martes, 16 de abril de 2013

Toda luz y toda mía de marzo


Voz de mujer. Entrega
de Premioluz en Martín Colorín


 
Por Merari Mangly Carrillo, presidenta del Grupo Toda luz y toda mía y representante del Grupo Ala Décima en Sancti Spíritus; laureada con el Premio Ala Décima en el V concurso Décima al filo 2012. Fotos enviadas por la autora


El mes de marzo recordó a la mujer en la poesía. Esta vez, de anfitrión, el local de la sede provincial de la FMC espirituana, con una infusión degustada entre las voces del coro Flor y sus maravillas, de la Cátedra del adulto mayor de la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí Recarey. Sus integrantes, frente a Florinda (Flor), su instructora; iniciaron la tertulia aunando sus voces con una selección de tonadas espirituanas.

Un arco de recorrido por nombres de escritoras cubanas y sus décimas escritas matizó el acercamiento a la mujer en la poesía. Recordar a voces femeninas, como dijera nuestro Virgilio López Lemus, es traer “a la décima su delicadeza, su intimidad que parte de lo emotivo”; “pero sin trivialidades y sin que implique eludir temas universales”, según Mayra Hernández en Hombres necios que acusáis…  Nombres como la Marquesa Justiz de Santa Ana, en el siglo XVIII; en el XIX La Avellaneda y Dulce María Borrero; en el siglo XX, Serafina Núñez, Carilda Oliver, Fina García Marruz y Rafaela Chacón Nardi; entre otras, fueron la antesala para llegar a la acostumbrada promoción del libro y su lectura fue disfrutada con el comentario del libro Brújula contra los inviernos, de Celestina García Palmero, voz representativa de la décima espirituana. Un regalo a Celestina, resultó esta décima de Rafaela Chacón:


HOGAR

Tú y la casa. Tú y las flores.
Tú y los libros desmandados
y los papeles volados
por revueltos corredores.
Tú y los limpios resplandores
del verano. Tú y la huida
de la soledad… Sin brida
se van los miedos mortales.
Tú y las cosas habituales
devolviéndome la vida.


La invitada del mes, María Mercedes Expósito (La China), una mujer que siempre sonríe, escribe y ama; realizó a intervalos una lectura de sus décimas.

Llegó el momento entonces de recordar a la grandísima Dora Alonso y agradecer al Consejo Nacional de Casas de Cultura el Concurso Nacional Martín Colorín. Este año, en la Casa del Alba Cultural; Toda luz y toda mía se sumó a la premiación del evento para otorgar el colateral “Premioluz”, otorgado a niños y jóvenes que cultivan la décima. En este certamen, estuvo dirigido a Luis Javier Landa Bacallao, del municipio Encrucijada, Villa Clara, por esta décima endecasilábica con rima consonante sostenida:


ABUELO

Vienen los años con dulce anhelo
(bastón con canas y desconsuelo),
hasta mi casa. Paz y desvelo.
Pasa la mano sobre mi pelo,
Me cuenta historias de tierra y cielo.
Ante su magia, soy un modelo
viendo su barba de terciopelo.
¡No busques otro! ¡Ese es mi abuelo!


Además del diploma acreditativo, fue entregado como premio un álbum ilustrado, manufacturado, ejemplar único. El colaborador de Toda luz…, Carlos Manuel A. Sierra (Serra), ilustró con técnica mixta las décimas Tristeza profunda, de Danay Menéndez Cruz, Premio Décima en categoría enseñanza primaria, en el Encuentro Debate Provincial de Talleres Literarios Infantiles, Sancti Spíritus, 2013 y; en este mismo evento, el “Premioluz” otorgado a La guajira del rosal, del niño de nueve años Kevin Alexis Morera Lorenzo.


Serra es ilustrador, graduado de la Escuela Internacional de Arte Oscar Fernández Morera, Trinidad, Sancti Spíritus y con sus 20 años, regaló su arte en este tesoro de álbum ilustrado Los niños de toda luz, después de otras colaboraciones anteriores con este espacio sociocultural.

Gracias infinitas a Serra. Felicitaciones a Luis Javier, y a la mujer decimista. Toda luz… sigue siendo diferente cada vez, sin límites de edades, profesiones, sexo u oficio; revitaliza la identidad cubana porque siempre abraza la luz de la décima.


