, ni tampoco en juegos metafóricos; lo hace con la palabra limpia, comprensible, diciendo verdades que necesitan renovarse al calor de concepciones contemporáneas muy sólidas.

La coherencia de este decimario hay que verla en su evolución temática: la amenaza de la guerra es un hecho constante y el poeta lo sabe, de modo que no puede evadirse de tamaño peligro, pero tampoco puede emplear el discurso de sus antecesores, con la sola excepción de Carlos Galindo Lena, cuya influencia resulta obvia (2). Al asumir la voz del soldado desconocido, está hablando por los cientos de miles que caen en un campo de batalla –no importa de qué bando– y está pronunciándose contra un inútil estado de cosas:

Si otra bala, otra acechanza,
hoy me disputan el mundo,
mientras el azar –rotundo–
ha puesto en una balanza
cuál álbum (cuál añoranza)
cerrará de un estampido;
si al final de lo perdido
ni a mí mismo me he encontrado,
no hay modo de ser soldado
sin ser un desconocido.

Pero el soldado, aunque sea un desconocido, ha dejado tras de sí una familia –que lo mantiene en su álbum–, por ello estarán presentes en el libro los abuelos, que esperan impacientes el futuro de sus nietos: «el futuro / es un niño transparente», «el futuro / juega al doblar de la esquina». Y, mientras, pasa el tiempo y los relojes se deshacen: Iba a ganar las apuestas / hoy el bribón. Y lo encuentro / con una herida en el centro (…) / El, con un brazo de menos / y con un sueño de más [«Una pedrada a deshora»] –nótese la visión, que concede propiedades humanas a un objeto (3)–. Luego el niño crece y pierde la inocencia, pasan los cuentos infantiles, los sueños, la fantasía pueril y, cuando despierta la Bella Durmiente, Se acaba el sueño. Se acaba / lo único hermoso del cuento [«Bella Durmiente, el tiempo, una canción»]. Con «Let it be» se rendirá homenaje al grupo de adolescentes, aun cuando se adhieran a una memoria, a la generación de Los Beatles, que no es la suya. Después llegará el amor, la novia primera, que ya es sólo un recuerdo, porque el tiempo, en su avance, traerá la muerte del padre y el nacimiento del hijo. Y es necesario detenerse en este punto, porque «Con los ojos de tu abuelo» es ya un texto trascendente dentro de la décima cubana; hablar de la emoción, del lirismo, de la ternura, no basta, porque en el diálogo con el padre muerto, en la herencia de éste, transferida al hijo que nace, existe una dialéctica, un movimiento afirmador de lo vital, que convierte al sujeto lírico –intermediario entre la muerte y la vida– en un hombre que duda, lo que da la medida de cuánto está fundiéndose con el ser del padre y del hijo, como si fuera la trinidad de los cristianos: Viejo, ¿cuál hilo nos junta / por sobre todas las muertes? / Hijo, ¿por qué me conviertes / el mundo en una pregunta? Lo principal es que todo ello se hilvana en un texto que se salva de las zancadillas tropológicas, de la retórica vacía, porque sienta raíz en la pureza de una poesía que nos ha sido legada por los mejores autores en lengua española –léase Jorge Manrique o Calderón de la Barca, por citar sólo dos ejemplos– y que ahora emplea la espinela con renovada sonoridad:

¡Pero qué modo perfecto
de abandonar tu escondrijo!
Así: vestido de hijo
y hablando en otro dialecto.

Es por eso que «Con los ojos de tu abuelo» es –en mi opinión y preferencia personales– la piedra angular de todo el poemario, aun cuando muchos textos más poseen valores antologables.

La sección culminará como empieza, con la canción triste de un soldado desconocido que se despide; si antes decía: yo no esperé en el abismo / hasta el último minuto / para vestirme de luto / por la muerte de mí mismo [«Álbum de familia…»], ahora dirá: Me has puesto en el aire un río, / Lucero, y nada me aterra: ni el tajo que me destierra, / ni la paz que me negaron, / ni estos hombres que olvidaron / por qué se van a la guerra. [«Que volveré mañana»].

