Dos décadas, lunes tras lunes:
¿Cómo ha sido esta historia?
Una peña de cultura integral
se realiza en la biblioteca
Tina Modotti, de Alamar, a las 3 de la tarde de cada primer día de
semana. Es la Peña
de Luis y Péglez, sede del Grupo
Ala Décima. La celebración
por su aniversario 20 se efectuó a fines de julio, como
se había anunciado
Todas las áreas de la
institución han sido empleadas, indistintamente, para celebrar la Peña, pero fue en su portal donde se efectuó el primer
encuentro.
Por Pedro
Péglez González
Fotos: Carlos Castro Sánchez
Ampliado de Trabajadores digital
Fotos: Carlos Castro Sánchez
Ampliado de Trabajadores digital
Cuando surgió, en julio de
1993, con un recital poético de Luis
Hernández Serrano dedicado al aniversario 40 de la epopeya del Moncada, ni los
promotores del encuentro ni su sede —la biblioteca
Tina Modotti, de Alamar, municipio de La Habana del Este— imaginaron
que estaban fundando un espacio cultural para quedarse.
Cierto
es que la institución que los acogió —desde su fundación en 1973 dirigida por
Dineya Vázquez— ya tenía un trabajo de larga data con los escritores y artistas
residentes en ese territorio: ocasionales lecturas literarias, tanto en poesía
como en narrativa, presentaciones de libros, pequeños espectáculos escénicos en
determinadas efemérides, y hasta una tradición nacida en 1990, de celebrar cada
13 de agosto el cumpleaños del Comandante
en Jefe Fidel Castro.
Pero
fueron los contertulios quienes animaron a los conductores de aquel encuentro
inicial a que lo mantuvieran, y lo primero fue incorporar al formato escogido
la celebración ya acostumbrada del natalicio del Jefe de la Revolución Cubana, dada la cercanía de la fecha. Después,
haciendo camino al andar, como recomendaba Antonio Machado, se estabilizaron
aquellas citas cada lunes a las 3 de la tarde —a “la hora en que mataron a
Lola” apuntaría más tarde José Alejandro Rodríguez cuando estuvo como
invitado—, y también del consenso popular surgió el nombre: Había nacido la Peña
de Luis y Péglez.
El árbol de uva gomosa
erguido en el área de tierra que da acceso a la institución, ha sido el espacio
donde con más frecuencia se ha realizado la Peña. Al decir de Luis Hernández Serrano, “es el único árbol que se pone triste
cuando llueve, porque entonces lo dejamos solo y nos vamos para dentro de la
biblioteca”.
Personalidades de las
diversas ramas de la cultura —en su más amplio sentido— fueron pasando por allí
para compartir con el público de la comunidad sus trayectorias y experiencias
creadoras: poetas, narradores, artistas de la plástica y la gráfica, músicos y
cantantes, dramaturgos, actores y actrices, bailarines y coreógrafos,
historiadores y personas que hicieron Historia —léase combatientes de la lucha
insurreccional—, pero también deportistas, obreros calificados, médicos de
familia y especialistas, incluyendo cirujanos cardiólogos con sus pacientes
trasplantados de corazón.
Con la consolidación del
temprano sentido de pertenencia en el público habitual —a lo cual aludió en su
visita el escritor Francisco López Sacha— la concepción del invitado al espacio
cambió, y desde su primer año de existencia empezaron a ser algunos de los
propios contertulios —trabajadores de diversas ramas de la vida laboral, muchos
de ellos ya jubilados, combatientes de las FAR y el MININT, promotores de la
cultura, escritores y artistas aficionados— los que ocuparan, como figuras
principales, el centro de muchos de los encuentros.
El primero fue el ya
fallecido Eugenio Contino, un albañil retirado tras larga historia laboral en
construcciones para la defensa del país. A él, que no se perdía un lunes de la Peña, le dijeron un día sus conductores: “Prepárate para
que seas el invitado del próximo encuentro”. A lo cual respondió con turbación:
“¿Y yo me voy a sentar en el mismo sillón en que se sentaron Enrique Núñez
Rodríguez y el Indio Naborí?”
El encuentro con aquel
constructor jubilado fue sumamente interesante y abrió una nueva etapa para la
Peña, bajo la premisa de que toda persona es importante, tiene algo que contar
que puede ser de enriquecimiento para todos, y la vida de las personas, no
importa su estrato social, es parte de la cultura de la nación.
Así se fue asentando la
dinámica de este espacio, en el cual han presentado muchas veces sus primeros
trabajos muchos creadores de distintas manifestaciones, residentes en el
territorio y sus cercanías, alternando con figuras ya reconocidas en sus
diversos desempeños. Ya para entonces le nació a la Peña un símbolo: el zunzuncito, a causa de algún ejemplar
de esa especie que revolotea frecuentemente entre el follaje de la uva gomosa.
Febrero
del 2000 fue un momento significativo en esta sucesión de hechos: La abundancia
entre los contertulios de amantes de la historia y de la poesía obró el
nacimiento del Grupo 24 de Febrero, encabezado por el combatiente Wilfredo
Sánchez, ya desaparecido físicamente; y del Grupo
Ala Décima, que en 13 años ha alcanzado dimensión nacional, así como
relaciones internacionales mediante su sitio web Cuba Ala Décima, al tiempo que
mantiene esta peña como su sede principal y el escenario para sus principales
momentos, entre ellos las premiaciones del concurso
nacional Ala Décima. Estas se
realizan al fondo de la instalación, en un amplio patio limitado por una cerca
poblada de buganvilias, convertida así en la flor del Grupo.
En el patio de la biblioteca
es donde se celebran los encuentros más significativos, en especial las
premiaciones del concurso.
Esa ha sido hasta hoy la
tónica de la Peña
de Luis y Péglez, actualmente, y desde hace muchos años, con el periodista e
historiador Carlos
Castro Sánchez como programador y conductor.
Tal
se había anunciado, días atrás fue festejado, en la propia biblioteca
Tina Modotti, el cumpleaños 20 de esta peña
semanal, celebración que como cada año rindió tributo al Aniversario de los asaltos a los
cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Fue su encuentro número 1036, y transcurrió con el aporte entusiasta de
poetas,
músicos y trovadores amigos de este espacio de cultura integral comunitaria.
El Grupo
Ala Décima aportó la ceremonia de ingreso de dos nuevos integrantes
habaneros, los escritores Ada
Isabel Machín y Leonardo Estrada, con la entrega de sus respectivos carnés,
luego de la lectura del documento correspondiente.
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