miércoles, 6 de mayo de 2020

Del Club del Poste: Amor versus pandemia


Desde Santa Clara

La santaclareña agrupación de poetas decimistas conocida como Club del Poste está integrada por varios destacados autores. De ellos es este hermoso poema, cuyos versos corresponden a Ricardo Riverón Rojas, Yamil Díaz Gómez, Jorge Luis Mederos Betancor (Veleta) y Williams Calero Calero.


QUERERSE DE LEJOS (AMOR VERSUS PANDEMIA)

“porque este abrazo a distancia / me libra de todo mal”.

-I-
Este virus criminal,
muchacha, te hace lejana.
Cercanas, tú y la mañana
me alivian de cualquier mal.
Te vi, y te quise frutal,
rumorosa y decidida.
Pero acato esta medida
de aislarme de lo que vi,
pues me separa de ti,
pero nos salva la vida.

Tu pupila en el pañuelo;
debajo de él: tu boca;
mi beso, que no te toca,
se detiene ante ese velo.
En mi desmayado anhelo
ya te beso con mirarte.
Sé que lograré abrazarte,
pues venceremos al mal
y el aislamiento social
no me va a aislar de soñarte.

Entre las cosas que espero,
espero por ti, mujer,
ahora que quiero tener
tu olor en mi cuerpo entero.
Todo de ti saber quiero:
de tu azúcar, de tu sal,
de tu miel y tu panal
para guardar la fragancia,
porque este abrazo a distancia
me libra de todo mal.


“mi beso, que no te toca, se detiene ante ese velo / tú bien sabes la razón”.

-II-
No por lejos tu figura
se me hace pequeña, hijo;
recuerda que yo no fijo
límites a tu estatura.
Me quedo con la ternura
que estrecha todos los lazos,
para unir los dos pedazos
de nuestro abrazo visual,
como si desde el portal
te abrazaran veinte brazos.

Te saludo con el codo;
tú bien sabes la razón:
es mi codo la ilusión
de sentirte de algún modo.
Cuando lo salvemos todo,
sabré que salvé tu ser.
Tendré el corpóreo placer
de entregarte día tras día,
los besos y la alegría
que se hicieron humo ayer.

Y entrarán en nuestro abrazo
sin brazos, tantas personas;
vendrán de todas las zonas
sin titubear, paso a paso.
En el alba de este ocaso
crecerá nuestra verdad.
Y cuando la enfermedad
no nos contagie a ninguno,
a ver si nos damos uno
que abarque a la Humanidad.


-III-
Hoy que la fiebre se asoma
con un puñal en los dientes,
y recorre continentes
hablando su cruel idioma.
Hoy que hasta a la piel de Roma
llega luz desde La Habana,
soñemos con el mañana
más limpio del universo.
Yo solo entrego este verso,
y espero tras mi ventana.

Te miro pasar, doctor,
camino al laboratorio,
como un ángel promisorio
en la patria del dolor.
Por eso aplaudo tu honor,
tu bálsamo de piedad
y esa firme voluntad
de cruzar la lejanía,
enfermo de cubanía,
curando a la Humanidad.

Como nos devolverás
a la salud y al abrazo,
la hora del cañonazo
es la hora de la paz.
Doctor, tú no tienes más
fortuna que una ovación:
por la férrea vocación
de que siempre haces derroche,
el pueblo, noche tras noche,
te aplaude desde el balcón.


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