domingo, 23 de abril de 2017

Decimerón o el contrapunteo cubano


…entre lo culto y lo popular

Por Ángel Freddy Pérez Cabrera
Tomado de Cubaliteraria

Uno de los textos más esperados de la feria internacional del libro en Villa Clara es Decimerón, una obra salida de la Editorial Sed de Belleza y del ingenio del poeta, escritor y editor, Yamil Díaz Gómez, quien con el tino que lo caracteriza, ha sabido engranar parte del gracejo popular cubano, recogido de las más disímiles maneras por bardos y personas sencillas de un pueblo, que hasta en las situaciones más complejas nunca ha perdido su gracia.

De modo genial, el escritor villaclareño, merecedor de importantes reconocimientos como el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, por Apuntes de Mambrú (poesía) y Crónicas martianas (crónica), además de ser autor de otras obras como Martí camina por el PéreLachaise, un acercamiento profundo al vínculo del Apóstol con el romanticismo francés, En el buzón del jardín, Fotógrafo en posguerra y Los dioses verdaderos, nos regala ahora esta joya que es Decimerón, título paródico del Decamerón de Giovanni Boccaccio.

A través de sus páginas, el lector podrá encontrar décimas de tema erótico que Yamil, de forma inteligente hilvanó luego de una minuciosa labor de compilación, la cual lo llevó a acercarse a Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí), Chanito Isidrón, Samuel Feijóo, Alexis Díaz Pimienta y Vicente Martín García, además de otros autores y gente sencilla, de pueblo, capaz de resumir en décimas humorísticas el donaire y la picardía que nos identifica como nación.

Uno de los méritos de esta obra está en haberse arriesgado a abordar un tema complejo, que para algunos resulta tabú y otros lo ven como una necesidad obligada, porque el erotismo, queramos o no, siempre ha estado presente entre los cubanos, un pueblo que, junto a los grandes valores que posee, también lo caracteriza someter a burla casi todo lo serio y solemne, algo que Jorge Mañach catalogó de manera magistral como choteo.

En ese sentido, como aclara el autor, Decimerón pretende reivindicar, como poesía popular estéticamente válida, aquellas décimas humorísticas que mejor se han referido en Cuba a temas eróticos y escatológicos. Para lograrlo, Yamil tuvo la osadía de no hacer muchas distinciones entre las piezas del llamado doble sentido tolerado por la sociedad y aquellas cuyo contenido obsceno aflora sin enmascaramientos.

De esta manera, así como el Decamerón, a mediados del siglo XIV se reveló contra el espíritu trascendentalista de la cultura medieval e hizo poner los pies sobre la tierra a muchos a quienes recordó nuestra existencia como seres vivos, la décima popular cubana, si se divulga sin prejuicio, como ocurre en Decimerón, puede ser un antídoto ante el exceso de solemnidad de mucha poesía de la llamada culta, además de una contribución sin par a nuestra cubanía.

Tomado de Granma








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