Yanelys
Franco Mijeres:
cantar, escribir,
tocar el laúd…
y soñar
Texto y foto:
Waldo González López
Oírla cantar es el azoro: por su valiosa voz, por su timbre y por su entrega. Pero verla en escena, interpretando una tonada, una canción o un bolero es aún mejor. Casi el delirio, como el clásico número de feeling de Portillo de
Así le sucedió a este poeta-decimista y periodista cultural cuando ‘descubrió’ a esta chica de solo 22 años en
Porque la que muy bien definiera en el siglo XIX el poeta José Fornaris estrofa nacional, no es ahora aquella que, con campesinos sin estudio de antes de 1959, se hacía con enormes dificultades. No, esta de hoy, gracias al desarrollo de sus jóvenes intérpretes (que estudian diversas carreras) es la que se oye y disfruta en sus voces y en las ciudades, donde igualmente existen peñas y tertulias, en las que se profesa la fe en nuestra inmortal estrofa.
Por todo, ciberlector, te presento a Yanelys Franco Mijenes, esta muchacha que, apasionada, decidida y enamorada de la décima, la tonada y el bolero, como de otros géneros de nuestra rica cultura popular, sabe muy bien lo que quiere y, por supuesto, lo que hace, lo realiza muy profesionalmente.
Yanelys, ¿qué es para ti la cultura y la música campesinas?
-La cultura es para mí más que un conjunto de valores éticos y morales; costumbres y tradiciones que identifican a los pueblos, digamos que es como una especie de arma o de escudo para defender las naciones, una mezcla de la misma con la educación. No concibo una sin la otra; es decir, las dos deben ir aliadas porque es inaceptable y desagradable además, hallar personas que sean cultas y, sin embargo, mal educadas, y esto creo que tiene que ser de modo recíproco.
«Ahora bien, ¡imagínate si no voy a admirar la cultura campesina!, cuando provengo de una familia de origen español y canario, donde casi todos actualmente son pequeños agricultores que viven de cosechar la tierra, y esta es una particularidad del lugar donde me he criado, es la idiosincrasia del cubano y forma parte indisoluble de la cultura nacional.
«La música campesina me complementa: lo puedo reafirmar porque he incursionado en otros géneros para probarme y no me hallo, tan solo de escucharla, me siento muy identificada, diría que por las venas, más que sangre, me circula ella. Es como si fuera algo congénito, apenas comienzo a caminar y me rodean trinos, arpegios, mordentes y melodías, por eso es que quizás en la calle a veces muchos me noten despistada y distraída.»
¿Hay antecedentes en tu familia que influyeron en ti y en tu vocación?
-Mi familia casi siempre me ha apoyado en la mayoría de mis decisiones, en especial mi madre que, más que eso, es mi mejor amiga, la hermana que no tengo y el mejor jurado de mis actuaciones. Ella, que tiene oído musical, me dice qué hice mal o bien, en qué debo mejorar, basta con mirarnos y ya, como por telepatía, me comunica continuidad y perseverancia. Mi padre es la luz que me conduce el camino, es guía, el mejor consejo personificado que veo. Él me enseña a tener, como mi mamá a soñar. Como ves, son insustituibles, importantes en mi carrera. Sí, claro, por mis antecedentes y ancestros es que alcanzo tal vocación.
Eres laudista, y además, tonadista y cantante, ¿qué género prefieres de estos dos? ¿Y cultivas el bolero, que no ha decaído, como piensan algunos?
-Tengo la convicción de que no se puede querer hacer todo al mismo tiempo, mas, con esta pregunta, me has puesto en un trance difícil, ya que si hay algo que me cuesta hacer en la vida es tomar una decisión o determinación. Al laúd acudo cuando, por la misma rutina, en ocasiones no logro conjugar diez versos. El timbre de este instrumento me lleva a latitudes desconocidas: tocarlo es ponerle alas a la imaginación, algo así como salirme del planeta, y no me refiero precisamente a los que rodean
Laúd, sonoro laúd,
quizás por ser tan sonoro
eres el mayor tesoro
que tiene mi juventud.