«Postales de antaño» es una sección donde estará presente la intertextualidad –«Glosando a Navarro Luna»–, pero también los personajes-símbolos de un tiempo romántico y hermoso, como el organillero y el encantador de serpientes (4). Con la última postal se acaban definitivamente la infancia y la juventud, se cierra un período crucial: No más ingenuas promesas / de encontrar a Peter Pan; / los iris se apagarán / detrás de nuestras cabezas.

«Últimas cartas de Cyrano» es la sección más corta, aunque no menos potente; compuesta por dos décimas numeradas y por la «Última carta de Cyrano de Bergerac»; en ella se toma la figura histórica, un tanto mítica, del escritor francés, para recrear el tema del amor (5).

«Décima vida» es la última sección, posee 10 décimas numeradas que expresan la necesidad de interpretar la vida y dialogar con ella para amarla verdaderamente: Vida, de pronto te llamo. / De pronto me siento lleno / de tu miel y tu veneno. / Te odio. Te olvido. Te amo (I). Y al fin aprendo a leer / tu nombre en el infinito (II). Vida, por fin me doy cuenta / de que eres dulce, en el fondo (III). (Aunque a veces me pregunto: ¿no serás una ilusión?) (IV). A mitad de la serie introduce una redondilla, cuya sonoridad se une al contenido humano que expresa, en una gema sensible: Vida, ¡tú pones el mar / y mil canciones sin dueño / en cada labio pequeño / que no te puede besar! (V). Al concluir, aparecerá el mensaje que, sin echar mano a consignas deslucidas, expresa esa necesidad, de extremas resonancias humanistas, que será comprender la Vida –con mayúsculas, como la escribe el poeta–: Y al soldado, y al suicida, / al poeta y al cobarde / se les está haciendo tarde / para comprenderte, Vida (X).

Aunque tal vez la poesía que emana de los textos exprese por sí sola la multiplicidad de recursos técnicos que emplea el poeta para lograr la perfección, es importante apuntar algunos aspectos formales, con los que Yamil Díaz se acerca a los poetas de su tiempo: uso reiterado de la anáfora, el símil, la metáfora y otros; encabalgamiento, pausas interiores y pie quebrado; interrogación (dubitación); intertextualidad; empleo de las décimas encadenadas y las estructuras atípicas; aparición de la espinela con un estilo contemporáneo del discurso; imágenes y frases explicativas entre plecas (en este poeta son abundantes); «descuidos» formales en las rimas; uso de la negación imaginativa para reafirmar otras ideas; aparición de alguna que otra rima idéntica. Ahora bien, lo más importante es en qué se aparta de los demás, en qué radica su tono original: se trata de una décima basada en la pureza expresiva clásica; su metáfora es poco visionaria, no hay en ella estridencias vanguardistas; es lírica por esencia y presenta, por momentos, cierta exaltación romántica, acentuada por los signos de exclamación –aunque esto también parece instaurarse como rasgo de la nueva poesía–; se trata de una poética de lo conceptual y no de lo meramente formal, aunque la forma está dentro de los límites de la corrección que busca la belleza por sobre todo. Pero todo ello, lo que lo acerca y lo que lo aparta de su generación poética, es quizás lo menos importante si Soldado desconocido comenzó, junto con este milenio, a transitar por la ruta que conduce al sitio donde perdura la mejor décima cubana.

Dentro de la literatura para niños, su libro En el buzón del jardín (1999 y 2002) (6) obtuvo Mención en el Premio «Ismaelillo», que confiere la UNEAC, en 1997. Del mismo ha dicho el autorizado escritor Luis Cabrera Delgado: «Yamil Díaz Gómez evidencia la validez de la décima para la comunicación con el público infantil y en un recorrido por la casa va encontrando en sus rincones las motivaciones necesarias para legitimar para estos lectores el verso de alto vuelo y fina estructura» (7).