Toda luz y toda mía,
diferente cada vez.
Deslizada a la esbeltez
que emerge en la cubanía.







domingo, 7 de abril de 2013

Tengo en la Casa mi casa


Un hogar de creación

A propósito del vigésimo aniversario de la institución iberoamericana de la décima, con sede en Las Tunas, que en abril inicia su programa de celebración hacia el 20 de diciembre




Cuando llegué, llevado por la poetisa Hermeides Pompa, a la Casa Iberoamericana de la Décima con sede en Las Tunas, haría dos años del nacimiento de esa institución. La escritora había merecido en 1994 el primer premio de poesía en estrofas de diez versos dedicados al amor, convocado por la entidad, y yo lo había ganado al año siguiente, así que por ese entonces debe andar aquella invitación que me hicieron a la Jornada Cucalambeana, fiesta mayor de la décima, surgida en los años 60 y cuya convocatoria quedó en manos de la Casa desde su creación, el 20 de diciembre de 1993.

Hermeides —nacida en 1962; dolorosa y prematuramente desaparecida en el 2000, cuando tenía mucho aún que aportar a la poesía del país— era a la sazón trabajadora de aquel colectivo, e integraba el cohesionado grupo de jóvenes creadores que se forjó al amparo de la institución y que sesionaba en el taller literario Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el Cucalambé —nombre que también lleva el centro—, al tiempo que animaba una de sus primeras actividades caracterizadoras, el Café poético, poco tiempo después rebautizado con el cómplice nombre de Café ConVerso.

A lo que ya había alcanzado la historia precedente de las jornadas cucalambeanas en términos de contribución a la décima oral improvisada y que se propuso continuar la Casa, venía a sumarse ahora, en la esfera de la décima escrita, el aporte singular de aquel grupo de noveles autores, devenidos avanzada, en el territorio oriental, de lo que después se establecería como proceso de revitalización de la estrofa, en su variante para ser impresa y leída. Nombres como los de Carlos Chacón, Carlos Téllez, Daniel Laguna y Antonio Gutiérrez, por solo mencionar algunos, figuraron en ese fraterno concilio fundacional, junto a otros que dejarían brillante huella en la narrativa, como Guillermo Vidal, o en la literatura para niños, como Lesbia de la Fe.

Mucho puede decirse de este centro, ahora que inicia en este abril, mediante un amplio encuentro con sus colaboradores de todo el país, el camino hacia la celebración de sus dos décadas de quehacer. Mucho puede comentarse sobre su rico expediente de labor con los creadores del patio y con los artistas de toda Iberoamérica, en el abarcador espectro interdisciplinario que moviliza desde la décima, de lo cual son ejemplos fehacientes otras de sus actividades caracterizadoras, como el Decimartes (vinculado a las artes plásticas), el Recital poético (en asociación con la música de concierto) o la Noche de Iberoamérica (dedicada a la cultura de un país diferente cada vez).

Pero yo, con perdón de quienes prefieran análisis más hondos, sin duda merecidos, cuando pienso en este vigésimo aniversario lo primero que tengo en mente es a Hermeides llevándome al crisol que era la institución, conducida desde su fundación reciente por Ramoncito Batista, y llevándome a aquella pequeña pero fervorosa ecúmene de poetas emergentes, en la cual los versos ajenos eran siempre mayor motivo de euforia que los propios.

Porque aquel descubrimiento, entre otras muchas ganancias estéticas, fue para mí la revelación de que a aquella entidad hubieran podido nominarla de cualquier de otro modo: centro, fundación, instituto, sitio, fragua. No importaba el título que para ella hubieran elegido. Ella sería, de todos modos, por la naturaleza de sus orígenes, un hogar de creación.

Por eso, cuando recientemente me pidieron sintetizarla en un octosílabo, no se me resistió a brotar el verso: Tengo en la Casa mi casa.




Informaciones sobre una veintena de autores tuneros más, acerca de la más reciente Jornada Cucalambeana y sobre el inicio de las actividades por el aniversario 20 de la institución, mediante el siguiente enlace:
Casa Iberoamericana de la Décima
reunirá a colaboradores

MÁS SOBRE ESCRITORES DECIMISTAS DE ESTA PROVINCIA:





viernes, 5 de abril de 2013

Quinta obra policíaca de Modesto Caballero


Una novela con nombre equivocado

 


Al voltear la última página del libro, confirmo lo que pensé desde el inicio: No es el título que yo al menos hubiera preferido, el de esta novela Sed de sangre, del poeta y narrador Modesto Caballero Ramos (Mayarí, 1948), aparecida bajo el sello de la Editora Política en la reciente Feria Internacional del Libro Cuba 2013.

