sábado, 23 de junio de 2007


Respuesta
de Ronel González
a Delfín Dador

Foto: Tamara Gispert



Ronel González Sánchez (Holguín, 1971), uno de los más destacados poetas jóvenes del actual panorama literario cubano, Premio Iberoamericano Cucalambé 2006 y autor del Diccionario de autores de la décima escrita, nos envió, para su publicación, su respuesta en versos al insidioso comentario que a continuación reproducimos, aparecido en una publicación digital a cuyo nombre no hace ningún honor:




Elaboran Diccionario de Autores
de la Décima escrita en Cuba

Tomado de La Habana Elegante
Por Delfín Dador

El poeta cubano Ronel González elaboró un Diccionario de Autores de la Décima escrita en el país caribeño, lo que podría convertirse en el primer texto de este tipo de que se tenga referencia hoy en Iberoamérica, y en texto obligatorio de la campaña educativa en contra de las Ideas. González dijo a Prensa Latina en la oriental ciudad de Holguín que la investigación recoge los nombres de los decimistas del país a lo largo de cuatro siglos de historia hasta la más reciente producción de este género literario.

Según describió, en el compendio aparecen nombres como Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), Jesús Orta Ruiz (El indio Naborí), hasta los autores de las décimas contemporáneas: Florido Campestre, Tomeguín del Pinar, Azucena del Valle, José del Monte, Rosita Montuna, y Remigio Enramada, entre muchos otros notables cultores de la criolla forma poética.

También se sumaron en ese listado el cantautor Silvio Rodríguez, el juglar trovador Faustino Oramas (El Guayabero) y el cantor popular fallecido Polo Montañés, entre otros. “Incluí”, comentó Ronel González, “a todos los que pude. Y conste, que mi trabajo no está concluido. Ahora me ocupo de un Diccionario temático de la décima: décimas al tabaco, a la piña, a las playas cubanas, a los mambises, a Elián González, a los Cinco Héroes, al pipicigallo, en fin…”

La investigación, cuya primera versión se incluyó en soporte digital, recoge los diversos períodos de esplendor de la Décima cubana, entre los que destaca la etapa posterior al triunfo de la Revolución en 1959, de gran explosión en la creación. Después de 1959, como saben los lectores, explotaron muchas cosas, no sólo la décima. Se trata del momento tojosista, cuando, al no poderse hablar de lo que se debía, los versos comenzaron a tejer pajarillos, begonias, buganvilias, el soplo de la brisa, y los jardines por donde habría de pasar el hombre nuevo.

De acuerdo con Ronel González, la décima, considerada "la estrofa nacional" por el extinto poeta José Fornaris (por cierto, extinguido como poeta desde mucho antes de ser extinto), atraviesa un período saludable. Lo que quiere decir que hemos vuelto al tojosismo patriótico de bajo fondo y bajo circunstancias muy similares a aquéllas que le dieron origen, allá, por los setenta. En realidad, el tojosismo de hoy es una especie de versión criolla, actualizada, del realismo socialista. De ahí la vuelta a los paisajitos de palma, río y bohío; a la décima cantada, escrita, rezada, actuada, bailada y zapateada; a los poetas camioneros, a los artilleros versificadores, y a los críticos que lo mismo cubren una base del equipo Industriales, que prologan los versos de Tony Guerrero.

En ello tienen que ver también, según dijo, el establecimiento del Premio Iberoamericano Cucalambé, la creación del Centro Iberoamericano de la Décima y de la Casa Naborí, la Casa de la Décima Municipal, los talleres literarios destinados exclusivamente al cultivo de la décima – ya deciminados por todo el país – y otras instituciones culturales que, siguiendo la Décima promulgada por el Consejo de Estado, promueven ese género en Cuba. Uno de los logros del movimiento decimista en Cuba se le atribuye al poeta (de repente) Alexis Díaz Pimienta, quien ya tiene en su haber nada menos que la traducción a la décima del Quijote completo. Pimienta ha manifestado interés de hacer algo similar con Cecilia Valdés, el Sóngoro Cosongo de Nicolás Guillén, los sonetos de Shakespeare. Lo avisamos - sin ánimos de alarmar a nadie - porque, si no se le ataja a tiempo, ése no va a parar hasta convertir en pura décima al Popol Vuh.