Se encuentra organizado en varias secciones: «Jardín» (4 poemas en décima); «Portal» (3); «Cuarto de los padres» (3); «Cuarto de Lisandra» (3); «Biblioteca» (3). Al final aparece la décima «Índice», con un mensaje al niño lector, a quien le dice que para ser más valiente sólo debe leer la palabra «corazón» y, a continuación, que las otras no volverán, para concluir con una rima trunca: porque un libro que se cierra / es un mundo que se aca…

Las décimas de este libro –tanto como el resto de los poemas– presentan el calado metafórico que requiere el niño para la formación de su personalidad. Se trata de una poesía alejada de la simplicidad retórica que, lamentablemente, todavía padece una zona de la literatura infantil.

El poeta ha sabido presentar la realidad sin edulcoramientos, pero también sin crudezas innecesarias, envuelta en soplos de fantasía y mensajes –a veces de carácter subliminal– dirigidos a la imaginación de sus potenciales lectores. Él logra recrear el ambiente, dentro del que se mueve el niño, a través de temas y personajes claves: el perrito – la muerte; el caracol – su destino; el colibrí – la mentira, la fealdad de las cosas; la carta en el buzón – el amor; los abuelos – el amor; el abuelo – las estrellas – lo imposible; la abuela – la belleza de la vejez; el padre – la tristeza y la alegría; los padres – los reyes magos; la mamá – la muerte; la hermana –la femineidad; la muñeca de trapo – la humildad; el tiempo. Pero no se conforma con presentar el entorno y los problemas reales de la vida, sino que va más allá y penetra en la biblioteca para poner en contacto al niño con importantes personalidades de la literatura, en un acercamiento estético original y provechoso; en esta vertiente encontraremos a Aquiles Nazoa, Nicolás Guillén y Pablo Neruda. Finalmente el libro será cerrado, pero en los ojos y los oídos del niño lector quedará sólo una palabra, la más importante, la que lleva en sí todo lo que el poeta ha dicho a través de las páginas: «Corazón».

En lo tocante a la forma, solo habrá que decir que Yamil Díaz Gómez conoce muy bien el oficio y que resulta –como ya vimos durante el análisis de Soldado desconocido– una de las voces más importantes de la décima cubana de fines del XX e inicios del XXI. El hecho de escribir para los niños no ha mermado su responsabilidad como poeta, por el contrario, éste se impone con el uso de todos los recursos tropológicos y estructurales que caracterizan a la buena poesía. En el buzón del jardín es, pues, el libro que muestra a los pequeños cuál debe ser el camino acertado de la décima en Cuba, en una época en que ya los talleres de niños decimistas producen los retoños imprescindibles en el árbol siempre vivo de esta estrofa.


NOTAS:

1.- Díaz Gómez, Yamil, Soldado desconocido, 52 pp.; Colección Faz, Ediciones Capiro, 2001, Santa Clara.

2.- Basta con leer el poema «Justicia», de Galindo Lena, publicado en su libro Hablo de tierra conocida, Ediciones Belic, Colección Benthos, La Habana, 1964, que expresa: El aire del soldado es siempre un aire triste / Porque dar muerte / O recibir la muerte es siempre triste / Doloroso oficio de los hombres.

3.- Fenómeno que la preceptiva tradicional denomina prosopopeya.

4.- Estos personajes simbólicos aparecen frecuentemente en la poesía finisecular y del nuevo milenio.

5.- Otros poetas, como por ejemplo Noel Castillo, emplean este recurso.

6.- Díaz Gómez, Yamil, En el buzón del jardín, 50 pp. Ed. Oriente, 2002, Santiago de Cuba; il.