Sin desdeñar los aciertos de sus anteriores obras de narrativa policíaca, publicadas en los cuatro años precedentes —Culpable sin castigo; Saravia 105, donde el cielo se ve cuadrado; Ciudad en pánico y Doble jaque—, esta de ahora seduce. Seduce incluso antes de entrar en ella, porque ya la nota de contracubierta nos anuncia que se trata del primer caso de asesinos en serie en toda la historia de la investigación policial cubana.

Seduce —siempre en el sentido decoroso de captar el ánimo y no en la connotación de embuste que también puede tener el verbo— por su montaje cuasi cinematográfico y el empleo de otras técnicas como las mudas temporales y espaciales, que junto al eficaz manejo dialógico y otros recursos, conforman una atmósfera capaz de mantener el interés de quien lee.

Cautiva también porque sortea con habilidad los escollos de un escenario de compleja multiplicidad y numeroso y vario espectro protagónico. Sobre el filo de esa navaja, el autor logra tender con mano firme el hilo dramatúrgico, y a mi modo de ver, lo consigue con un mínimo de riesgos de que esa hebra sea cortada por el anonadamiento del lector.

Atrapa por la caracterización hábil de los personajes —desde luego, con mayores alcances en los más determinantes para la trama— pero sobre todo por la indagación humana y el relieve cubanísimo que late en cada caracterización principal.

Y más especialmente, seduce esta novela por la tangibilidad con que presenta a los héroes del conflicto. Aquí no hay policías de piedra, productos de un canon superficial por desdicha presente todavía. Ni agentes edulcorados en el tratamiento de su talento investigativo o su audacia personal. Aquí los héroes son todo lo imperfectos que son los seres humanos, con sus aciertos y desaciertos, sus conflictos internos e interpersonales, y si llegan a héroes es precisamente porque son capaces de actuar, muy por encima de sus sumas y restas, en favor de la justicia y en defensa de la ley y de la ciudadanía.

Lo sabe bien el autor, que viene de esas filas —y esto no lo dice el libro— de los instructores policiales, mílites de una especialidad crucial en el enfrentamiento a la delincuencia y al crimen, y que arriesgan cotidianamente en sus empeños su propia vida espiritual y física.

Una especialidad, tal vez, de las que menos se habla en todo el quehacer de la Policía, requerida por lo mismo del conocimiento y reconocimiento del gran público. A eso sirve también esta Sed de sangre que hay que agradecer a la Editora Política. Y a Modesto Caballero y su sed de tributo a sus compañeros de antes y de ahora.


MÁS SOBRE EL AUTOR:

Modesto Caballero tiene publicado además el decimario Piedra de escándalo (Guatemala, 2008), cuyo primer aniversario celebraron los amigos de Guatemala en décimas —quienes hicieron posible su edición— con el suyo propio, en julio del 2009. (Vea imágenes de la presentación, en el 2008, de Piedra de escándalo, dado a la luz por la Editorial Universitaria guatemalteca). En la sección Decimacontexto: Alzarse al cielo desde la piedra, prólogo del libro, por Pedro Péglez González.

De Modesto, una crónica sobre su participación en la Semana de la Cultura de 2010 en su Mayarí natal. Licenciado en Ciencias Penales y graduado del Diplomado Historia y Práctica de la creación poética en la promoción del 2006, en ese año Modesto fue ganador del tercer premio en el concurso iberoamericano Cucalambé. Es vicepresidente del Grupo Ala Décima y subdirector de este sitio Cuba Ala Décima. Reseñas suyas aparecen en los sitios web Odiseo en el Erebo y Arte poética, del poeta salvadoreño André Cruchaga. El blog de los colegas guatemaltecos ha recogido numerosos textos suyos. Uno de los más recientes es el titulado Apoyo. De Piedra de escándalo es esta estrofa:


LOS PASOS DEL SILENCIO

Cruza la noche en silencio
calzando zapatos claros
van rumbo a los desamparos
de mis pies, los diferencio.
Vuelan las grullas, sentencio
que algún preludio retarde
al sol que en mis venas arde,
pero la noche no cura
mi cansancio. Sigue oscura
mi vocación de ser tarde.

En nuestros archivos, varios poemas de ese poemario: