Un repaso a la experimentación
Fotos:
Cortesía de Ana
Rosa Díaz Naranjo
Muy
variados son los procederes experimentadores empleados por los escritores
decimistas durante el llamado proceso de revitalización de la poesía en
estrofas de diez versos, iniciado a fines de los años 80 del pasado siglo:
Variaciones en el metro empleado —ya no solamente el octosilábico—;
combinaciones de distintos metros —lo que ha dado en llamarse décima
polimétrica—; rupturas del esquema gráfico-sintáctico-sonoro, definición del
poeta y crítico Waldo
González López —lo cual emparenta visualmente al poema en décimas con el
poema en versos libres o con el poema en prosa—; sustitución ocasional de la
tradicional rima consonante por la rima asonante; ensayos de nuevos caminos en
los campos de la tropología o de los asuntos… En fin, el mar, para decirlo con ese recurrente verso de Nicolás.
La
búsqueda de todos los rumbos posibles parece estar en el ánimo de una poetisa
destacada —aunque no tan conocida como debiera ser— nacida en Las
Tunas en 1973 y que es además una mujer de teatro: Ana
Rosa Díaz Naranjo, más conocida como Albita. Esa pasión por la novedad al
menos se sugiere en un conjunto de textos que me envió hace años esta amiga, cuando
se hallaba en una misión cultural de Cuba en la hermana República Bolivariana
de Venezuela, y que ahora me permito compartir con los lectores, a manera de
repaso al amplio espectro de potencialidades de la experimentación en esta
modalidad creadora de la literatura escrita, expresión
ella misma de nuestra identidad nacional.
En
las composiciones que siguen se hallará un poco de todo lo aludido al comienzo
de este breve comentario, si se lee con cuidado e interés, tal merece leerse la
buena poesía, como gusta aconsejar el siempre atendible profesor y poeta Roberto
Manzano. No obstante, llamo la atención sobre el poema en una décima
titulado Galimatías: Se trata de la
estrofa llamada blanca, es decir, con rigurosa sujeción métrica en cuanto a la
medida de los versos, pero sin rima alguna. Parece demasiado simple el
procedimiento, pero no lo es, si se tiene en cuenta que el autor o autora debe
cuidar que no haya ningún parentesco de sonoridad en cuanto a las combinaciones
vocálicas de las terminales versales. Uno de los grandes de la décima cubana, Adolfo
Martí Fuentes, incluyó esta fórmula en su emblemático poemario Alrededor del punto, merecedor en 1971
del premio de esta disciplina en el concurso nacional de literatura 26 de
Julio.
Los
dejo ahora con el conjunto decimístico que nos regala Ana
Rosa Díaz Naranjo, que concluye por cierto con un poema en décimas de corte
convencional, como para recordar que toda experimentación es válida siempre y
cuando primero se domine, al pie de la letra, el ABC de la especialidad:
DEL PRINCIPIO
I
Alguna
vez fui lobreguez, lodo, tiniebla
y
detoné sin compasión sobre el vacío,
sufrí
el encierro, nadie sabe, el desatino,
sólo
el Big Bang fue desagravio en mi tristeza.
Salí
triunfante del momento, y mi condena,
el
maremagno iconoclasta como lid,
fue
dar a luz días y noches sin un fin,
fue
dar a luz islas, océanos, galaxias,
las
estaciones, leyes, hombres, abundancia,
un
dios, un diablo, una leyenda, un porvenir.
II
Y
sabios
y
guerras
y
ciencias
y
esclavos
y
lagos
y
artistas
y
orgías
y
edades
y
hambre
y
heridas.
Alguna
vez
tuve
un entablado
un
génesis trazado
en
magnánimo doblez,
tuve
filósofos tal vez
que
honraron mi voz en la comedia
de
lo eterno, también una Edad Media
que
asumió dislocación y ambigüedad,
tuve
estratagemas, fenómenos, verdad,
mentiras,
shape and form, y el daño que aún me asedia.
Alguna
vez tuve una isla, un aguacero,
un
partidario insipiente como ardid,
una
goleta, un letargo, un Mío Cid,
una
esperanza, un tapiz, un caballero,
una
batalla, un cantar, un hormiguero,
la
idiosincrasia torcida del espanto,
un
óleo de Matisse y el adelanto
hacia
el umbral suspicaz de otras simientes.
Alguna
vez resurgí tras indulgentes
concavidades
in memoriam de algún santo.
Por
eso canto mi endecha,
mi
lágrima feliz adulterada,
por
eso canto mi nada,
mi
luna sideral, mi ron Arecha.