7.- Cabrera Delgado, Luis, «La literatura infantil cubana finisecular», en Artedfactus, 8 septiembre, 2008. http://artedfactus.wordpress.com


APROXIMACIÓN BIBLIOGRÁFÍCA
A LA OBRA DE YAMIL DÍAZ GÓMEZ


OBRA PUBLICADA (En orden cronológico)

1993 Apuntes de Mambrú, 59 [2] pp., Ediciones Capiro, Santa Clara.

Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 1992, en Poesía.

«Una pedrada a deshora», en Huella (6):5, nov.-dic.; Santa Clara.

1994 «Madrigal del verdugo», Poesía, en Casa de las Américas 35(196):76-78, jul.-sep.; La Habana.

CONTIENE: Madrigal del verdugo / Let it be.

1996 «Nota introductoria», en PERDOMO, LUIS, Poesía, Huella (3):14, mayo-ago., Santa Clara.

1997 «Fotógrafo en postguerra», en Caimán Barbudo 31(287): 11, La Habana.

Poema galardonado con el Premio Internacional de Poesía «Bustarviejo» 1996.

1999 En el buzón del jardín, Sed de Belleza, Santa Clara. Mención «Ismaelillo» 1997.

«Siempre he tratado de buscar algo más allá. Entrevista al autor de Últimos pasajeros en la nave de Dios. Con poemas inéditos», en Umbral (0):12-17; Santa Clara, abr.-jun.

1999-2004 «Club del Poste» [Décimas], en Umbral (0 -12); Santa Clara.

2000 El flautista en la cruz.

«Los paraguas de Cherburgo: escena del regreso», en «Veinte poemas de amor y una canción esperanzada», Cartacuba : Suplemento (8), feb.; Santa Clara. il.

2001 «Como la paz de un niño», en Umbral (3):12-16; Santa Clara.

Fragmento de la biografía Martí en la noche oscura, Premio Razón de Ser 2000.

Crónicas martianas, 97 pp.; Colección Margen apasionado, Ediciones Capiro, Santa Clara. Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2000, en Crónica.

«Esbozos con figura de muchacha», en Umbral (4):37-38, Santa Clara. Crítica acerca del decimario homónimo de Arístides Valdés Guillermo.

Libros, Martí: los documentos de Dos Ríos, en Caimán Barbudo 35 (306):30, [sep.-oct.]; La Habana. Reseña del libro de Rolando Rodríguez, editado por Sed de Belleza.

«Los riachuelos de su corazón», en Cartacuba (18):3, enero; Santa Clara. Prosa poética en torno a José Martí.

«Primer poema con Aurora», Poesía de amor, en Cartacuba (19):14-17, feb. 2001; il.; Santa Clara.

Soldado desconocido, 52 pp.; Colección Faz, Ediciones Capiro, Santa Clara.

Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2000 en Décima.

«Última crónica de cine», en Cartacuba (18):20, enero; Santa Clara.

Poema.

«Una pedrada a deshora», pp. 149-150, En Los parques: jóvenes poetas cubanos: antología, sel. y pról. Noel Castillo González y René Coyra, Ediciones Mecenas y Reina del Mar, Cienfuegos.

2002 En el buzón del jardín, 50 pp., Editorial Oriente, Santiago de Cuba; il.

«El soldadito de plomo», Poesía, en Umbral (5):[21]; Santa Clara.

«Increíble parece», en Caimán Barbudo 36 (310):5, mayo-jun.; La Habana.

Fragmento de la biografía en elaboración Martí en la noche oscura, Premio Razón de Ser 2000.

«Temba feroz», Poesía, en Cartacuba (30):7-8, 15-18, 14 feb.; Santa Clara; il.

2003 «Álbum de familia del soldado desconocido (fragmento)», en Por tu reino la ventura: décimas a las madres, compilado por Waldo González, Proyecto Martiano Social Comunitario, Quivicán.

«Los “nietos” del Apóstol», en Umbral (10):38-44; Santa Clara; il., fot.

Acerca de supuestos nietos y parientes de José Martí.

