domingo, 20 de octubre de 2019

Tributo a Alicia Alonso en versos de Odalys


Del libro Ciudad para Giselle

De ese poemario, dedicado a Alicia Alonso y publicado por la Editorial Sanlope en el 2004, nos envía su autora, Odalys Leyva Rosabal, estos poemas como homenaje póstumo a la Prima Ballerina Assoluta



NOSTÁLGICA CIUDAD PARA GISELLE

peregrinos
que prefieren los caminos
a una piedra en la ciudad
C. E. G.

Giselle conjura al fin, se instala
en los maderos. (Ni un cristal
puede romper.) ¿Por qué el vitral
con sus colores le acorrala?
¿Y cuánta música regala
a Cenicienta, si persiste
en ser actriz de un sueño triste?
¿Buscas locura en el ocaso,
o es que detienes el parnaso
en tu penumbra? ¿Adónde fuiste?

II
Inexorable es el secreto,
oh impunidad de la lujuria,
virgen del mar que en mi penuria
trae sinfonías de amuleto,
aplausos, goces como reto
en las alquimias de mi hoguera,
palomas, barco, calavera
sin testamento de otra casa:
y es que confundo la argamasa
en las aureolas de mi espera.

III
Giselle no sabe de serpientes,
sólo de un hombre en su ventana
que cuando escucha una campana
echa a volar sobre los puentes.
¿Por qué mirar a nuevas fuentes,
cuando la sed se nos agota?
(La multitud oye una nota,
sabe que esconde su martirio,
y más terrible es el delirio
donde se pierde una gaviota…)

IV
Nunca le dije que en el viento
yo contemplaba su milagro;
que no seduzco, porque el magro
ritual de mi boca es tormento.
Y me disgusta que el lamento
haga paredes en mi ruina,
pero un dolor que no termina
finge en mi voz un salmo hiriente.
¿Dónde se enrosca la serpiente
que mi ternura contamina?

Giselle me interrogó: ¿Por qué el gentío?
¿Me recuerdan la voz de los fiscales,
o el silencio de padres ancestrales
que descubren el salto de mi brío?
Con pinceles soy trueno, desafío,
y con mi nombre se humedece mayo.
Cualquiera ha de vestir mi propio sayo,
y cantar como un ave en el retorno.
¿Es culpable mi danza del soborno,
o soy la grácil lentitud de un rayo?



AMERICAN BALLET THEATRE OF NEW YORK

(Desde la Ópera de París, 1972)

Giselle salta, desde el sueño
tormentoso que me habita,
¿vendrá en alas de exquisita
meditación? ¿Por qué el ceño
he de fruncir? ¿Cuán pequeño
es el salto de mi suerte?
Giselle, no busco la muerte.
He sido el ángel precoz
que danzaba en el feroz
encanto de poseerte.

II
Tras mi leve caudal nace una barca:
el timón son mis goces virginales,
desnudeces de locos manantiales
en los naipes efímeros del arca.
Y no encuentro señal, sólo una marca
en la luz que besó mi torbellino.
¿Dónde nace el fragor? ¿En qué camino?
¿En el aire besado por mi salto?
¿Es que puedo perderme hacia lo alto,
o los dioses me ofrendan pan divino?


INFORMACIÓN ANTERIOR:

VEA EN Trabajadores:

Odalys Leyva Rosabal es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; presidenta del Grupo iberoamericano de mujeres Décima al filo, con sede en Guáimaro, Camagüey, así como del Comité Organizador de sus Encuentros y su concurso, y miembro del Grupo Ala Décima. Entre sus numerosos reconocimientos literarios cuenta con el Premio Ala Décima 2004 y el Premio Iberoamericano Cucalambé 2008, por su libro Los Césares perdidos







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