“Soy la viajera del eterno retorno”
Por Elaine
Caballero
Tomado de Trabajadores
Para la joven
escritora y poetisa Elaine
Vilar Madruga no existe momento específico en la creación. Desde que en
ella surge esa primera corazonada, las historias y la imaginación son como el
viento, invisible, pero capaz de llegar hasta cualquier confín de la tierra. La
poesía también constituye un oficio relevante en su creación, su primera
vocación, de la cual sale con nuevas luces cuando el hastío y la inquietud
moran en su ser.
¿Cuál es el secreto de una buena historia?
No hay
fórmulas certeras para encontrar, y lograr construir luego, una buena historia.
Creo en el primer impulso, una suerte de latido que nace en el justo momento en
que descubro un personaje sólido, un fragmento de la realidad que quiero
fotografiar, o una certeza. En mi profesión como dramaturga he aprendido que,
sin un personaje de lujo, es difícil cimentar cualquier tipo de arquitectura
literaria. Trato de encontrar en ellos, un primer asidero para la historia. Son
mi pilar. El primer bloque del enorme edificio que es un texto.
¿Qué lugar ocupa la poesía en tu profesión?
Fue, y es, mi
primera vocación como escritora. En ella me siento cómoda, pez dentro del agua,
con perdón del lugar común. La poesía ha de entenderse como ejercicio vital. La
escribo a menudo, en los momentos de crisis y de estremecimiento, y salgo luego
de ella con cierta sensación de felicidad.
¿Y la literatura infantil?
En este
momento, escribo mucha literatura infantil, aunque es el género que menos he
abordado en mi trabajo. Vuelvo a él cuando necesito cambiar un registro o
limpiarme un poco de las asperezas del oficio. En la literatura infantil
encuentro siempre un retorno a casa, un espacio donde puedo conocer a una
Elaine que a veces creo olvidada.
La ansiedad y el hastío de estar fuera de su país son canalizadores, para
ciertos autores, a la hora de crear. ¿Sucede lo mismo en ti?
Mi suerte es
que soy la viajera del eterno retorno. En Cuba siempre me espera mi casa, la
literaria y la familiar, la simbólica y la física. Mis canalizadores creativos
parten de otros resortes. Mi experiencia como viajera ha expandido mi universo
de referencias espirituales, sentimentales y del oficio. Respiro esa
posibilidad siempre como crecimiento, como exploración de la realidad, como
encuentro con los otros. Es una suerte este constante ir y venir, sin olvidar
del sitio donde vengo e imaginando al que voy. En la unión de estas dos líneas,
que son curvas y se tocan, es que se dispara un cierto resorte de creación.
Espacio Abierto, taller de literatura que coordinas. ¿Qué propósito tiene
y cuáles temas se debaten allí?
Coordiné la
labor de Espacio Abierto hasta el 2016. Hace mucho que no asisto a sus
encuentros y ando un poco alejada de los autores del fantástico cubano, por
cuestiones circunstanciales. No sé cuáles sean los propósitos y temas que los
coordinadores actuales del taller lleven a palestra creativa, pero sí puedo
responderte desde mi experiencia en el pasado. En Espacio Abierto se buscaba la
unión de los escritores del fantástico cubano (bonita utopía), el respeto por
las diversidades de escritura y el fomento de la literatura fantástica
nacional, dentro y fuera de las fronteras de nuestra isla. Creo que se hizo un
esfuerzo consciente. En su coordinación permanecí durante 7 años, con alegrías
y algunos sinsabores, hasta que tocó mi tiempo de alejarme.
En estos momentos te encuentras en el exterior presentando Cantos de cisne, uno de tus últimos
libros. ¿Alguna experiencia que quieras compartir?
Junto a Canto
de cisne, he presentado también mi libro Las montañas de la extinción. Son
dos cuadernos muy diferentes, que no polares, los cuales marcan momentos
diversos en mi creación. Ha sido un placer enorme poder dar a conocer parte de
mi obra poética inédita al público lector de Miami. El saldo siempre es
positivo. Me permite encontrarme con múltiples generaciones de lectores, muchos
de ellos cubanos, que disfrutan como yo, el simple acto de poder contar al otro
una historia.
¿Cuánto hay de Elaine Vilar en cada obra?
Poco y mucho.
Canto de cisne, por ejemplo, es uno de mis pocos libros que he definido
como una biografía familiar en verso libre. Otros van en busca de exploraciones
diferentes. Siempre es un buen ejercicio descubrirme en mis personajes, y es
mejor aún cuando los lectores preparan ojo avizor o imaginativo, para intentar
encontrar al autor en su obra. Al fin y al cabo, ellos son los de la última
palabra, y los verdaderos arquitectos de la literatura.
Versión
original en Trabajadores:
MÁS SOBRE LA
AUTORA
Elaine
Vilar Madruga (La Habana, 1989) es
graduada de Dramaturgia, de
Música en la especialidad de guitarra clásica y del XI Curso de Formación
Literaria Onelio Jorge Cardoso. Es coordinadora y fundadora del Taller de Literatura
Fantástica Espacio Abierto. Por su obra literaria ha recibido numerosos
galardones, entre ellos el Premio
del IV concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí (2012) y
el Premio
Calendario 2013, en dos categorías. Otro de sus lauros, el
Gran Premio Décima al filo 2013, lo recibió en nuestra peña por encargo de Odalys
Leyva, presidenta del Grupo
Décima al filo.
En el 2015,
mereció, en el apartado de poesía, el Premio
José Jacinto Milanés. También en ese año fueron a sus manos otros
lauros: En los siguientes enlaces, información sobre su
Premio Hermanos Loynaz en el apartado de poesía, con su obra Escudos de todas las cabezas, más su
mensaje de agradecimiento por la felicitación que le envió el Grupo Ala Décima,
que ella considera también su grupo, así como su
Premio Principito 2015 en literatura para niños, con el poemario Criaturas del silencio. Elaine tiene varios libros publicados. Más
información sobre su obra, mediante los siguientes enlaces, en la enciclopedia
cubana on line EcuRed, en entrevista concedida
al periódico Juventud Rebelde, en el sitio web de Ediciones
La Luz, y en la revista digital Esquife.
Gracias a su siempre
cariñosa colaboración, ofrecemos una décima perteneciente al poema Consejo para trovadores que quieren cazar unicornios, de su cuaderno
Criaturas del silencio, ganador del
Premio Principito 2015.
sobre las
aguas sin nombre.
Que no te
apure o te asombre
si pide un
trozo de cielo.
Ofrécele,
pues, el velo
del suspiro y
un alud
de aplausos.
Dile: “¡Salud!”,
y el
unicornio ya es tuyo.
Ponle en la
crin un cocuyo
y cantará tu
laúd.
Foto: Carlos
Castro Sánchez
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