«Para los niños un tesoro de papel», en Vanguardia 22 feb. 2003:5; Santa Clara; fot. Palabras inaugurales en el Pabellón Infantil. Presentación de su libro En el buzón del Jardín durante la feria de Sagua la Grande.

«Siempre he tratado de buscar algo más allá», en Juventud Rebelde 1. abr.:6; La Habana. Fragmentos de la entrevista a Carlos Galindo Lena, publicada originalmente en Umbral Nº 0.

2004 Fotógrafo en postguerra, 70[4] pp.; Colección Manjuarí, Poesía, Ediciones Unión, La Habana.

«Hoy cuando acariciaba la cabeza del hijo del vecino…», Poesía, en Umbral (14): [23]; Santa Clara.

«La técnica es la técnica o Del pollo al águila», en Signos (50):89-100, jul.-dic.; Santa Clara; fotos. Entrevista al repentista Rafael Águila, «El Águila de Placetas».

Lluvia, 12 pp.; Serie Pintacuentos, Colección Taita, Editorial Capiro, Santa Clara; il.

«Soldado desconocido», Poesía, en Umbral (14):22; Santa Clara.

2005 Los dioses verdaderos, 89 [12] pp.; Colección Margen apasionado, Editorial Capiro, Santa Clara; il., retrs., facs. Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2004, en Periodismo.

2006 Ese jardín perdido, 106 pp.; Colección Premio, Editorial Capiro, Santa Clara. Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2005.

2007 «Álbum de familia del soldado desconocido», en Cuba Ala Décima 26 feb., http://peglez.blogspot.com

«Alpidio Alonso: Letanías del árbol», en Umbral (26-27):7-9; Santa Clara.

Crónicas martianas, 2a. ed., 107 pp., Editorial Capiro, Santa Clara. Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2000, en Crónica.

Después del huracán [Periodismo], 90 pp., Colección Manantial; Ediciones Sed de Belleza, Santa Clara.

La calle de los oficios, 174 pp.; Colección Coloquios y testimonios, Ediciones La Memoria, Centro Cultural «Pablo de la Torriente Brau», La Habana; il., fot., retrs. Premio Memoria 2006.

«Postales de antaño», en Pedro Péglez, «Yamil y sus postales de antaño», en Cuba Ala Décima 17 jul., http://peglez.blogspot.com

2008 «Canción de amor a Blancanieves», en Pólvoras de alerta, blog de Arístides Valdés Guillermo, 5 dic., http://polvorasdealerta.blogspot.com

CONTIENE: Canción de amor a Blanca Nieves / Madrigal del verdugo / Crónica de cine. «La gloria eres tú», en «Si ves un monte de espumas», a cargo de Bautista Alonso, 15 oct., Bohemia 102 (Nº digital), 2 nov. 2009, http://www.bohemia.cubasi.cu/index.html

CONTIENE: La gloria eres tú / Letanía menor para tu mano / Última carta de Cyrano de Bergerac.

[s.a.] «Siempre he tratado de buscar algo más allá» , en La Isla en Peso; La Habana. http://www.uneac.com/LaIslaEnPeso/num10/entre.htm Entrevista a Carlos Galindo Lena, publicada originalmente en Umbral Nº 0.


SU OBRA CON LETRA DE OTROS

1993 «Agradecemos el intercambio de», en El Cuervo (10):[67], jul.-dic.; Aguadilla, Puerto Rico. Acusa recibo de Apuntes de Mambrú.

1994 INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO, «Libros», Bohemia 86(21):66, 14 oct.; fotos.; La Habana. Promoción de títulos publicados por Capiro: Apuntes de Mambrú.

1997 ESPINOSA MENDOZA, NORGE, «Palabras de un mal lector», en Caimán Barbudo 31(288):14-17, jun.; La Habana. Crítica. Poesía cubana de los 80 y los 90. Lo menciona junto a otros poetas villaclareños.

GABRIEL, SEUD. [DE PEDRO HERRERA ECHAVARRÍA], «Tres premios», en Juventud Rebelde 26 oct.:9; La Habana.

