sábado, 21 de marzo de 2009


¿No será
que la tristeza…?


Palabras de presentación del libro
Bitácora de la tristeza
, Premio
Iberoamericano Cucalambé 2007,
de Alexander Besú Guevara
,
durante la XVIII Feria del Libro
en Bayamo, Granma



Por Pedr
o Péglez González

Que me perdonen el autor de este libro y sus lectores por este impúdico pensamiento: Termino de leer Bitácora de la tristeza y lo primero que me viene a mente son dos versos míos. No se trata de que haya marcada identidad entre su poética y la de este hereje escriba. Y sin embargo, sucede.

Me avergüenza pensarlo y me avergüenza decirlo, que no es generoso estar recordando un átomo del universo propio cuando el reclamo del prójimo nos ha puesto delante su pecho descarnado.

Porque eso es ante todo este poemario: un tórax tan desnudo que se le puede ver, palpitando, la víscera esencial. Pero sin estridencias, que para eso hay, a lo largo del tomo, un extraño equilibrio entre la exposición del dolor —de verosimilitud a toda prueba— y una inevitable y deliciosa propensión del autor a la burla —¿de sí mismo? ¿de nosotros? ¿de la Muerte? ¿de todo y lo demás, con permiso de Ada Elba?—. Ineludible inclinación no sólo agradecible, por lo que exorciza, sino además confesa —signo también de su honradez— desde el título de su primer poema, Juramento del perjuro, acaso referencia a la dubitable comunión del doliente con el padecimiento, forzosa sin embargo para su encaramiento:

Odio la soledad como ella me odia / Siempre seré ese arqueólogo que escarba / para exhumar su cita con la larva / de la tristeza y su brutal custodia.

Esa necesidad existencial de liberación desontologizadora, de marcados ribetes transgresores, aparece con vigor literario inusitado desde las primeras páginas, también en el contrapunto con lo ineluctable: Vamos muerte Los cosméticos / no te servirán de nada (…) Ahora soy yo el que revierte / la eternidad sus alcoholes / Bendito cambio de roles / Vine por ti vamos muerte.

El desplante es aquí no sólo parte del desquite contra lo irrecuperable o lo inalcanzable o lo inevitable, sino más aún asunción de pertrechos para la contienda contra sus efectos devastadores en el espíritu. El sujeto lírico clama, pero no se permite el avasallamiento por su clamor propio, sino se proclama en pie de guerra incluso contra el más definitivo designio del ser:

Yo fundiré la plata y el vanadio / para que no sospeches de mi alquimia / pero cuando comience la vendimia / yo te desafiaré en tu propio estadio / Yo me rebelaré Dirá la radio / resumiendo el final de la reyerta: / “Murió la emperatriz Se ha vuelto incierta / Su matador declarará su euforia / La muerta rígida en la desmemoria / ajusticiada por su paje Muerta”

De modo que por aquí anda, más allá del experimentado manejo de procederes escriturales al uso —y a veces “al abuso”— en el actual momento revalidador de la poesía cubana en décimas; más allá de la intensidad lírica comprometedora con que asume carencias, pérdidas y desencuentros; más allá del encantamiento de que es capaz su contagiante desenfado, por aquí anda —digo yo— la aportación mayor de Bitácora de la tristeza : su apuesta por la aptitud de trascendencia —con el más fiel apego al pensamiento kantiano— de la estatura del alma por sobre los infalibles e hirientes riscos de la existencia. Aportación —digo yo— no sólo para la estrofa poética de los diez versos, sino para la poesía cubana en general.

Si un ápice de esto al menos queda en el lector, incluso si en el subconsciente del lector —y yo apuesto por esa asimilación—, ya es ganancia para el mejoramiento humano que hay que agradecer a Alexander Besú y su Bitácora…, que ese debiera ser, a no olvidarlo, uno de los principales destinos de la poesía.

De tal suerte que tal vez lo que dije al principio, aquel pensamiento mío que juzgué vergonzoso, ya no debiera sonrojarme tanto. Si la Bitácora de Besú me removió la estancia vivencial propia, ello obra a favor de lo antes dicho, y no tengo por qué excusarme de que me hayan venido a mente aquellos dos antiguos versos míos: ¿No será que la tristeza / es una fiesta también?

2 comentarios:

YOel Almaguer dijo...

Hola Péglez...
He enlazado este post a mi comentario sobre la portada del libro que tuve el placer de hacerle a Besú..
Siempre estoy al tanto de tu blog.
Saludos

YOel Almaguer dijo...

Hola de nuevo..
Olvidé incluirte el enlace:
Bitácora de la TristezaSaludos