REFUTACIÓN OCTOSÍLABA
A UN CÍNICO ENMASCARADO

Hay un tal Delfín Dador
escondido en un seudónimo
que, entre ignorante y anónimo,
escogió el rumbo peor.
Travestido en agresor
el “periodista” Delfín,
no sabe que un Tomeguín
del Pinar o una Azucena
le pueden dar una buena
“encendida” desde Holguín.

Dador: por menospreciar
a un decimista avezado
son muchos los que han logrado
el ridículo amasar.
¿Cómo va a polemizar
un reptil extravagante
que sus dotes de mutante
esgrime para una crítica
edecán de la mefítica
piel de La Habana Elegante?

En su resaña Dador
-y que lo absuelva Lezama-
enjuicia, desde una rama,
al árbol, sin ver la flor.
Caricaturizador
se autocaricaturiza
cuando pretende la risa
a partir del desfasaje
de centrar en el paisaje
su exégesis enfermiza.

Coincidimos en que el año
59 fue un punto
de giro, pero el asunto
lo enfoca para hacer daño.
Delfín Dador, no es extraño
que no sepas que ahora mismo
el presunto tojosismo
de la décima insular
es un coro singular
dentro del postmodernismo.

Para el tema del realismo
socialista, esa mimética
opción que la Unión Soviética
exportó, es un eufemismo
situarlo en el decimismo
sólo porque en el decenio
inaugural, el ingenio
del discurso espineliano
«con un cocuyo en la mano»
cantó al fervor primigenio.

De tu alharaca, Dador,
transpira la incompetencia
para ver la trascendencia
clara de nuestro folclor.
Fornaris: el superior
“lance” del siboneyismo,
con acentuado lirismo
cantó a un Bayamo raigal
y conceptuó nacional
la estrofa del decimismo:

Hay un palacio de flores
En medio del mar Caribe
Que luz del cielo recibe
En torrentes de fulgores,
Todo perfume, colores,
Cielo azul, vivos paisajes
Do de floridos boscajes
Salen corriendo a bandadas,
Tojosas de las cañadas,
Sinsontes de los ramajes…

Y ahora, entre tú y yo: parece
que el fantasma de Pimienta
te estriñe, te desalienta,
te da hipo y te enfurece.
El odio que te envilece
a él lo convierte en gurú.
Si traduce el Popol Vuh
y el Paraíso Perdido,
Díaz Pimienta ha podido
estar donde no estás tú.

Delfín Dador, de apellido
demasiado rimbombante
para ser un comediante
insolente y reprimido.
Me hizo reír el gruñido
de tu burdo comentario,
porque vi tras el rosario
de tus ráfagas de insidia
¡que a ti te mata de envidia
no estar en el diccionario!

Ronel González Sánchez El Zorzal de Cacocum


Dador: al final incluyo
algo de un libro reciente.
Es un texto que disiente
del modo de pensar tuyo.
Como verás, tu chanchullo
de que la décima ahora
sigue apegada a la flora
y a la fauna dieciochesca
no admite ni una grotesca
mueca de
la Ma´ Teodora.


MATERIA COGNOSCENTE

De Atormentado de sentido; para una hermenéutica de la metadécima
(Premio Iberoamericano Cucalambé 2006, Las Tunas, Editorial Sanlope, 2007).

Los paradigmas han muerto.
Ardieron los incunables.
Ya no hay templos profanables.
Edipo es un nombre incierto.
Los ladrones del desierto
van tras el mismo fantasma
que los exaspera. Pasma
la ontológica presencia
del que vislumbra en la ciencia
un canon que no entusiasma.

Eclécticos y agotados
como lo informe, asistimos
a una época que vimos
mantenernos alejados
de las esencias. Aliados
eternos de la retórica,
sobre la columna dórica
de la tradición ustible,
supimos que era posible
quebrar la visión histórica.

Alguien se proclama hereje
desde un consciente hibridismo
que acentúa el espejismo
de los demás. Alguien teje
sus miserias, y refleje
o no el horror de la turba
triunfará, porque una curva
excita más que una recta,
y ante “lo nuevo” una secta
de mediocres se masturba.