Miembro del jurado en el concurso nacional «Décima Joven de Cuba», convocado en Las Tunas.

1998 LEYVA, LEYLA, «Nuevos juegos prohibidos, poesía reciente», en Granma 6 en.: 6; La Habana. Libro sobre jóvenes poetas de Cuba, editado por Arístides Vega y Yamil Díaz.

2000 CABRERA CRUZ, RAÚL, «Otro premio literario para Yamil Díaz», en Vanguardia 11 nov.: 6; Santa Clara. Concurso «Eliseo Diego», de Ciego de Ávila; título: Fotógrafo en postguerra.

CABRERA CRUZ, RAÚL, «Poetas laureados», en Vanguardia (Santa Clara) 1 jul. 2000: 6. Ganador del premio en el Segundo Encuentro Nacional de Sonetos «Chicho Rodríguez Castro».

GABRIEL, SEUD. [DE PEDRO HERRERA ECHAVARRÍA], «Entregan premios», en Juventud Rebelde 11 mar.:6. il.; La Habana. Premio “Razón de Ser” por la biografía José Martí en la noche oscura.

GABRIEL, SEUD. [DE PEDRO HERRERA ECHAVARRÍA]. «Premios Fundación de la Ciudad de Santa Clara». Juventud Rebelde 18 jul.: 6; La Habana. Ganador del premio de Crónica con el libro Crónicas martianas y Premio en Décima por Álbum de familia del soldado desconocido.

GONZÁLEZ LÓPEZ, WALDO, «Como por arte de magia», en Trabajadores 14 febr.:10; La Habana. Presentación en la Feria del libro En el buzón del jardín.

[PERDOMO, OMAR], «Novedades editoriales», en Bohemia 92(20): 66, 22 sept.; La Habana. Acerca de En el buzón del jardín, editado por Sed de Belleza.

2001 «Agradecemos el intercambio de», en El Cuervo (26):[62], jul.-dic.; Aguadilla, Puerto Rico. Incluye su libro Soldado desconocido.

CABRERA CRUZ, RAÚL , [El más laureado en el 2000], en Vanguardia 24 febr.: 6 Santa Clara. Premio Poesía de Amor Varadero por su poema «Temba feroz».

CASTAÑEDA PÉREZ DE ALEJO, ALEXIS, «Postdata», en Umbral 3:[56]; Santa Clara. Importante premio literario.

CASTAÑEDA PÉREZ DE ALEJO, ALEXIS, «Postdata», en Umbral 4:[56] ; Santa Clara. Premio Poesía de Amor de Varadero.

GONZÁLEZ LÓPEZ, WALDO, «Donde te vas para nunca», en Juventud Rebelde 29 ago.: 6. il.; La Habana. Comentario del título Soldado desconocido, merecedor del premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2000.

LUIS REYES, DEAN, «Dos de Santa Clara», Juventud Rebelde 3 mar.: 6; La Habana. Ganador del concurso Poesía de Amor Varadero con su poema «Temba feroz».

RIVERÓN ROJAS, RICARDO, «El poeta en la cruz», en La Letra del Escriba (6):15, mayo; La Habana. Acerca del poema El Flautista en la Cruz.

2002 CABRERA CRUZ, RAÚL, «[Conversatorio en la redacción de Vanguardia]», en Vanguardia 26 enero:6; Santa Clara. Invitado, junto a Mercedes Santos Moray, por el aniversario 40 del periódico.

CASTAÑEDA PÉREZ DE ALEJO, ALEXIS, «En pos de la luz martiana», en Vanguardia 23 mar.: 6; Santa Clara; il. Premio «Razón de ser» por la biografía Martí en la noche oscura y Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara por Crónicas martianas.

PEGLEZ, PEDRO, «El Soldado de Yamil Díaz», en Trabajadores 18 febr. 2002:10; il.; La Habana. Reseña de El Soldado desconocido, Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2000.

