jueves, 18 de septiembre de 2008



Argel Fernández:
Un rayo con versos
en la punta

Por Olga Lidia Pérez

Si se duerme mi voz ¿Dónde me escondo / para que Cronos no pregunte nada? / ¿En qué cuerpo me ajusto la alborada? / Ante el juicio final ¿Cómo respondo? / ¿Seré un silencio pávido, sin fondo, / o el vuelo frágil de una mariposa? / Imposible, mi lengua luminosa / es un rayo con versos en la punta / y responde con luz a quien pregunta: / -me queda por decir no sé qué cosa-.

Poeta intenso e indagador, de verso cálido que arropa, Argel Fernández, quien también cultiva la narrativa y la traducción literaria, aborda en su poesía temas como la existencia, el amor, la muerte, sin desdeñar inquietudes sociales.

“Hay una mezcla de conciencia e inconciencia en mi poesía, pues las imágenes nacen siempre de algún hecho o palabra que estimula, pero el hecho mismo de la creación poética es un misterio aún para los propios poetas, a veces he escrito poemas que cuando los leo más tarde me parece que no han sido escritos por mí”, afirmó en una entrevista reciente.

Licenciado en Estudios Socioculturales, trabaja como especialista en la Casa Iberoamericana de la Décima Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, en la capital tunera, y es sin dudas un promotor cultural que se entrega con pasión y un comunicador natural que destaca por la sinceridad de su entrega.

Su obra ha sido publicada en antologías y revistas nacionales y extranjeras, como Historia soñada y otros minicuentos, de Ediciones Luminaria, 2003; La décima cósmica de Las Tunas, del Frente de Afirmación Hispanista, A. C. México, 2001, Antología de la décima tanática cubana, Tomo II, del Frente de Afirmación Hispanista, A. C. México 2007, y en las revistas La Pedrada, (Sancti Spíritus), Del Caribe (Santiago de Cuba) y Revista Cultural Quehacer (Las Tunas). En el año 2005 la Editorial Sanlope publicó su poemario Casi todo, la noche y lo demás, un especial homenaje a la poeta Ada Elba Pérez.

Lo que pudiera ocurrir si asistimos a una lectura suya comentada, Argel parece anunciarlo desde su “Mutismo”:

A veces los poetas somos mudos,
las palabras nos niegan su sonido
y los labios, como volcán dormido,
amenazan romper los pétreos nudos.
Avanzamos detrás de los escudos
por temor a decir nuestras verdades.
Por testigos tenemos las edades
aunque todo el orgullo se nos pierda,
pero somos el Sol, siempre recuerda
que en silencio se toman las ciudades.

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