miércoles, 13 de julio de 2011

XLIV Cucalambeana


Apuntes para
un destierro
necesario


Palabras de presentación de El libro de los desterrados, Premio Iberoamericano Cucalambé 2010, en el Cata
uro de la décima de la XLIV Jornada Cucalambeana


Por Pedro Péglez González

Se requiere de madurez en el oficio literario, pasión iconoclasta, embridada sensibilidad y elevada vocación humanística, para arrostrar, desde la poesía, los riesgos de tantear el íntimo universo espiritual de aquellos seres desgajados de su raíz originaria, sin parar mientes en las circunstancias sociológicas en que los colocó tal paradoja.

Carlos Esquivel y Diusmel Machado asumieron la presunción de un desafío tal, y salieron todo lo indemnes que nos permite este sacerdocio nuestro: El libro de los desterrados, Premio Iberoamericano Cucalambé 2010, incorpora a la saga del certamen una significativa obra de valores éticos y estéticos, que se hacen más ostensibles en la ganancia ideotemática.

Creadores de esta y otras disímiles latitudes, sometidos al citado extrañamiento, sea su causa la propia voluntad o la voluntad ajena, son inquiridos por estas páginas en su más profundo latido. Como no pueden responder —acaso, incluso, no sabrían hacerlo—, responden por ellos los poetas. Legítimo servicio este de la poesía: el de proponer, con toda licencia, el desentrañamiento de misterios que por otras vías no nos sería dable alcanzar.

Así, estos versos nos traen a flote, del desgarramiento, lo quizá demasiado recóndito, y por lo mismo, más estremecedor, a veces disgregado en neblina inescrutable para la razón, pero perceptible por los sentidos.

Mas no se trata solamente aquí de los extrañados del raigal universo, físico y tangible. La propuesta poética va mucho más allá, hasta palpar profundos destierros espirituales, no por más sutiles menos sufridores, con lo cual El libro… se encamina a una convocatoria al ensanchamiento de la capacidad del hombre hacia el reconocimiento y flexible aceptación y justiprecio del otro.

De manera que estamos en presencia de una obra a la que bien vendría aquel título, Ensayo para el entendimiento humano, con que bautizó su poemario el prematuramente desaparecido y alto poeta cubano Eduardo López Morales. Llamado que bien nos hace falta, dicho sea de paso, en el aquí y ahora de la sociedad toda, fenómeno del que no escapa, sino participa activamente de él, nuestro propio medio de creadores que nos suponemos dotados de una sensibilidad más propicia para la flexibilidad fraternizadora.

Este es el más alto destino de El libro de los desterrados, más allá de los muchos aciertos éticos y estéticos de que da fe la lectura del volumen. Ojalá sea leído con ojos receptivos, tendentes como somos muchas veces al apriorístico recelo ante el tratamiento novedoso de los temas incómodos. Tendencia que, a no dudar, hace falta, eso sí, desterrar si queremos avanzar hacia lo más humano.

Quizá ese sería el único extrañamiento que aplaudirían con gozo El libro de los desterrados y sus fraternos autores.


Mediante este enlace, versión en Trabajadores digital




1 comentario:

Mayda dijo...

El libro de los desterrados es un excelente poemario en el que oficio, sentimiento y razón impregnan cada imagen en sí y al conjunto redondo que es el libro. Tuve la suerte de hacerme con un ejemplar dedicado. Ojalá los lectores de este blog puedan acceder más temprabno que tarde al libro de Diusmel y Carlos.