2003 CABRERA CRUZ, RAÚL, «[Premio Cuba-Soneto]», en Vanguardia 4 oct.:6; Santa Clara. En el Concurso Cuba-Soneto, de Taguasco, Sancti Spíritus, fue galardonado su poema «Los paraguas de Cherburgo».

CABRERA DÍAZ DE VILLEGAS, IRÁN, «Crónicas martianas: la historia hecha poesía». Umbral (9):22-23; Santa Clara. Reseña sobre el libro, Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, publicado por Capiro.

CASTAÑEDA PÉREZ DE ALEJO, ALEXIS, «De nuevo publicarán Con tinta de ayer», en Juventud Rebelde 10 jul. 2003:6; La Habana; retr. Reedición del libro de prosas de Carilda Oliver Labra por la Editorial Capiro, premio de edición de la Asociación de Editores de Estados Unidos en el 2000. Cita al editor Yamil Díaz.

2004 CABRERA CRUZ, RAÚL. «[Dos villaclareños]». Vanguardia 17 abr.:6; Santa Clara. Premio Dador del Instituto Cubano del Libro al proyecto literario Martí: carne y hueso.

CASTAÑEDA PÉREZ DE ALEJO, ALEXIS, «Para leer y colorear la fantasía», en Vanguardia 4 sep. 2004:6; Santa Clara. Publicación, por Capiro, del Pintacuentos Lluvia.

CASTAÑEDA PÉREZ DE ALEJO, Alexis, Villa Clara; resultados de concursos, en Juventud Rebelde 8 oct.:6; La Habana. Premios “Ser en el tiempo” de la UNEAC; se incluye Ese jardín perdido (crónica).

DOMÍNGUEZ MONDEJA, MAYLÉN, COMP., «Nueve poetas cubanos del centro de la Isla», en El Cuervo, El Cuervo Imaginario 16 (32):8-44, jul.-dic.; Aguadilla, Puerto Rico. CONTIENE DEL AUTOR: Los paraguas de Cherburgo / Última crónica de cine: El gran dictador / Manifiesto / Última aventura del soldado desconocido.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO, «Autores cubanos», en Bohemia 96(20):67, 1. oct.; La Habana; retr. Yamil Díaz Gómez (1971).

2007 PÉGLEZ, PEDRO, «Yamil Díaz, una voz imprescindible de nuestra actual décima escrita», en Cuba Ala Décima 26 feb., http://peglez.blogspot.com

PÉGLEZ, PEDRO, «Yamil y sus postales de antaño», en Cuba Ala Décima 17 jul., http://peglez.blogspot.com CONTIENE: «Postales de antaño»

RODRÍGUEZ ALEMÁN, BLAS, «Otro premio para un escritor villaclareño», en Cuba Ala Décima 26 feb., http://peglez.blogspot.com

2008 BALLESTER LÓPEZ, AMPARO, «Yamil, Mambrú, los dioses y los oficios», en su Verbiclara, 2 junio, http://verbiclara.nireblog.com

CABRERA DELGADO, LUIS, «La literatura infantil cubana finisecular», en Artedfactus, 8 septiembre, http://artedfactus.wordpress.com

VALDÉS GUILLERMO, ARÍSTIDES, «Pórtico para tres poemas de Yamil», en su Pólvoras de alerta, 5 dic., http://polvorasdealerta.blogspot.com

2009 FERNÁNDEZ DE JUAN, LAIDI, «En cualquier otro lugar yo habría sido cualquier otro escritor» [entrevista], en Cubarte, 5 mayo, http://ns1.cubarte.org/global/loader.php?cat=actualidad&cont=index.php Tomado de: Juventud rebelde digital.

LUNAR CARDEDO, LORENZO, «La peña correspondiente al mes de septiembre…», en Labuenapipa.com-pEñeros, septiembre, http://www.uneac.org.cu/index.php?module=noticias

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