En la distancia disperso
Foto: Mariana
Pérez Pérez
El hermano
poeta Efraín
Riverón Argüelles nos ha enviado este conmovedor texto que escribió para su
mamá unos días después de haber fallecido, en el 2015. El poema forma parte de
su libro El otro lado del rostro. El
autor (1942, Güines, Mayabeque), radicado hace mucho en Estados
Unidos, cultiva la poesía en estrofas de diez versos, por igual en la escritura
y en la oralidad, siguiendo el legado de su padre, el emblemático Francisco
Riverón Hernández. Efraín ha tenido antes la fraterna gentileza de
enviarnos los poemas Desde
adentro y Hola,
Febrero, que pueden verse en nuestro sitio. Meses atrás, estuvo en
Santa Clara como poeta invitado a la Feria Internacional del Libro a su paso
por esa ciudad, y participó en la tertulia
La décima es un árbol, que dirige Mariana
Pérez Pérez. A continuación, su poema de estremecedor luto filial:
EN LA
DISTANCIA DISPERSO
A Zoila Argüelles.
Mi madre
EPD.
Está tan
lejos...
Tan ido....
(Tan solo
piensa en su enagua
de adolescencia....
Jimagua fue
de aquel tiempo vivido.
Nada gris, ni
nada herido;
nada de
bullicio a muerte.)
¡El “ay” de
todo lo fuerte
arremolinando
niebla sobre su sangre!
¿Qué amuebla
de oscuridades su suerte?
¿Qué forcejea
en los huecos
del aire que
se encajona,
donde un
polvo de casona
devuelve
fantasmas secos?
¿A dónde
mueren los ecos
tras
amontonar espinas?
¿Y qué
ocultan las esquinas
sangrantes de
sus latidos,
mientras
gimen en los nidos
desdichadas
golondrinas?
¿Qué cicatriz
para tanto
sangramiento
hay que buscar
y se le
agoten al mar
las marejadas
del llanto?
¿Cómo
descubrir un canto
que concluya
los dolores?
¿Cómo avivar
en las flores
las esencias
principales,
cuando ha
muerto en los rosales
la madre de
los colores?
¿Cómo
cristalear a fondo
lo que le
masculla el alma
y en el pozo
de la calma
ser un
remanso redondo?
¿Cómo dejar
de ser hondo en lágrimas?
¿Cómo ser el
que siempre fue?
¿Volver a ser
libre en ala y vuelo
y no ser
parte de un cielo
que no sepa
amanecer?
¿Cómo no irse
de las penas
que le
masacran los días;
y menguar
melancolías;
y derretir
las cadenas
con el fuego
de sus venas?
¿Cómo no
verse distinto
entre su
mente y su instinto
a puro golpe
de hacerse..?
¡Ay, Dios
mío!
¿Cómo verse y
no hallarse en su recinto?
Está lejos...
Ido...
Hecho a
dispersada figura,
como una
desgarradura
sin final a
todo pecho.
¡Cuánta
sombra desde el techo
ponen
lámparas en él...!
Sigue fuera
de su piel,
-amargor de
reja a reja-
porque en una
sola abeja
perdió su
patria la miel.
18-11-2015
En nuestros
archivos:
Otros
decimistas que residen en EEUU:
1 comentario:
Muchas veces no se encuentran las palabras exactas para agradecer ciertos momentos y acntecimientos en la vida. Entonces solo decimos: !GRACIAS! con el valor humano y spiritual que enciarra la frase.Los abrazo
Publicar un comentario