lunes, 25 de febrero de 2008




Pedro
Péglez
González:
Reflexiones
sobre la décima





Por Waldo González López
Tomado d
e Cubarte

A pesar de los mil y un prejuicios que aún arrastra para algunos ingenuos… o incultos que ignoran que los más grandes poetas de la lengua, incluidos los del Siglo de Oro, escribieron y publicaron espinelas, la décima es uno de los fenómenos literarios, más exactamente poéticos, de la última década en nuestro país.

Si bien la estrofa nacional (según la denominara un poeta decimonónico) posee una secular historia (tema que me ha ocupado diversos momentos en también muy diversos ámbitos), es a partir de los años 70 del siglo pasado, cuando el poeta-decimista ya fallecido Adolfo Martí Fuentes merece el Premio 26 de Julio 1971 en la estrofa con su libro Alrededor del punto.

Punto de partida de tres promociones (de los ‘70, los ’80 y los ‘90) —tal aseveré años atrás en no pocas publicaciones y en mis dos libros de crítica sobre la estrofa: La décima dice más y La décima, ¿sí no no?, publicados en el 2005 y el 2007, respectivamente—, la espinela cobra fuerzas inusitadas particularmente con la última de las promociones mencionadas, hecho cultural tan innegable, como la propia existencia y riqueza de la décima contemporánea en Cuba.

Justamente a tan importante arista cultural dedica el poeta, periodista y crítico literario Pedro Péglez González (La Habana, 1945) su breve e intenso volumen El drama del iceberg. Los Premios Cucalambé en la ruta de los 90, publicado, en la Colección Cabaniguán, por la Editorial Sanlope en el 2006.

Dedicado a Jesús Orta Ruiz, por tanto como le debemos, el título une una ponencia, y doce artículos y notas publicadas en el semanario Trabajadores en torno al mencionado fenómeno, abordado del propio modo, si bien no en un volumen como en esta ocasión, por otros colegas, tal quien ahora escribe este comentario.

La ponencia El drama del iceberg (Apuntes para un examen de nuestra actual décima escrita) es el más logrado trabajo de los incluidos en el libro, en tanto aborda aspectos candentes dentro del tema cenital que analiza a fondo. De ahí su acusación a que «la difusión sigue siendo ínfima, y de esto deben sentirse responsables tanto los organizadores como los que tienen por oficio la difusión».

Y añade otra arista no menos grave que, en múltiples ocasiones, he señalado con pelos y señales: «el menosprecio con que cierta zona de la intelectualidad cubana ha tratado históricamente a nuestra estrofa».

Asimismo, los restantes trabajos tienen igualmente interés, ya que abordan rasgos de decimarios que sobresalen en el amplio y rico marco de la décima de los ‘90 a la fecha, como entre otros: El racimo y la estrella, de Roberto Manzano; El libro de los cánticos, de José Antonio Vilaseca; El mundo tiene la razón, de Ronel González y José Luis Serrano, y Sitios de la voz, de Agustín Serrano.

Muy válido el aporte de El drama del iceberg, en el que mi colegamigo Pedro Péglez González, al entrar con paso firme en el mundo de la crítica sobre la décima, enriquece su formidable participación en el desarrollo de nuestra estrofa, que él prestigia con sus numerosos volúmenes poéticos, laureados en diversos certámenes nacionales.

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