lunes, 24 de noviembre de 2008


Un libro con aroma
de solidaridad

Primer poemario de un poeta
cubano ve la luz por editorial
universitaria guatemalteca

Por Pedro Péglez González



Recientemente se hizo realidad de papel y tinta
el decimario Piedra de escándalo, dado a la luz por la Editorial de la Universidad de San Carlos de Guatemala, un título que tuvo su puesta al alcance del público a propósito del primer encuentro de poetas decimistas guatemaltecos y presentación oficial de su proyecto Guatemala en décimas.

Se trata del primer libro de versos publicado por Modesto Caballero Ramos (Mayarí, Holguín, 1948), narrador y poeta, Licenciado en Ciencias Penales y graduado del segundo curso-taller Historia y práctica de la creación poética, auspiciado por el Centro de promoción literaria Dulce María Loynaz, del Instituto Cubano del Libro. Entre su obra inédita figura el cuaderno Idolatría del que piensa, que obtuvo el tercer premio del concurso iberoamericano Cucalambe en el 2006.

El hecho de que su poemario inicial haya sido resultado de ese aporte solidario tiene como antecedente la estancia de Modesto, durante dos meses del 2006, en la tierra del quetzal, donde impartió como colaboración desinteresada un curso-taller sobre la poesía en décimas a una veintena de escritores. Aquella semilla, y el ulterior asesoramiento mediante correo electrónico que dio el escritor cubano a varios poetas guatemaltecos que se lo solicitaron, vino a influir en el surgimiento del mencionado proyecto, su encuentro fundacional y su empeño de que la cita fuera cuna del primer volumen impreso de Caballero Ramos.

Este aroma de solidaridad es valor añadido a las virtudes del corpus poético aquí compendiado. En sentido estrictamente bibliográfico, Piedra de escándalo viene a ser la ópera prima de Modesto Caballero Ramos. Pero si asumimos al poeta con empecinamiento de verdad (poiesis=conocimiento, decían los griegos), la primera realización poética de este autor es el hallazgo de su propio e insondable universo interior, a contrapelo de una vida por años demasiado entrampada en nobles vericuetos de una admirable vocación de servicio social.

A la cual no renuncia, ni tiene por qué: Si las circunstancias aludidas retardaron su tarea de calar la hondura de la sima y desde allí encontrarle genuino alado cauce escritural (perdón, oh rancheadores de adjetivos) y enrumbarlo a los labios del volcán, también aquellas obraron una travesía singular de mano encallecida por el ágora, llevando un timón de proa añejado por la mucha y contenida espera entre las aguas, que los vientos cruzados de la época han devenido incierto lago:

Y me vestiré despacio / bajo el designio del Otro, / cabalgaré sobre un potro / a la Estigia. En el espacio, / ¿será este acaso el prefacio / de mi estirpe como vándalo? / Quizás perfumado sándalo / sea el madero de mi cruz / pues como lo fue Jesús, / soy también piedra de escándalo.

El saldo es esta piedra devenida pegaso, un pegaso de lava que incendia todo el lago y lo levanta y lo vierte hacia el mundo, con todo su equipaje de ausencias desangradas en la brega por ignotos laberintos, guiado solamente por (in)cierto fuego existencial que es obligado compartir para no incinerarse.

Otra cosa es su apego al molde estrófico espineliano, incluida su variante endecasilábica con similar fórmula cónsona. Quizá el abuelo, meciéndole la infancia en dulces décimas, allá por Mayarí, pueda ofrecer respuesta. Quizá los entusiasmos del movimiento actual de los poetas cubanos que, a lo largo del país, dan nueva vida al vaso de Espinel. Quizá, hijo de aquellos, el clima de una peña en la biblioteca Tina Modotti, de Alamar, en la Ciudad de La Habana, donde ha mucho reventó en flor un grupo decimista, con la recurrente alusión de Ala Décima por nombre, que tuvo a Modesto Caballero entre sus iniciadores, y en él a su vicepresidente desde el mismo instante fundacional.

Quizá todo esto en suma. Pero no es lo importante: Parafraseando a Naborí, lo vital no es la copa —por mucho que la copa merezca amor y esmero— sino el líquido en ella. Y de un líquido orgánico y fecundo ha bebido esta piedra para alzarse al cielo, escandalizando a quienes no se atrevan a aceptar que una piedra puede beber transparencias en las aguas revueltas de la Estigia.


Tomado de Trabajadores

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