Con Décimas para el destello
Enviado por Osvaldo
Padrón,
representante del Grupo
Ala Décima
en la provincia de Artemisa
Desde la primera edición (2015) del concurso
literario Carlos Jesús Cabrera,
organizado por la Casa
de la Cultura Mirta Aguirre, de Bauta, provincia de Artemisa, el Grupo
Ala Décima otorga un galardón al autor de las mejores décimas presentadas
al certamen. En su segunda edición (2016), ese reconocimiento correspondió a Orlando
Pérez Torranzo (nacido en 1970), Ingeniero en Telecomunicaciones, MSc. en Educación Superior, profesor de
Matemáticas Superiores y Matemáticas Aplicadas en el Instituto Superior
Politécnico José Antonio Echeverría, que ha recibido lauros literarios en
eventos municipales y provinciales, además de otros premios en concursos
internacionales en formato digital.
El jurado, integrado por
Mireysi García Rojas, Miguel Terry Valdespino y Osvaldo de la Caridad Padrón
Guás, escogió entre ocho poemas escritos en espinelas enviados desde distintos
municipios de Artemisa, su composición Décimas
para el destello.
Ser reconocido por Ala
Décima es de suma importancia para quien, desde pequeño, memorizaba las
espinelas campesinas que le enseñaban sus abuelos junto a largos textos como
“Mi bandera”, de Bonifacio Byrne, “Hatuey y Guarina”, de Juan Cristóbal Nápoles
Fajardo, “La fuga de la tórtola”, de José Jacinto Milanés… hasta la “Carta del
Che a Fidel”. De vez en cuando se le ocurría una décima, pero nunca las
escribía. Sus primeros intentos literarios fueron motivados por concursos
convocados por las escuelas donde estudiaba. Con la concepción de su hija,
comenzó a escribir cuentos infantiles, y completó una colección inédita
―titulada “Matematicando”― que sirvieron de pretexto para vincularse al taller
literario de Bauta y le valieron sus primeros premios municipales y
provinciales.
“Un día por casualidad el escritor Juan José Jordán comenzó a hablar
conmigo sobre la literatura que él impartía en la universidad para la carrera
de Comunicación Social y a partir de allí me comenzaron a fluir ideas, no sé
por qué y me orientó en algunos aspectos (...) Conocí a Carlos Jesús Cabrera en
la Casa de la Cultura de Bauta. Él tenía encuentros literarios los sábados
alternos y comencé a participar en estas actividades. De verdad, tuve la suerte
de captar algo. Impartía clases sobre narrativa: novela, cuento, poesía… De
todo un poco. Recuerdo que durante la lectura en aquellos encuentros se hacían
críticas a lo que la gente llevaba y todo era de manera educativa, instructiva.
Muy importante para que los alumnos ganaran en confianza y en conocimiento. La
verdad es que Carlos demostraba seguridad en las cosas que decía. Esto era
fundamental para ganarse la confianza de los participantes. Algo que recuerdo
fue el momento en que llegué a convencerme de la necesidad que tenía de
escribir”.
Comenzó con poemas de amor ―Carlos le decía que casi todo el mundo
empezaba por ahí―. Leyó obras recomendadas en tales encuentros y descubrió
positivas transformaciones en su manera de escribir. Con el poema “Los tres
cerditos”, en mayo o junio de 2013, el profesor llegó a asegurarle que ya era
poeta.
Aunque reconoce, como es natural, haber recibido la influencia de Carlos
Jesús en cuanto a estilo, temas e ideas, Orlando lucha por desbrozar su propio
camino.
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