Dos décadas desdicen a Gardel
Por Pedro
Péglez González
Fotos tomadas del periódico 26
Fotos tomadas del periódico 26
Un rotundo mentís a aquello
de que veinte años no son nada dio la Casa
Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas, con su encuentro literario Sílabas
en el tintero, del cual participaron escritores de cinco provincias para
celebrar las dos décadas de la tertulia mensual Café
Converso y de la aparición de dos de los decimarios tuneros que marcaron, junto
a otros del resto del país, el inicio del proceso de revitalización de la
poesía cubana en estrofas de diez versos.
El Café
Converso, la primera actividad caracterizadora de la institución,
en ese amplio lapso ha sido velada de obligada referencia para los creadores
—locales y visitantes— de esa modalidad compositiva que, en sus variantes
escrita y oral (léase repentismo), conforma la columna vertebral de un complejo
artístico-literario que desde sus raíces rurales hace mucho ha expandido sus
valores identitarios hacia todos los estratos de la cultura nacional.
El espacio ha marcado
momentos de significación en los programas de encuentros de mayor calado, como
la jornada
cucalambeana, considerada la fiesta mayor de la décima iberoamericana, los
eventos Tengo
en la Casa mi casa y los aniversarios
de la propia institución sede.
Confraternización desde la
espiritualidad creadora ha sido el sello del Café
Converso en estos años, durante los cuales la décima ha sido la anfitriona
desdoblada en lecturas y controversias, y a ella han rendido honores otras disciplinas:
artes plásticas, narración oral escénica, danza, y sobre todo la música, desde
la raigal campesina hasta la de la joven trova y la instrumental, de concierto
o de cámara.
El encuentro literario Sílabas
en el tintero celebró también las dos décadas de la publicación de los
volúmenes Piel de polvo, de Renael
González Batista —fundador en 1993 del Grupo
Espinel-Cucalambé en Puerto Padre—,
y Hambre del piano, este último
durante una tertulia con ese nombre y la presencia de su autor, Carlos
Téllez Espino. Como él iniciador del Taller literario Cucalambé, el también
poeta Daniel
Laguna valoró la significación del libro y de aquel espacio que acogió a
comienzos de los 90 a jóvenes escritores que trazaron tempranamente novedosos
caminos para la décima escrita tunera, que coincidieron con similares empeños
creativos en otras latitudes de la nación cubana.
Otra tertulia con nombre de
libro, Perros ladrándole a Dios,
festejó los quince de ese poemario ganador del Premio Cucalambé en 1998 y
publicado en 1999 por la tunera Editorial
Sanlope, agasajo que agradeció su autor, Carlos
Esquivel Guerra, también conductor de esa peña.
Por su parte, la actualidad
palpitante de la estrofa y la vida literaria en torno a ella, fueron abordados respectivamente
en una conferencia del profesor, investigador y poeta Roberto
Manzano, ante alumnos y profesores del Pedagógico José Tey, junto a los
escritores participantes en Sílabas
en el tintero, y por estos últimos en una cita de reflexión, a partir de un
panel conducido por Carlos
Esquivel e integrado por otros destacados escritores como José
Luis Serrano (Holguín), Jorge Luis Mederos (Villa Clara) y Herbert
Toranzo (Ciego de Ávila).
Este coloquio examinó, entre
otros aspectos medulares para la décima —la cual es identidad ella misma, al
decir del profesor Virgilio
López Lemus— la presencia de una decena de agrupaciones de escritores
decimistas, surgidas espontáneamente a partir del ejemplo fundacional en 1993
del Grupo
Espinel-Cucalambé, y que actualmente muestran una vitalidad asombrosa en
muchos casos, y a lo largo de todo el país articulan entre sí sus acciones a
favor del conocimiento de los alcances estéticos de la estrofa y del
intercambio sistemático entre sus cultivadores.
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