Un poema en glosa
de Francisco Henríquez
Con motivo de la reciente
pérdida física de Eloína Pérez, novia eterna del Indio Naborí, el poeta Francisco
Henríquez (Matanzas, 1928; desde hace muchos años residente en la ciudad de
Miami, Florida, EEUU, donde dirige la revista de poesía Carta Lírica), nos envió este poema en
glosa.
NABORÍ QUISO A ELOÍNA
Naborí quiso a Eloína
por quien tuvo buena fe.
Ella fue como Rufina
musa del Cucalambé.
por quien tuvo buena fe.
Ella fue como Rufina
musa del Cucalambé.
Fredo Arias de la Canal
Cuando yo le di la mano
por primera vez al Indio
por ser sincero amerindio
lo consideré mi hermano.
Me nutrió de puro guano
la inspiración campesina,
y supe desde la esquina
más verde de la mañana
con qué idolatría humana
Naborí quiso a Eloína.
por primera vez al Indio
por ser sincero amerindio
lo consideré mi hermano.
Me nutrió de puro guano
la inspiración campesina,
y supe desde la esquina
más verde de la mañana
con qué idolatría humana
Naborí quiso a Eloína.
Nunca el temple de su lira
se sintió en mejor estado
que teniendo a su costado
su inspiradora guajira.
Los dos igual de la güira
bebieron de igual café,
y cuando la suerte fue
impiadosa con su niño
él se abrazó a su cariño
por quien tuvo buena fe.
se sintió en mejor estado
que teniendo a su costado
su inspiradora guajira.
Los dos igual de la güira
bebieron de igual café,
y cuando la suerte fue
impiadosa con su niño
él se abrazó a su cariño
por quien tuvo buena fe.
Al lado de esta mujer,
él con ojos sin estrella,
miró por los ojos de ella
lo que ya no pudo ver.
Y así vio un atardecer
“cuando la luna declina”
y detrás de azul cortina
alzaron sueños de amor
pues en todo su candor
Ella fue como Rufina.
él con ojos sin estrella,
miró por los ojos de ella
lo que ya no pudo ver.
Y así vio un atardecer
“cuando la luna declina”
y detrás de azul cortina
alzaron sueños de amor
pues en todo su candor
Ella fue como Rufina.
–río del mejor coplero–.
Ya conoce el romancero
del romance y su porqué;
basta con que se le dé
un repaso a su historial
para verla en la ideal
musa del Cucalambé.
Ya conoce el romancero
del romance y su porqué;
basta con que se le dé
un repaso a su historial
para verla en la ideal
musa del Cucalambé.
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