Novedad: yo te conmino
a que te resemantices.
Connotados aprendices
estereotipan lo indino.
Postmodernos de anodino
rostro, mezclan ilusorias
existencias aleatorias
en aras de que la gnosis,
preserve de la psicosis
sus torpes combinatorias.

Incertidumbre teórica.
Disolución del lenguaje.
Estafa = homenaje.
Melopea metafórica.
Neofilósofos de eufórica
vanilocuencia sin ismo,
pecan de irracionalismo
y se atrincheran en Job,
para disfrazar lo snob
de anticonvencionalismo.

Nobles o cínicos, góticos
émulos del alambique
conceptual, contra el que indique
otra ley, somos despóticos.
Hermeneutas y semióticos
propician que el mundo sea
una proverbial marea
de materia cognoscente
que cambia, al cruzar el puente
entre la forma y la idea.

Esporádico y fortuito,
traza el hombre en las paredes
de su caverna, las redes
gnoseológicas del mito:
un animal infinito
que prolonga el aislamiento
del cazador, un momento
de agonía interminable,
en la burda y reciclable
memoria del desaliento.

El hombre es el correlato
del mundo tardomoderno:
quiere negar el infierno,
pero su infierno es innato.
Su existencia es sólo un dato
legitimable, una fecha
aproximada, en la estrecha
rueda civilizatoria,
algo que siembra en la historia
el germen de la sospecha.

Ya el hombre no es la medida
de todas las cosas. Drástica
es su manía sarcástica
de resistir, pero olvida
su alienación contenida
en el devenir despótico
de la sociedad. Caótico,
quisiera huir de sí mismo,
pero su antropocentrismo
lo volvió necio, y exótico.

Es volitivo y simpático
no padecer la belleza.
Si un filántropo progresa,
será mendaz y tanático.
Un siglo melodramático
queda atrás. Otra centuria
exige una nueva furia
a base de nuevos códigos,
¿pero cuáles hijos pródigos
cambiarán la noche espuria?

Fastos de eterno retorno
tras la epistemología
de la sociedad (Cabría
preguntarse si el trastorno
es sólo un pan que en el horno
se quema, o es un patético
vanguardismo) ¿Es tan herético
comprender que no resulta
disparar la catapulta
desde un porvenir hermético?

Hay que desnudar la saga
occidental, es preciso
desterrar el enfermizo
discurso, y la tenaz plaga
mimética que nos traga.
Hay que entrar en el posludio
de una era en que el repudio
a orfismos identitarios
nos convierte en adversarios
del teleológico estudio.

Modernólatras de feria,
urden un abracadabra
que convierte a la palabra
en ardid de la miseria,
sistematizan la histeria
performática: atributo
de un epos irresoluto,
que funda su propia mística
en la conciencia agonística
temporal, que acrece el luto.

Una edad se autoproclama
ulterior y adscribe axiomas
leotrópicos, que son bromas
del astroso panorama.
Todo reposa en la trama
epocal donde, inseguro,
viaja el hombre hacia lo oscuro,
y, émulo de Nostradamus,
persiste en el gaudeamus
autófago del futuro.

Para José Luis Serrano

1 comentario:

cristina dijo...

He leído con suma atención el ataque a Ronel González y su respuesta. No fue casualidad.Soy argentina, viajé a Cuba, viví diez o doce días en Holguín. No conocí en aquel momento al poeta aunque sí algunos de sus primeros poemas. Ahora, he tenido oportunidad, desde hace un tiempo, de poder contactarme con él y poder leer gran parte de su obra poética.
Resulta muy triste - aun cuando sumamente habitual - que gente que no tiene la más mínima posibilidad de trascender por el ARTE, pretenda usarlo con minúscula y con rima para intentar desacreditar a otro... Pobres imbéciles que no se dan cuenta de que logran exactamente el efecto contrario!
Tu obra es hermosa, Ronel... y la décima es una maravilla a la cual, como escritora, no me ha sido fácil llegar... Tampoco quiero forzar ese hecho. Desde Argentina, un abrazo.