domingo, 7 de julio de 2019

Randoll Machado, Premio Cucalambé


Con su libro Amagos diurnos

El resultado del Premio Cucalambé dado a conocer en la 52 Jornada Cucalambeana, trajo dos agradables sorpresas: la juventud del ganador y que por segundo año consecutivo fuera un autor de la llamada Ciudad Constitución

 Randoll recibió su Premio Cucalambé en el Rincón Guaimareño de la Décima, sede del Grupo Décima al filo, de manos de la poetisa Odalys Leyva Rosabal, presidenta de esa agrupación. Fotos tomadas de la página Facebook de Odalys.


El Catauro de la décima —cita de los escritores en la 52 Jornada Cucalambeana— que el pasado año aplaudió el Premio Cucalambé 2018 para Domingo Peña, de Guáimaro, volvió a reverenciar a esa acogedora ciudad de relevante trayectoria literaria y notables resultados en las Letras de ahora mismo, cuando el jurado del principal certamen de la décima escrita anunció el otorgamiento del lauro a la obra Amagos diurnos, del novel escritor Randoll Machado Hernández, nacido en 1986 en esa ciudad de la provincia de Camagüey y residente por siempre en su tierra natal. Todo ello en feliz coincidencia, por añadidura, con el Premio del Concurso Nacional de Glosas para la destacada poetisa guaimareña Nitza Núñez.

Entre otros reconocimientos anteriores, Randoll cuenta con Mención en el Concurso Nacional de Décimas Eliseo Saavedra Caraveo (Sibanicú, Camagüey, 2004); Primer Premio de Poesía para Niños, en el Concurso Nacional Mundo Marino (Amancio, Las Tunas, 2005); y en el 2008 el Premio becas de creación Sigifredo Álvarez Conesa, del Consejo Nacional de Casas de Cultura, con su proyecto de libro Interrogaciones del castigado, un poemario conformado por décimas y sonetos. Conquistó el Premio Décima Joven de Cuba 2009. Es un destacado colaborador del Grupo Décima al filo, en cuyos encuentros nacionales ha tenido destacada participación.

 El homenaje a Randoll por su Premio Cucalambé, en el Rincón Guaimareño de la Décima.

Esto fue razón hermosa para que Randoll, que no había podido estar en la 52 Jornada Cucalambeana, recibiera su galardón a posteriori en el Rincón Guaimareño de la Décima, sede del Grupo Décima al filo, de manos de la poetisa Odalys Leyva Rosabal, presidenta de esa agrupación y Premio Iberoamericano Cucalambé 2008, quien además había sido conductora de la sesión del Catauro de la Décima donde se dio a conocer el resultado del certamen de la décima escrita.

Gracias a la fraterna colaboración del reconocido poeta guaimareño Diusmel Machado Estrada, ofrecemos una muestra de los Amagos diurnos de Randoll Machado Hernández:



ECO INTERIOR

Yo
que pude ser un pez
bajo la sombra del loto

yo
que no estuve en la foto
por miedo a su desnudez

yo
que me escondo y después
del susto jamás encuentro
mis palabras

yo
que dentro o fuera del antifaz
soy otro arquero incapaz
de tirar la flecha al centro.



MERCADEO

Sobre el tapiz hay un coma
y su miedo (a bajo costo)
la nieve de un falso agosto
y mi escultura hecha en goma de mascar
algún diploma que gané con obediencia
mis aportes a la ciencia de colectar enemigos
Hay culpables y testigos que delatan
su inocencia

Vengan y compren
no todos los días alguien te vende su casa
porque no entiende el hambre de sus recodos
Vengan y compren los modos que tengo
de arder la pira
Lleven alguna mentira de más
por un peso menos
la fórmula de venenos contra el odio
que no expira

Todos buscan esa luz que redime
(ya no vendo disfraces
pero comprendo al que añora su capuz)
Vienen cacareando un plus a mis años
de buhonero desobediente
no quiero del hambre su cruel centavo
me resisto como un clavo
a la fiebre del madero

Ofrezco mi desamor a los días cuando muere
el abuelo (sea cual fuere su discurso ante el dolor)
Ofrezco este mal sabor de huérfano y su migaja
el sombrero y la baraja donde me sirvo algún truco
de peces y mar caduco ahogándome en su rebaja 

Pueden abrir el stand de mi pecho
(a cualquier hora)
y tomar la luz que aflora
cuando los miedos se van tras la huella
de algún pan advenedizo
No importa si mi voz no los exhorta
ni el cansancio de mis perros
ahogándose como ferros del perdón
que los aborta

No queda mucho de mí
en la intangible vitrina del tiempo
que no propina segundos al maniquí
(donde a ratos me perdí con Gretel
y su receta para degustar
la seta alucinógena)
Empiezo a carecer del regreso
que me devuelve a la meta

¿Cómo he podido vender mis años
(a cualquier precio)?
Pronto seré un adefesio
un molusco del ayer
Los buitres querrán poner sus nombres
en mi osamenta
Aún no pago la renta por los siglos de mi voz
y temo decirle a Dios
que mi alma no está a la venta.



DE RAPIÑA

I
Como larvas en la herida
(bajo dermis putrefacta)
el perdón no los refracta
ni el susto por la caída
Auspician otra mordida a mi corazón
―ya inerme―
y lejos
como quien duerme
pero finge estar despierto
clavo mis puntas de muerto
a los que pagan por verme

Yo les ofrecí mi piedra para matar a Goliat
Yo les di un camino a Gat
y la esperanza que arredra
Los previne de la hiedra que afloró bajo sus nieves
Ellos me dieron un jueves a la hora que moría
en bocas de una jauría disfrazada
de percebes.

II
Vienen a poner sus flores
puñales de escasa miel
Embadurnan el pincel de la amistad
con rencores
Vienen a rendir honores a la traición
y musitan condolencias que gravitan
y adelgazan mi escultura
Llegan por la curvatura del silencio
donde habitan

III
¿Y quiénes son
y por dónde medró la hostil caravana?

¿Y de quién la cerbatana
que fusila  
desde dónde?

¿Otra espina que se esconde
bajo el dolor
y coagula su trampa?

¿Son lo que adula
y maldice en lo profundo?

¿El temor del vagabundo
a perder lo que deambula?

IV
Al principio era la espuma 
de lo gentil
Al principio la voz negaba su ripio
de falsa luz en la bruma
Al principio era la ruma de confetis
y el abrazo lúdico sin cañonazo a estribor

Quedan sus poses
un eco de falsas voces
y la nariz del payaso
Queda mi voz gravemente
herida sobre una mesa
(donde bebí la tristeza
como un sorbo de aguardiente)
Queda el miedo y su aliciente
en los ojos del testigo
que no me salva
un castigo (del que a veces
me guarezco)
y un cuadro donde aparezco
abrazado al enemigo.



PROLE

Mis hijos     otra bandera
que me salva de partir
sin velamen y morir
atrapado en la frontera
de un sueño que a nadie espera

Mis hijos     esta lealtad
plomiza     la levedad
con que a veces me declaro
inocente      el desamparo
que testo a la soledad.


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