martes, 15 de julio de 2008


“Es clave la decisión
de sentarse
a escribir incluso
aunque no tengas
la menor inspiración”,
dice María
de las Nieves

Por Pedro Péglez González
Foto: Tamara Gispert


No hay duda de que María de las Nieves Morales (Ciudad de La Habana, 1969), Premio Iberoamericano Cucalambé 2002 con su libro Otra vez la nave de los locos, es ya una escritora reconocida nacional e internacionalmente, máxime después de esos seis galardones que ha merecido en los últimos tres años. Si ese ser reconocida no se acompaña con que sea suficientemente conocida en nuestro panorama literario nacional, por supuesto no es su culpa.

Acaso de eso se trata en este diálogo que sostuvimos con ella: de contribuir a que se le conozca con un poco más de justicia, para bien de los amantes de la lectura y de los creadores de letras. Y que se conozca, además de su quehacer, su pensamiento sobre lo que hace y sobre sus resultados.

La abordamos en medio de los preparativos para celebrar el décimo aniversario del dúo Ad Líbitum, que integra junto a su compañero en la vida y el arte, Leonel Pérez Pérez, junto a quien estuvo, en el año 2000, entre los fundadores del Grupo Ala Décima:

—Has tenido una trayectoria literaria ascendente y rápida en los últimos años, de la cual el Premio Iberoamericano Cucalambé 2002 fue un momento importante. Ahora has merecido, en el lapso más cercano, seis premios internacionales en España, dos de ellos en narrativa, género en el que no te desempeñabas con frecuencia. ¿Cuánto hay de la María de las Nieves poetisa en tus cuentos recién premiados?

—Es la misma María de las Nieves quien está detrás tanto de la poesía como del cuento. Sí puedo contarte que cuando sólo escribía poesía, varios amigos comentaban que mis textos tenían un aire teatral, y te confieso una cierta debilidad por escribir poemas sobre personajes fuera del clásico sujeto lírico intimista del poeta: Metamorfosis de la fea, Fábula del loco y la ciudad, Pretextos del soldado, etc. Por otra parte, estos mismos amigos ven en mis cuentos un gran vuelo poético, pero que no pretende ser la esencia de los mismos, sino que está siempre subyacente, subordinado a la historia. Finalmente, creo que sólo los lectores y los críticos podrán responder mejor a esta pregunta. Yo simplemente escribo.

—Se sabe que escribir es para el creador literario una necesidad, digamos que una deuda de su mundo interior con el universo en que vive. A esta “altura del cuento”, ¿sientes en la narrativa mayores satisfacciones a ese reclamo espiritual que en la poesía?

—Es innegable que el hecho de que mis dos premios más recientes en España sean de narrativa, e incluso que en el caso del “Miguel de Unamuno”, mi primer cuento recibiera un accésit de un jurado presidido por Víctor García de la Concha, director de la Real Academia de la Lengua Española, entre 1911 cuentos de 37 países, hace que en estos momentos me sienta muy inclinada hacia este género. Además, teniendo en cuenta que mi segundo cuento obtuvo el 2do. Premio en el “Encarna León”, en Melilla, creo que por ahora es posible “vivir del cuento”. Pero no dejo de reconocer que la poesía es un padecimiento crónico del que no me es posible escapar. De hecho es el Gran Premio en el concurso nacional “Décima al Filo” mi logro más reciente, precisamente en el género con el que comencé a andar por el mundo literario.

—En tu apreciación, ¿hay alguna clave detrás de esta etapa tan fructífera? ¿Oficio? ¿Talento? ¿Estudio? ¿Tesón?

—De todo un poco, aunque pienso que es clave la decisión de sentarse a escribir incluso aunque no tengas la menor inspiración ni la menor idea en la cabeza. Creo, como Hemingway, que ”la inspiración llega después de ocho horas de trabajo”, aunque me parece que exageró un poquito en el tiempo. Y también es clave un factor que no mencionaste: suerte para que tu obra “tropiece” con el jurado adecuado.

—¿Planes futuros?

—Acabo de terminar un nuevo libro de poesía que me tuvo contra reloj por varias semanas. Ahora lo más inmediato es dedicarme a las actividades por los diez años del dúo Ad Líbitum, el cual integro con mi esposo, el trovador, escritor y mi “asesor literario privado” Leonel Pérez Pérez, actividades que incluyen una gira nacional en los meses de agosto y septiembre. Después que acabe la gira retomaré un libro de cuentos que ya está iniciado, del que forman parte Anamnesis y Al dorso del espejo, los que fueron premiados en Salamanca y Melilla respectivamente. También puede que comience una novela que me ronda hace ya un tiempo, pero por supuesto, sin abandonar la poesía. Y que alguno de estos días, preferiblemente más temprano que tarde, las instituciones literarias de este país se enteren de que existo.

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