Por
eso canto la estrecha
comunión
del espectro indisoluble,
por
eso canto hasta el double
clip de simpatía o de
desconsuelo,
por
eso canto hasta al suelo
donde
lastro mis raíces. Fe voluble
porque
canto al orate, a la razón,
porque
canto a la luz y a la tiniebla,
porque
canto al decoro y a la niebla,
porque
canto al sufrimiento, a la ilusión,
porque
canto a lo maldito, al corazón,
porque
canto a la esencia y a lo inerte,
porque
canto a la cábala y la suerte,
porque
canto a la luna, al cautiverio,
porque
canto con arpas y salterio.
Porque
canto a la vida y a la muerte.
Han
jugado a ser Dios desde el inicio
con
lo épico al filo de la espada,
del
antiguo jardín no queda nada,
sólo
el ojo indeleble de un solsticio.
Han
clavado sus cuerpos junto al vicio,
hoy
esparcen sin tregua su maldad.
Trasgredieron
su invisibilidad
y
colgaron sus auras al venablo.
Hoy
aplaude su suerte el propio diablo,
parodiándole
a Dios la inmensidad.
CONFIDENCIAS, REPRENSIONES Y PROFECÍAS
DEL ALMA DE UNA LILITH DESPUÉS
DE HABER PERDIDO SU ERUDICIÓN
He
perdido un poema donde explico
en
síntesis mis interioridades,
que
soy la primogénita de Hades
y
vivo en el caudal de Federico.
No
importa si me odian. No claudico
mi
esencia al interés por los humanos.
Yo
soy la libertad. Oh, ciudadanos,
recójanse
en sus máscaras, no salgan,
que
por la libertad ahora cabalgan
mis
vicios y el doblez de mis hermanos.
Nosotros
los presuntos literatos
danzamos
al compás de viejas arpas.
Yo,
hija del preludio, tú que zarpas,
talión
contra la piel de mis retratos.
Y
es duro batallar con los maltratos
que
vuelven y se van máscara adentro,
mi
embozo es un ritual tan hacia el centro
del
cráter donde habita el infortunio,
que
antes de partir al plenilunio
o
a otra dimensión, discurro y entro
al
sitio del espectro y le devoro
las
ansias de apedrear a sus “amigos”,
atándole
al dolor de los postigos
ocultos
tras la risa y su decoro.
En
esta retahíla le hacen coro
auténticos
farsantes adulones,
confieren
el talento a sus traiciones,
no
ven la tempestad en la quimera,
el
daño en las miradas de pantera
ni
el fiero batallar de los leones.
GALIMATÍAS
Oh,
la oreja quebrada de Walt Disney,
los
suntuosos vitrales de Dalí,
la
sordera impasible de Picasso,
los
molinos gigantes de Stravinski.
la
feliz Monna lisa del gran Newton.
Oh,
la pulcra Guernica de Beethoven,
el
ballet sin traspiés de Greta Garbo,
las
turbias sinfonías de Tolstoi
¡Ah,
este mundo extraviado por los hombres!
¡Ah,
este mundo de tantos hombres curtos!
SIN
DECLIVES
Hombre,
salva la virtud,
no
renuncies a este fuego
que
se apaga con tu ego
si
le niegas plenitud.
Su
aparente lasitud
esconde
inquietas aristas
y
luces tan imprevistas
como
el tiempo –dios reacio,
sin
rostro- que echa despacio
su
maldición. No desistas.
Hombre,
pecado, egoísmo,
osamenta
detestable,
¿error
de Dios?, es probable,
Dios
se ama mucho a sí mismo
y
cree el burdo espejismo
de
sus propias creaciones.
Hombre,
elixir de naciones,
no
escupas sobre tu hermano,
elude
el rumbo profano
de
serpientes y escorpiones.
Ana
Rosa Díaz Naranjo atesora una obra en versos publicada en revistas, boletines y
antologías, el plegable Invocaciones al infinito, y su libro Pasos en
el borde, dado a la luz por la tunera Editorial
Sanlope. Ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos el premio
Flores del alma del 2008, y en
el 2005, el premio especial del Grupo Ala Décima al mejor cuaderno de autora
joven en el II concurso nacional Décima al filo, por su cuaderno Endechas
del no elegido. En el 2008, en
la cuarta edición de ese certamen, actuó como jurado. Su obra lírica ha
trascendido nuestras fronteras y puede apreciarse en la antología on line Arte poética,
del poeta salvadoreño André Cruchaga. En nuestros archivos,
además, sus poemas Insostenible
la muerte, Inventario
de derrotas, Sin declives y Confidencias,
reprensiones y profecías del alma de una Lilith después de haber perdido su
erudición.
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