jueves, 19 de junio de 2008

Venturas y desventuras
en el filo de la décima

Por Pedro Péglez González
Foto: Modesto Caballero
Tomado de Trabajador
es digital












Dice Roberto Manzano que cuando las mujeres gobiernan todo sale mejor. Por lo pronto es muy revelador que haya sido el
grupo de poetisas Décima al filo, creado
en el 2002 por la escritora Odalys Leyva en Guáimaro, Camagüey, el que haya generado, con sus encuentros allí celebrados desde entonces, la cita más significativa entre las que tienen como centro a la poesía escrita en estrofas de diez versos.

Su primer acierto fue no concebirlo como un cónclave estrictamente femenino, y elevar la voz en favor de la décima desde aquella localidad, cuna de la primera constitución de la República de Cuba en armas, con la misma pasión integradora con que lo hizo Ana Betancourt en la asamblea de Guáimaro, en aras de la nación naciente.

El segundo tino ha sido que el predominio de la escritura decimística no resulte en detrimento de su hermana, la oralidad improvisada: el programa, pleno de recitales y conferencias, va acompañado siempre de repentistas y tonadistas, además de la relación interdisciplinaria con las artes plásticas, la danza y el teatro, en espacios públicos para el intercambio con la población.

Ahora Décima al filo acaba de concluir su cuarto encuentro, con un saldo que puede resumirse en una palabra: consolidación. Consolidación, sobre todo, de su proyección de representatividad, con la participación de escritoras y escritores de Las Tunas, Holguín, Villa Clara, Cienfuegos, Matanzas, Ciudad de La Habana y Camagüey, entre ellos tres de los siete poetas que han merecido el Premio Iberoamericano Cucalambé. Consolidación que subraya, para aquella pequeña ciudad, el título que le han dado los poetas: capital de la décima escrita por mujeres.

Pero ello, que comporta para el territorio un indudable compromiso, se logró a contrapelo de lunares ensombrecedores, como el incumplimiento horario de la agenda, por lo general a resultas de dificultades con la transportación, y fueron deplorables las condiciones del alojamiento en el hotel Guáimaro, a causa del incomprensible deterioro de esa instalación, por cierto, el único hospedaje en el extenso tramo de carretera desde Camagüey hasta Las Tunas.

Son máculas que deben examinar las instituciones administrativas locales, desde ya, con la mirada puesta en la cita del próximo año. Estamos seguros de que atenderán a su solución, y que Décima al filo del 2009 obrará a favor de que se cumpla, también con plenitud en el orden material, el aserto de Manzano.

No hay comentarios: