jueves, 10 de diciembre de 2009





Matanzas

Geordanis
Romaguera:
Cariñosamente,
“El Gordo”









Por Orismay Hernández

Poeta repentista
y profe
sor universitario


Romaguera, como lo conoce la mayoría de la afición y “El gordo", como lo llamamos los más cercanos a él, sin deseos de herir sus sentimientos, es hoy uno de los jóvenes poetas repentistas cubanos que mejores resultados ha obtenido a lo largo de su carrera, que a pesar de ser corta no ha dejado de aportarle triunfos y gratos momentos. Geordanis Romaguera Montes de Oca nació el 25 de abril de 1977 en Agramonte, poblado del centro de la provincia de Matanzas y perteneciente al municipio de Jagüey Grande.

Portador de una poesía oral donde no faltan recursos líricos que la embellecen y una naturalidad sorprendente para desatar su gran imaginación, hoy nos habla como pez en el agua, desde un típico guateque campesino en el pueblo de Bolondrón, donde se celebra la semana de la cultura local.

— ¿Cuáles fueron tus inicios en el repentismo?

— Desde muy pequeño escuchaba a mi padre en canturías donde nos invitaban. Mi papá es poeta de corazón y no de oficio porque nunca se dedicó profesionalmente a eso. Yo desde esa época, en que tenía alrededor de 7 años, participaba en talleres literarios escribiendo décimas, las que cantaba después en las canturías hasta que descubrí que podía improvisar. No era un gran poeta pero por el hecho de ser un niño lograba la aceptación del público.

— En tus comienzos, ¿cuáles fueron tus ejemplos a seguir?

— Cuando era pequeño conocí a Francisco Pereira (Chanchito) y a Riverón, los veía en la televisión y después gracias a un tío mío que vivía en La Habana los conocí personalmente, en varias ocasiones fueron con él a mi casa donde también conocí a Bernardo Cárdenas. Cuando iba a La Habana siempre disfrutaba de estos encuentros que se efectuaban también allá. Cuando crecí también admiré mucho a Gerardo Inda y a otros grandes poetas matanceros.

— ¿Recuerdas alguna anécdota donde hayas conquistado el aplauso del público con una buena décima?

— Una de las primeras veces que canté, o la primera si no me equivoco, fue en una peña en La Habana, cerca de Infanta, se llamaba “Panchito Gómez Toro” y la dirigía un señor que era zapatero, recuerdo que le decían “El rey del brillo”, yo tenía 10 años, estaba allí con mi papá y le dije: Si esas personas cantan yo también puedo. Mi padre trató de persuadirme para que no lo hiciera pero me impuse y canté esta décima:


Hoy subí hasta este escenario
y al ser la primera vez
me parece que esto es
en mí lo más necesario.
Como un revolucionario
siento alegría y esmero
y hoy, dieciséis de febrero,
repito un verso menudo
para ganarme el saludo
de este público habanero.


Después de esta décima se escucharon grandes aplausos, no será la mejor décima que he cantado pero sí es una experiencia que nunca olvidaré.

— Sé que te sobra la modestia pero, ¿cuáles han sido tus mayores satisfacciones dentro del género campesino?

— Mis mayores satisfacciones han sido ser reconocido por el pueblo en muchas canturías y eventos y ganar muchos amigos que también comparten este sentimiento por la décima, sabiendo así que salvamos un género que más que familiar es uno de los elementos que conforma nuestra identidad nacional, que pudiera haber desaparecido si no fuera por nosotros los jóvenes repentistas.

— ¿Qué dirías de tu inseparable pareja: Noelito Sánchez?

— Desde pequeños nos conocimos, ya que vivimos relativamente cerca y siempre hemos compartido la vida con mucha familiaridad. Es un buen poeta y un buen amigo, ha demostrado ser una persona de mucho valor, no solo para mí sino para todo el que lo conoce. En su carrera ha conquistado muchos logros, de los que me siento orgulloso también, unos por su poesía y otros por su maravillosa forma de ser. Con todo esto se ha ganado el respeto y el cariño del pueblo, siendo uno de los eslabones que une a la familia de los poetas.

— ¿Cómo ves la salud del repentismo cubano en la actualidad?

— Aunque somos algo discriminados por algunas instituciones, mantenemos el apoyo del pueblo que ama este género y nos sentimos con la fe total de seguir defendiendo esta tradición cultivada por nuestros abuelos y antepasados. Ya conocemos del trabajo de muchos niños que hemos formado y que son bien recibidos por todos, demostrando la sangre nueva de la décima improvisada. La cultura atraviesa hoy por momentos donde surgen nuevos géneros musicales, como el reguetón, pero la décima va a seguir viva en los corazones de los que la amamos, en esto juegan un papel importante los jóvenes.

— Respóndeme la última pregunta con una décima: ¿Está seguro el futuro del repentismo en Cuba?

— El futuro no ha de ser
espejismo de otra hora,
si los árboles de ahora
fueron retoños ayer.
En los surcos del saber
no habrá una semilla impura,
si el repentismo, cultura
que nunca será olvidada
vierte savia reencarnada
en la materia futura.

Es necesario agregar que Romaguera, en el recién concluido Concurso Nacional de Poetas Improvisadores, alcanzó el premio al mejor pie forzado, el octosílabo impuesto fue: y en sus brazos me despierta. La décima de Romaguera dice así:

Mi madre sobre un sillón
cuando niño me dormía
cantando una poesía
por la boca del pezón.
Con doble alimentación
no me dejó el alma yerta
y hoy cruzando por la puerta
de la infancia que perdí
el recuerdo viene a mí
y en sus brazos me despierta.

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