jueves, 22 de marzo de 2018

Alexander Besú y su Soflama lírica


A propósito del Día Mundial de la Poesía
 
Nuestro querido hermano poeta Alexander Besú Guevara, que ha merecido entre otros muchos reconocimientos el Premio Iberoamericano Cucalambé 2007 con el poemario Bitácora de la tristeza, y es presidente de la Filial provincial del Grupo Ala Décima en Granma, publicó este vibrante poema en su página de Facebook. Nosotros lo compartimos en la nuestra y decidimos además traerlo a las planas de nuestro sitio:


SOFLAMA LÍRICA

(Léase por altavoz un 21 de marzo)

“Yo creo en la poesía.
Es, para mí, la gran conquista del hombre.”
Wifredo Lam

“La poesía debe ser hecha por todos.”
Lautremont

Escucha, Hombre: el mundo tiene sed
de belleza y de sensibilidad.
El mundo y su voluble actualidad
cesaron de girar. Van a merced,
-como un cardumen preso en una red-,
de su recidivante paganía.
El mundo ha definido la poesía
como una filacteria catastrófica,
(una categoría filosófica
que no ha sido explicada todavía).

Resiste el mundo las embestiduras
de un mar de ocio, sobre un frágil lugre;
pero es tanto el manchón, tanta la mugre
intelectual que afea sus amuras,
que el mundo enfila contra las fracturas
del tiempo su cansada embarcación.
Luego, sin presentir la colisión
oscurantista que hundirá su esquife,
el mundo encalla sobre el arrecife
de su mortal y necia confusión.

Cada vez con axiomas más certeros,
cada vez menos soñador y mítico,
el mundo muestra un corazón raquítico
que palpita en los planos más groseros.
Su lenguaje binario, (unos y ceros),
se ha propagado como un carcinoma,
y como poetizar no es un axioma,
ignora, -por las fobias que lo inundan-,
que solo en la poesía es donde abundan
los lúcidos nutrientes del idioma.

Escucha Hombre: la barbarie, el morbo…,
son ingeribles, y aunque un sorbo hiere,
el mundo, obsesionado, los ingiere
de un sostenido e interminable sorbo.
Cree que la belleza es un estorbo,
tan anacrónico como un bisonte.
El mundo, áspero como un somonte,
corre tras el futuro y su madeja;
pero el futuro, arisco, se le aleja
como se aleja, huraño, el horizonte.

El mundo tiene un alma cibernética,
un alma inhóspita y exasperante,
cubierta de un tejido discordante
de muy escasa información genética.
Tan solo un canto, una ablución poética
pudiera desleír sus penas rudas.
El mundo tiene dudas. ¡Tantas dudas!
Como si alguna vez, en un descuido,
su sensibilidad se hubiera hundido
en el triángulo de las Bermudas.

El mundo necesita sus creencias.
No las materialistas y macabras,
sino las que intervienen con palabras
en la restauración de sus esencias.
Tan solo un verso, (con sus adherencias),
pudiera conducirlo hasta el umbral
de su retorno al templo sensorial
donde, a través de un lírico comercio,
quizás consiga revertir un tercio
de su degradación espiritual.

Escucha, Hombre: el mundo se ha enfermado,
padece de violencia y egoísmo,
sufre desilusión y escepticismo;
respira, pero está desalentado.
Tan solo la poesía, en ese estado,
pudiera restaurar su lozanía.
Y confía, Hombre incrédulo, confía
en su poder mesiánico y fecundo,
¡que si algo puede hoy sanar al mundo
es el soplo vital de la poesía!


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