Facciones de gratitud
muestro en el rostro por ti,
pero perdóname si
te confieso algo admirable:
es mi amiga inseparable
la novia de Naborí.
«Cantar tonadas me gusta porque no es tan fácil, como algunos piensan, la selección de la misma es muy importante; tiene que haber una interrelación entre ella, el acento diacrítico, dialéctico y fundamentalmente el prosódico con la tonalidad en que se cante, de acuerdo con la tesitura vocal del tonadista. Al cantar se expresa más, fundamentalmente si el texto de la canción tiene bastante fundamento, nada de chabacanería y algo de poesía.
«En el bolero doy paso al romanticismo, especialmente el feeling, que no ha decaído en lo absoluto; al contrario, para sacarlo de la neblina, se organizan los Festivales todos los años, a los que me he ausentado por fatalismo geográfico.»
¿Escribes décimas… u otro género poético y literario?
-Escribo espinelas, o décimas si lo prefieres, incluso por momentos improviso y luego las memorizo para tratar de no llevarlas al papel, para ya dejar de ser versos repentinos. Admiro el difícil arte de la improvisación, que admiro y defiendo a capa y espada. Los poetas y poetisas tienen que ubicarse en varios planos, haciendo función de actores o actrices, y no salirse del tema: por ejemplo, mirémoslo desde la pintura:
El pintor para pintar
usa una tinta distinta
y el poeta cuando pinta
lo hace después de soñar.
El pintor suele esperar
a que la pintura seque,
un poeta en el guateque
pinta una escena completa
¡la pintura de un poeta
no hay viento que lo desfleque!
En estos momentos estás cumpliendo el Servicio Social… Cuéntame, Yanelis.
-Como sabes, soy Licenciada en Instructora de Arte, egresada de la primera graduación y, sí, estoy cumpliendo el Servicio Social en una primaria ubicada en Nueva Paz, y lo termino el próximo curso.
¿Te gustan los niños?
-Con los niños me fascina trabajar, en especial con los que muestran aptitud y vocación: ellos son el público más sano que he encontrado. Tengo planificado, una vez que concluya este proyecto, entrar a una de las dos empresas que tenemos en el país, y continuar siendo lo que nunca he dejado de ser: artista, palabra que prefiero que digan los demás. Hay personas que, con la música y el arte, van de lo sublime a lo exagerado. Yo lo nombraría artesanía, y en exceso, lo llamaría artificio. Sin más, quedo sujeta a la proposición de nuevos proyectos. Bueno, y ya para despedirme de los ciberlectores, como tú dices, a ti y a ellos les regalo estas décimas:
Waldo, cómo dilatar
las preguntas que me has hecho
si me otorgas el derecho
de responder sin pensar.
Me vas a promocionar
evitando el desatino,
y buscando en el camino
lo que me conduce a ti
logro reafirmar que así
son las "cosas" del destino.
Porque has vivido en el Cerro
donde se encuentra la llave
sabrás que llevo la clave
del Son al que no me aferro.
Para hacerlo no me aterro
me sale como si nada
y solfeando aquí callada
te pediría sin sombra:
salúdame a quien se nombra
Nancy y vive en
CONOZCAMOS MÁS A YANELIS
Nacida en la población habanera de Nueva Paz (de alta ascendencia canaria), Yanelis Franco Mijenes es de procedencia campesina y canaria por línea materna. Desde pequeña se formó en el rico mundo de la décima y las tonadas, en su provincia natal, profusa en la cultura literaria y musical campesina. Labora como Instructora de arte en el Seminternado de Primaria Frank País García, Municipio Nueva Paz. Licenciada en Educación Cultural en el I. S. P. Rubén Martínez Villena, integró el Sexteto Femenino “Calipso” (haciendo voces y tocando tres), el Quinteto Son 2000 (cantante, haciendo voces y tocando laúd), Yuri y su Big Bang (cantante, voces). Tonadista, ha cantado décimas en diferentes tonadas y merecido lauros como tonadista y laudista, en diversos espacios, como: el Festival Provincial de Pioneros Aficionados al Arte y
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