viernes, 2 de diciembre de 2011

Desde Santa Clara

«La décima es un árbol»:
Círculo y energía

Sobre el encuentro de esa tertulia en el mes de noviembre

El grupo frente a «La pieza del mes»


Por
Mariana
Enriqueta Pérez Pérez, poetisa, investigadora, fundadora y conductora de la tertulia La décima es un árbol, miembro del Grupo Ala Décima y su representante en Villa Clara.


Nos sentamos en círculo para que fluyera libremente la energía positiva, por eso fue una tertulia apacible —sin emociones exageradas—, pero también alegre y familiar. Y el programa funcionó al revés. Lo primero que hicimos en esta ocasión fue presentar «La pieza del mes», una consola con s
u espejo que perteneció a Marta Abreu. Jesús Llorens, el museólogo, explicó detalles de la muestra, y anécdotas relacionadas con la patriota y su familia. Como siempre, José Manuel Silverio, con una guitarra diminuta y el verso dispuesto, improvisó una décima:


En el hogar, la consola
resalta alegre el entorno,

encima de ella un adorno
todo el espacio controla;
y el espejo que enarbola
también da capacidad.
El tiempo, sin ver la edad
tibia de la habitación,
es igual que un corazón
que aumenta la claridad.


Debo aclar
ar que ese día el Museo andaba un poco revuelto, estaban pintándolo, y por eso el espejo no aparece colgado de la pared; son cosas que suceden, nuestra tertulia se adapta a las condiciones de cada momento, pero no se suspende.

Luego regresamos a la salita. Se presentó el Catálogo rimado 49, en su ejemplar único (espero que algún día tenga una tirada digna, y pueda ser leído por muchas personas).

La sección «Recordando los orígenes», que se encontraba un poco olvidada, renació con la presentación de la revista Signos Nº 61 y los comentarios acerca de mi ensayo «Sustancia cósmica, el mar (en la décima)», publicado en ese número.

El poeta invitado de esta ocasión fue Serguei Martínez Castillo, joven de la Asociación Hermanos Saíz, édito en narrativa e inédito en poesía. La reseña «Serguei Martínez con Placebo y cantares» comenta acerca de su proyecto de libro.

Y como la tertulia de noviembre anduvo «de cabeza» todo el tiempo, casi como conclusión se comentaron las efemérides. Los contertulios también dijeron sus décimas y, en distintos momentos, Silverio improvisó, libremente y con pie forzado.

Así fue todo, el círculo funcionó bien (parece que tienen razón los que creen estas cosas), sobre todo porque estuvo aderezado con una infusión hecha por mí (la receta la daré otro día).


Santa Clara, 28 de noviembre de 2011



SERGUEI MARTÍNEZ
CON PLACEBO Y CANTARES

¿Qué es «placebo»? Si se consulta a La Real Academia Española de la Lengua nos responderá que es una «sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto curativo en el enfermo, si este la recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción». (1) En cambio, si preguntamos a Serguei Martínez Castillo, va a decirnos que Placebo es el título previsto para un decimario en preparación; y, como nos interesa más la poesía que la medicina, vamos a quedarnos con la última respuesta.

Efectivamente, Placebo es un proyecto de libro en décimas —espinelas, endecasílabas y alejandrinas— por el poeta y narrador antes mencionado (Unidad Proletaria, Cifuentes, 1983). En su ficha curricular se advierte que es miembro de la AHS; egresado del Taller Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso; ganador de becas de creación y premios; ha publicado los libros de cuentos Excursiones al otro lado (Ediciones Sed de Belleza, 2009) y Otro fin de año magnífico, que obtuvo el Premio Celestino 2010 (Ediciones La Luz, Holguín, 2010); además aparece en antologías y en publicaciones seriadas. De manera que en narrativa es un autor édito, mientras que en la décima permanece inédito, aunque cabe suponer que no será así por mucho tiempo.

Recientemente, el poeta e investigador Ronel González Sánchez se refirió a las circunstancias que están frenando el avance de la décima en Cuba, a propósito de lo cual dijo: «Al margen de la posibilidad permanente de publicación que ofrecen las editoriales y los centros encargados de difundir lo más significativo de cada territorio, las lluvias que deben acompañar a la germinación estrófica no son las más propicias». (2)

Quizás algunos concursos, unos pocos libros de ediciones territoriales y sitios digitales (que no llegan a todos) produzcan un efecto «placebo», con lo cual imaginamos que la décima goza de buena salud. Leer este proyecto de Serguei Martínez me confirma la idea de que todavía hay muchos decimarios guardados, y que editores, promotores y poetas, debemos esforzarnos con el propósito de que vean la luz.

Como lectora, he advertido que Placebo tiene muchos valores —que deberán incrementarse con la voluntad de su autor, porque la poesía medida y rimada exige mucho trabajo—. La estructura, como el título, obedece a una concepción médica —en las secciones «Síntomas», «Dopamina» y «Efecto nocebo»—, aunque se aleja un tanto de ella con «Revelaciones» que, sin embargo, incluye una serie de cinco décimas (numeradas) de igual título que el libro.

A lo largo de todo el decimario, se aprecian siete décimas endecasílabas que obedecen a un orden: «Cantar» y «Cantar segundo», en la primera sección; «Cantar tercero», «Cantar cuarto», «Cantar quinto» y «Cantar antepenúltimo», en «Dopamina» —la sección más sólida—; mientras que «Último cantar» aparece casi finalizando la tercera. Estos «cantares» no son deudores de Antonio Machado, ni de otros poetas, porque emergen de las honduras intimistas del sujeto lírico. Será interesante penetrar en ellos con la misma alineación que siguen dentro del libro:

—«Cantar»: poema de amor, en el cual solicita una relación a través de imágenes sencillas y tradicionales: Si lo merezco bríndame tu boca / que hastiado estoy del mundo que venero.

—«Cantar segundo»: el sujeto lírico continúa hablándole a la (al) amante, pero ya emplea imágenes más audaces: No olvides escupir sobre esta charca / si el dios premonitorio te conmina. También encadena ideas mediante el “si” convencional: No me adelantes lo que se avecina / si lo que se avecina me desmarca.

Al final emplea la anáfora en «no olvides escupir», pero sustituye charca por agua sucia y cierra con un verso rotundo: la alianza viene luego del desarme.

—«Cantar tercero»: habla de los derrumbes, la rutina, el vacío, y concluye reconociéndose equivocado. Es una de las décimas que necesitan revisión.

—«Cantar cuarto»: instrospección acerca de las ganancias y las pérdidas del individuo en un mundo alienado: Por suelos alienados me deslizo / viendo todo caer y desprenderse.

—«Cantar quinto»: emplea la anáfora “que” (desiderativo) para acentuar el sentido de su ruego a un ente no expresado: Pido que de mi voz nunca reclame. / Que me olvide […] Que mi ausencia llame […] Que derrame. Asimismo se evidencia el recurso de la aliteración con el sonido “m”, que hace al texto más brillante y dinámico.

—«Cantar antepenúltimo»: es un poema de amor, limpio, sonoro (aliteración con “t”) y el empleo de imágenes poco frecuentes y encabalgadas como: En una edad temprana que adivino / en ti, tus soles fueron más calientes; o Pido sobrevivir la luna manca. El autor debiera analizar el último verso, que no alcanza la altura de los anteriores.

—«Último cantar»: el sujeto lírico (tal vez un muerto) habla consigo mismo y expresa el propósito de regresar hacia alguien, algo, o algún lugar: Voy a volver y repetidamente / besaré el mismo tramo de esta tierra. Al final expone el por qué de esa decisión: no me conformo con estar varado / en medio de esta luz artera y blanca. En esta décima también se emplea la aliteración con el sonido “t”.

Finalmente, debo decir que en Placebo aparecen otros textos interesantes y bien estructurados, como el que titula «El antes y el ahora», cuyas estrofas se presentan —sin solución de continuidad— como un todo; el sujeto lírico, «quien su pasado conmemora», se proyecta hacia el futuro, sobrepasando el pasado y el presente con la metamorfosis —«seré un pez»— para «entrar al mar, como si fuera un ciego», es decir, va en busca del origen de la vida.

En resumen, Placebo, una vez teminado, podrá ser un buen libro de décimas, que en la final, «Terapia», plantea varias preguntas ante el sufrimiento, el desamor y la fatalidad: ¿Te enrolas o no te enrolas? —primer verso— y en el décimo: ¿Es tu estrella tan fatal / que te conduce al abismo? Cada lector deberá pensar y responder de acuerdo con su postura —optimista o pesimista, y si se anima a luchar— frente a la vida.


NOTAS

1.- Diccionario de la Lengua Española, Edición electrónica, Versión 21.1.0, Espasa Calpe, 1995.

2.- RONEL GONZÁLEZ SÁNCHEZ, «Con la paciencia de un miniaturista», en Decimacontexto, blog Cuba AlaDécima, 27 de octubre de 2011.


Amplia reseña de la reciente celebración del cuarto aniversario de la tertulia La décima es un árbol, median
te este enlace, en nuestra sección Decimacontexto

Con este link, felicitación del Grupo Ala Décima a la tertulia La décima es un árbol, en su cuarto aniversario

Muestras de la obra poética de Mariana Enriqueta Pérez Pérez, pueden verse mediante los siguientes enlaces con el blog Álbum nocturno y la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. Varios estudios realizados por ella aparecen en nuestra sección Decimacontexto: Polizón en la aljaba de Eros, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. Las albas rumorosas, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel Feijóo. La décima cubana durante las guerras de independencia: los poetas de la guerra, interesante aporte sobre ese período. La décima escrita en Villa Clara, sobre la poesía concebida en estrofas de diez versos en esa provincia.

Visite el sitio web de su tertulia La décima es un árbol, ya con actualizaciones (aunque no todas, nos aclara Mariana) y una nueva sección: Debate.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA DÉCIMA EN ESTA PROVINCIA HACIENDO CLIC AQUÍ:
VILLA CLARA




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